Violencia sexual durante desastres Centro nacional de recursos sobre la violencia sexual [National Sexual Violence Resource Center] Violencia sexual durante desastres Índice Prólogo 3 Reconocimientos 4 Introducción 6 Definición de “desastre” 8 Factores que contribuyen a la violencia sexual durante desastres 11 Factores de riesgo para la realización de actos de violencia sexual 11 Factores de riesgo para la victimización 13 Obstáculos que impiden el acceso al apoyo y servicios 20 Oportunidades para la prevención 24 Ejemplos de violencia sexual durante desastres 25 Violencia entre parejas íntimas 25 Abuso sexual en la infancia 26 Abuso sexual por parte de cuidadores 28 Trata de personas con fines de explotación sexual, extorsión sexual y sexo por supervivencia 30 Acoso sexual en el lugar de trabajo 31 Abuso sexual mediante imágenes 35 Odio sexualizado y violencia motivada por sesgos 35 Agresión sexual en el contexto de la reclusión 37 Violencia sexual en refugios y campamentos para personas desplazadas 39 Violencia sexual durante desastres Índice El trauma y la sanación durante desastres 40 El estrés relacionado con los efectos inmediatos y a largo plazo de los desastres 40 Condiciones retraumatizantes de los refugios 40 Ansiedad en el entorno médico 41 El trauma complejo 41 Traumas históricos 42 Necesidades de sanación no satisfechas 42 Sanación y recuperación centradas en el sobreviviente y en la comunidad 44 Resiliencia histórica y métodos ancestrales 44 Cuidado colectivo y ayuda mutua 50 Respuesta ante emergencias, desde la crisis hasta la estabilización 53 Estrategias para la prevención sostenible 60 Cambios organizacionales 60 Establecimiento de coaliciones 66 Educación en torno a políticas 72 El camino hacia adelante 77 Recursos recomendados (en inglés) 79 Glosario 83 Fuentes consultadas (en inglés) 85 2 Violencia sexual durante desastres Prólogo Tras las caóticas secuelas del huracán Katrina en el año 2005, el aumento en incidentes de violencia sexual se convirtió en una catástrofe dentro de la misma tragedia. Incitados por los relatos de los sobrevivientes y la consciencia de que los desastres empeoran las situaciones que contribuyen a la existencia de abuso, acoso y agresión sexual, la Fundación contra la agresión sexual en Louisiana (LaFASA) y el Centro nacional de recursos sobre la violencia sexual [National Sexual Violence Resource Center o NSVRC] comenzaron a analizar este asunto. Ambas organizaciones se asociaron para crear la publicación Cómo prevenir y responder ante la violencia sexual durante desastres: una guía de planificación para la prevención y respuesta (Klein, 2008). La guía ofrece recomendaciones prácticas dirigidas a intercesores que trabajan con víctimas, socorristas, personal de gestión de desastres, entre otros, para prepararse, prevenir y responder ante la violencia sexual durante desastres. Por más de una década desde su publicación, la guía ha sido uno de los recursos más solicitados del NSVRC y ha sido fundamental para ayudar a las comunidades a desarrollar planes para prevenir y abordar la violencia sexual cuando ocurren los desastres. Durante ese período, la frecuencia y gravedad de los desastres climáticos y meteorológicos han aumentado constantemente, afectando a regiones en todo EE.UU. y el mundo. Simultáneamente, investigadores, periodistas, organizaciones de derechos humanos, socorristas e intercesores que trabajan con víctimas han seguido examinando y documentando la prevalencia, causas y consecuencias de la violencia sexual y de género en el contexto de los desastres. Este trabajo continuo ha seguido profundizando la comprensión y ampliando la concientización en torno a las conexiones entre la opresión, los desastres y la violencia sexual. En el año 2020, mientras la pandemia delL COVID-19 se propagaba y las órdenes de confinamiento en casa entraban en vigor en todo el mundo, muchos centros comunitarios de crisis por violación y programas contra la violencia doméstica reportaron un notable incremento en las llamadas a las líneas directas y en la petición de servicios. Al mismo tiempo, se hizo rápidamente evidente que, debido al racismo estructural y desigualdades históricas en términos económicos, de salud y vivienda en los Estados Unidos, las comunidades Negras, indígenas y otras poblaciones de color resultaron afectadas desproporcionadamente por el coronavirus en sí, por la crisis financiera que surgió debido a este y los riesgos posteriores de victimización de violencia sexual. El NSVRC reconoció la necesidad de actualizar los recursos que pudieran ayudar a resaltar y transmitir las lecciones aprendidas de la pandemia COVID-19 y otros desastres recientes, prestando atención particular a las desigualdades raciales y sociales que influyen en los desastres y la violencia sexual. Convocamos a un grupo asesor de organizaciones que trabajan a nivel local, estatal y nacional apoyando a sobrevivientes de violencia sexual Negros, indígenas, latines, asiáticos-estadounidenses e isleños del Pacífico. Estos líderes en nuestro movimiento han guiado la creación de este recurso. 3 Reconocimientos NSVRC desea agradecer a las personas y organizaciones fundamentales en el desarrollo de esta guía. Cuando iniciamos el proceso de planificación de este recurso, era imperativo que trabajáramos en conjunto con aquellos que trabajan dentro de y junto a las comunidades más afectadas por desastres. Les agradecemos a las personas que aceptaron ayudarnos, que ofrecieron su experiencia y conocimiento, y quienes, constantemente, nos recordaron que satisfacer las necesidades de las poblaciones marginadas y confrontar el racismo sistémico, estructural e institucional que figura como el factor contribuyente clave en los desastres siempre deben permanecer al frente de nuestro trabajo. Es un honor forjar comunidad con estas personas. Expresamos nuestra profunda gratitud a: Los integrantes del grupo asesor de la publicación “Violencia sexual durante desastres”: Sevonna Brown, co-directora ejecutiva de Black Women’s Blueprint, Farah Tanis, co-directora ejecutiva de Black Women’s Blueprint, Indira Henard, directora ejecutiva del Centro de crisis por violación de DC, Chandra Dawson, trabajadora social independiente licenciada y trabajadora social clínica licenciada Strong Oak Lefebvre, directora ejecutiva de Visioning B.E.A.R. Circle Intertribal Coalition, Inc. Mira Yusef, directora ejecutiva de Monsoon Asians and Pacific Islanders in Solidarity/National Asians & Pacific Islanders Ending Sexual Violence Kimber Nicoletti-Martínez, magíster en trabajo social, trabajadora social clínica licenciada, directora de esfuerzos multiculturales para acabar con la agresión sexual Además, no pudiéramos haber creado este recurso sin la gran cantidad de personas que trabajaron con los integrantes de nuestro grupo asesor brindando retroalimentación, revisiones y relatos para ayudarnos a entender el impacto de los desastres sobre las comunidades de color. Nos honra haber compartido espacios sagrados y haber escuchado de parte de las siguientes personas: Loretta Afraid of Bear Cook, líder legado del programa Spirit Aligned Leadership de la nación Lakota, Katsi Cook, líder legado del programa Spirit Aligned Leadership de la nación Mohawk Stacie Fourstar, magistrada superior de las tribus Sioux y Assiniboine de Fort Peck y Sioux, Orlene Gray Davis, directora general de programas de Black Women’s Blueprint Esta guía fue posible gracias al trabajo dedicado de su autora, Annie Gebhardt, magíster en salud pública. Estamos sumamente agradecidos por su ayuda impulsando este proyecto desde la visión a la realidad. 4 Violencia sexual durante desastres En el año 2020, el mundo quedó abrumado por la pandemia del COVID-19, una crisis global de salud pública de magnitud sin precedentes. Al cabo de un año del inicio de la pandemia, se había diagnosticado a 30 millones de personas y más de 500 mil habían fallecido a causa del virus solo en los Estados Unidos (Wu & Chiwaya, 2020). Adicionalmente, las consecuencias socioeconómicas indirectas de la pandemia ocasionaron aproximadamente 30 mil muertes más (Matthay et al., 2021). En un esfuerzo para limitar la propagación de la infección, negocios y agencias en todo el país cerraron sus puertas, en tanto la nación recibía órdenes de permanecer en casa. Durante el primer mes de la pandemia, más de 20.5 millones de personas en los EE.UU. perdieron su trabajo (Kochhar, 2020; Long & Van Dam, 2020). Mientras las familias y comunidades de todo el país luchaban por sobrevivir ante los efectos directos e indirectos del virus, Estados Unidos se vio también afectado por desastres climáticos y meteorológicos los cuales fueron históricos en términos de cifras y gravedad. En la costa este, la temporada de huracanes en el Atlántico del año 2020 ocasionó 30 tormentas nombradas, una cifra récord; 11 de estas alcanzaron tierra en el territorio continental de los Estados Unidos (Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los EE.UU. [NOAA, por sus siglas en inglés], 2021). En la costa oeste, varios estados batallaron para contener y recuperarse tras la peor temporada de incendios registrada, que dejó más de cinco millones de acres quemados, miles de edificios destruidos y una numerosa pérdida de vidas (Migliozzi et al., 2020). Los estados de las regiones sur y central vivieron la segunda temporada de tornados más mortífera en una década (Centro de predicciones de tormentas, sin fecha). En medio de estos desastres agudos, el desastre continuo del racismo sistémico surgió al frente de la conciencia nacional. Una cifra innumerable de personas alrededor del país y del mundo se unieron a levantamientos sociales en todos los estados, en protesta contra la violencia policial y el racismo contra los negros tras el asesinato de George Floyd a manos de un policía en Minneapolis. A medida que continuaba la pandemia COVID-19, se hizo evidente que las personas Negras, indígenas y latinas estaban muriendo a causa del virus a una tasa dos o más veces mayor a la de las personas blancas, debido a desigualdades de salud históricas (Centros para el control y prevención de enfermedades [CDC, por sus siglas en inglés] 2021). Al mismo tiempo, la retórica racista proveniente de los niveles más altos del gobierno coincidió con un aumento en violencia y odio contra los asiáticos estadounidenses e isleños del Pacífico (Tavernise & Oppel, 2021). Introducción Los desastres revelan y refuerzan las desigualdades sociales, políticas y económicas que existen en los Estados Unidos y en el mundo. Los efectos inmediatos y a largo plazo de los desastres aumentan la prevalencia general del acoso, abuso y agresión sexual; empeoran la frecuencia y gravedad de los daños contra las víctimas que se encuentran en una situación de violencia sexual continua1, y exacerban las barreras y obstáculos para los sobrevivientes en su sanación. Aunque los efectos de los desastres, incluyendo la violencia sexual, son generalizados, las dificultades no afectan a todas las poblaciones de la misma manera. La historia y el legado continuo del colonialismo, el racismo institucionalizado, el heteropatriarcado y la opresión sistémica les dan forma tanto a las causas como a los efectos de los desastres en los Estados Unidos. Las desigualdades subyacentes, los desastres y la violencia sexual generan una “colisión de crisis” que afecta desproporcionadamente a las poblaciones Negras, indígenas y otras comunidades de color (BIPOC, por sus siglas en inglés); 2 a las personas que viven bajo condiciones de inseguridad económica y de vivienda; inmigrantes con y sin documentos; personas con discapacidades; adultos mayores; jóvenes; personas LGBTQ3 ; mujeres; personas transgénero y no binarias; así como aquellos cuyas identidades convergen entre estas y otras identidades históricamente marginadas. 1”Violencia sexual” es un término amplio que describe cualquier tipo de abuso, acoso o agresión sexual. Esto incluye la trata de personas para fines de explotación sexual, extorsión sexual, coerción reproductiva y contacto o exposición sexual no deseada. Las personas que cometen actos de violencia sexual pueden usar la fuerza, amenazas, manipulación o coerción para cometer estos actos. Frecuentemente conocen y tienen la confianza de las personas que abusan y es posible que victimicen a personas de cualquier edad o género. 2BIPOC son siglas que significan “personas Negras, indígenas y otras poblaciones de color”. Se utiliza ampliamente en este recurso y en algunas comunidades activistas y académicas para reconocer y centrar la violencia específica, el olvido cultural y la opresión sistémica que viven las personas Negras e indígenas en los Estados Unidos. 3LGBTQ son siglas que significan “lesbianas, gay, bisexuales, transgénero y queer o que cuestionan su orientación sexual”. Se utiliza ampliamente en este recurso como un término extenso para las personas cuya orientación sexual o identidades de género han sido marginadas históricamente. 6 Violencia sexual durante desastres Las condiciones de riesgo y desigualdad que conllevan al aumento de la violencia sexual y las dificultades para los sobrevivientes durante los desastres no se materializan cuando llegan los desastres ni desaparecen cuando merma la situación. Estas preceden, se magnifican y, frecuentemente, se afianzan incluso más tras los desastres. Junto con estas condiciones, durante los desastres y en otros momentos, existe la resiliencia individual y colectiva, así como las estrategias de supervivencia de los sobrevivientes y las comunidades, especialmente entre aquellos que ya soportan la carga desproporcionada de las causas subyacentes y consecuencias a largo plazo de la opresión sistémica y la violencia sexual. El trabajo para eliminar las desigualdades y la injusticia es un elemento integral de la preparación ante desastres y la prevención de la violencia; todos tenemos un papel que desempeñar. Los integrantes de la comunidad pueden compartir recursos y apoyo social, establecer coaliciones y abogar a favor de políticas y programas equitativos. Los prestadores de servicios pueden construir sistemas de atención social accesibles, equitativos y holísticos. Los hacedores de política pueden dar prioridad la equidad en la vivienda, atención médica, gestión de desastres y más. Las estrategias para prevenir y responder significativamente ante la violencia sexual durante desastres pueden incrementar la equidad, la seguridad y la sanación no solo durante los desastres, sino en todo momento. Esta guía se apoya en investigaciones, informes y las experiencias vividas por los sobrevivientes para así explorar las conexiones entre la violencia sexual y los desastres; las desigualdades que les dan forma a ambos; las lecciones que se deben aprender a partir de la resiliencia de los sobrevivientes y sus comunidades; así como oportunidades para que todos podamos prevenir la violencia sexual antes, durante y después de que ocurran los desastres. Definición de “desastre” Comúnmente, un desastre se define como: una grave perturbación del funcionamiento de una comunidad o sociedad, que ocasiona pérdidas e impactos humanos, materiales, económicos o medioambientales de gran alcance, que sobrepasan la capacidad de la comunidad o sociedad afectada para afrontar lo sucedido usando sus propios recursos (Estrategia internacional de las Naciones Unidas para la reducción del riesgo de desastres, 2009). Esta definición incluye desastres ocasionados por amenazas naturales, como huracanes, inundaciones, tornados, terremotos, incendios, epidemias y pandemias.4 También incluye desastres resultado de las acciones humanas, como guerras, terrorismo y represión política; explosiones nucleares y radiación; así como la contaminación del aire, agua y suelo consecuencia de la agricultura comercial, la manufactura, la extracción de petróleo y gas, la minería y otras industrias. Los desastres también pueden surgir de una combinación de causas tanto naturales como humanas, como la destrucción de una planta nuclear tras un terremoto, la inundación de un almacén de desechos tóxicos tras el paso de un huracán, o el agravamiento de una epidemia debido a desigualdades estructurales y respuestas discriminatorias. Por definición, no es la causa de un incidente la que genera un desastre, sino las abrumadoras consecuencias para las personas y comunidades (Zibulewsky, 2001). Aunque algunos incidentes, como huracanes y terremotos, pueden ser naturales e inevitables, la devastación que ocasionan a las personas y comunidades no lo son. La frecuencia, gravedad y distribución de pérdidas que definen a las catástrofes las determinan las condiciones sociales, económicas y políticas en las que ocurre un incidente potencialmente desastroso (Jacobs,2019). Estas condiciones subyacentes son el resultado de decisiones y actos humanos vinculados con inversiones “Con frecuencia, los desastres se describen como grandes incidentes ecualizadores, que victimizan tanto a ricos como a pobres. Los efectos de los desastres sobre las poblaciones no son una cuestión de azar... Los mismos factores que ponen en desventaja a integrantes de una sociedad a diario también se manifiestan durante los desastres”. — Kathleen Tierney (Tierney, 2014, según se cita en una publicación de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias de los EE.UU. [FEMA, por sus siglas en inglés], 2020, pág. 12) y desigualdades que fortalecen o menosprecian o socavan la capacidad de las comunidades para prepararse, sobrevivir y recuperarse ante los desastres. Por lo tanto, “no existe tal cosa como un desastre natural” (Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja [IFRC, por sus siglas en inglés], 2020b; N. Smith, 2006). Las comunidades BIPOC enfrentan riesgos desproporcionados ante un desastre debido al racismo sistémico y la injusticia medioambiental. Como consecuencia de ordenanzas excluyentes de zonificación, sesgos raciales en el valor de las propiedades, prácticas discriminatorias en los préstamos por parte de bancos y compañías de seguro (“redlining”), así como otros tipos históricos de discriminación económica y en la vivienda, los vecindarios BIPOC, de forma desproporcionada, están ubicados cerca de instalaciones industriales, refinerías petroleras, rellenos sanitarios y carreteras (Colegio de Abogados Estadounidenses [ABA, por sus siglas en inglés], 2020; Asociación Estadounidense de Salud Pública [APHA, por sus siglas en inglés], sin fecha; Squires, 2017). De hecho, hay estudios 4Una epidemia es el incremento inesperado en la cantidad de casos de una enfermedad dentro de una población o región. Una pandemia es una epidemia que se ha propagado a múltiples países o continentes. 8 Violencia sexual durante desastres que demuestran que la raza es el indicador número uno respecto a la ubicación de instalaciones tóxicas en los Estados Unidos (APHA, sin fecha; Bullard et al., 2007; Clark et al., 2014; Comisión para la justicia racial, 1987). En violación de la soberanía tribal y las leyes federales, de manera sistemática, los territorios tribales son objeto de las corporaciones privadas para la extracción de petróleo, gas, carbón y construcción de oleoductos, mientras los hacedores de política a escala estatal y federal debilitan las regulaciones (Glick, 2019; Nelson, 2020; Osborne, 2018). Durante la Guerra Fría, Estados Unidos realizó numerosos ensayos de armas en el Pacífico, detonando 67 bombas nucleares, lanzando una docena de armas biológicas y enterrando 3.1 millones de pies cúbicos de plutonio y otros desechos radioactivos en las Islas Marshall, lo cual conllevó a desplazamientos generalizados, destrucción de recursos y consecuencias negativas para la salud que aún persisten entre muchos indígenas isleños del Pacífico en la actualidad (Gerrard, 2015; Jose et al., 2015; Rust, 2019; Yam, 2020). La proximidad cercana a estas diversas instalaciones y operaciones aumenta los riesgos para las comunidades BIPOC de desastres agudos como accidentes industriales y derrames petroleros, así como exposición crónica a emisiones tóxicas, contaminación del agua y otras amenazas medioambientales que contribuyen a las desigualdades sanitarias (APHA, n.d.; Berkovitz, 2020; Cliffton et al., 2020). Las prácticas discriminatorias en la vivienda (del pasado y en el presente) también hacen que los vecindarios BIPOC estén ubicados, de manera desproporcionada, en zonas costeras bajas ecológicamente vulnerables a huracanes e inundaciones (Squires, 2017). Por ejemplo, los propietarios Negros en New Orleans eran tres veces más propensos a haber sufrido inundaciones comparado con los propietarios blancos durante el huracán Katrina, debido a su ubicación geográfica en la ciudad y el fracaso gubernamental en la reparación de los diques de protección (Cliffton et al., 2020). A pesar de los riesgos desproporcionados y los costos a las comunidades BIPOC durante los desastres, las personas que tienen el poder de elaborar políticas medioambientales e implementar planes de gran escala ante desastres constantemente excluyen la experiencia y conocimientos de estas poblaciones (Sze, 2006). Todas estas instancias son manifestaciones de un racismo medioambiental enquistado y generalizado5. Los desastres ponen en evidencia y exacerban las desigualdades omnipresentes. El racismo sistémico, colonialismo, nativismo, sexismo, clasismo, discriminación por edad, capacitismo, heterosexismo, cissexismo y otros tipos de opresión dejan a las comunidades marginadas expuestas a tasas más altas de morbilidad, mortalidad, desempleo e inseguridad en la vivienda, así como mayores obstáculos a la hora de evacuaciones, búsqueda de servicios esenciales y recuperación en cada una de las etapas de las planificación y respuesta ante desastres (Cliffton et al., 2020; FEMA, 2020). La definición de desastre también ofrece una óptica para comprender cómo el colonialismo, la supremacía blanca, el racismo institucionalizado y otros tipos de opresión también son desastres históricos, causados por el ser humano. Al igual que otros desastres, estos generan “pérdidas humanas, materiales, económicas y medioambientales de gran alcance” entre las poblaciones BIPOC, a quienes los gobiernos, empresas y otras instituciones han despojado, explotado y privado de sus “propios recursos”. Estas instituciones incluso han planificado, autorizado y llevado a cabo desastres dirigidos contra las comunidades BIPOC, como la esclavitud, masacres, desplazamiento forzado e internados obligatorios para niños indígenas, ocasionando efectos perdurables sobre los sobrevivientes y su descendencia (University of Minnesota Extension, sin fecha). El racismo estructural se ha descrito ampliamente como una pandemia en sí, una que ha generado disparidades de salud, enfermedades crónicas, 5El racismo medioambiental es un tipo de racismo sistémico en el cual las políticas y prácticas gubernamentales, corporativas y de otra índole institucional desproporcionadamente exponen a las poblaciones Negras, indígenas y otras comunidades de color a amenazas sanitarias como la contaminación, toxinas y desechos peligrosos donde viven y trabajan estas personas. 9 muertes y trauma en personas y comunidades BIPOC en los Estados Unidos durante siglos (Cheng & Conca-Cheng, 2020; Krisberg, 2021; Laurencin & Walker, 2020; M. Singh, 2020). Esto nos exige centrar, enaltecer y aprender de la resiliencia y estrategias empleadas por las comunidades BIPOC para resistir y soportar estos desastres históricos y actuales. Los desastres son comunes en los Estados Unidos y alrededor del mundo y, en cualquier momento, a muchas comunidades se encuentran tratando de sobrellevar varios desastres a la vez. Cuando ocurre un desastre tras otro, su impacto se multiplica entre sí. Esto hace que sea sumamente difícil que las comunidades puedan sobrevivir y recuperarse. Se espera que la convergencia de desastres sea cada vez más común en las próximas décadas debido al cambio climático y la continuación de las injusticias (Flavelle & Fountain, 2020). Los desastres climáticos y meteorológicos se han vuelto más frecuentes en el último siglo. Se pronostica que la cantidad, intensidad, duración, variabilidad e impacto de estos “Aunque los desastres naturales y las enfermedades no discriminan, sabemos que las personas sí pueden y lo hacen. Estas calamidades que ‘afectan a todos por igual’ ponen en evidencia ante el mundo las mayores debilidades de nuestra nación: las peligrosas y omnipresentes desigualdades entre raza, clases, identidad de género y orientación sexual.” — Pascale Leone (2020, p. 1) incidentes ascenderá en tanto el incremento en las temperaturas globales ocasionan un aumento en el nivel del mar y más precipitación, inundaciones, sequías y olas de calor (APHA, n.d.; IFRC, 2020b; Kaplan, 2020; U.S. Geological Survey [USGS], n.d.). Los efectos del cambio climático, incluyendo la expansión de los desiertos, la degradación medioambiental y el aumento en los niveles del mar actualmente desplazan a más de 20 millones de personas cada año, obligándolas a migrar a otras regiones o países (McDonnell, 2018; Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados [UNHCR], n.d.). Los investigadores anticipan que muchas islas del Pacífico en zonas bajas, como las Islas Marshall, quedarán inhabitables para el año 2050, debido a las consecuencias directas e indirectas de las inundaciones producidas por las olas (IFRC, 2020b; Storlazzi et al., 2018). El cambio climático también podría aumentar los riesgos de enfermedades infecciosas con potencial epidémico, así como los desastres causados por el ser humano vinculados con la inestabilidad política, el conflicto armado y el terrorismo alrededor del mundo (APHA, n.d.; Hsiang et al., 2013; IFRC, 2020b; Asamblea General de las Naciones Unidas, 2009; Werrell & Femia, 2018; Worland, 2020). Sin profundos cambios en las políticas públicas y la asignación de recursos, las consecuencias de estos incidentes seguirán siendo, desproporcionadamente, una carga para las poblaciones BIPOC, de escasos recursos y otras comunidades marginadas, debido a las desigualdades raciales y socioeconómicas en una amplia gama de factores, incluyendo la vivienda, salud y atención médica, así como la planificación y auxilio ante desastres (APHA, n.d.; IFRC, 2020b). 10 Violencia sexual durante desastres Factores que contribuyen a la violencia sexual durante desastres Los efectos inmediatos y a largo plazo de los desastres intensifican los factores de riesgo para la realización de actos de violencia y victimización sexual. De igual forma, crean y empeoran las barreras existentes para la seguridad y sanación de los sobrevivientes, y para la rendición de cuentas de las personas que cometen delitos sexuales. Como consecuencia, la violencia sexual a menudo se convierte en otra tragedia dentro de la tragedia a raíz de un desastre. Estos factores contribuyen al aumento en incidentes de violencia sexual cuando suceden los desastres y durante largo tiempo después. Es importante notar que estos factores no son inevitables. Al actuar para reducir los factores de riesgo, impulsar la equidad y fortalecer el apoyo comunitario antes de que surjan los desastres, los integrantes de la comunidad, proveedores de servicio y hacedores de política pueden prevenir la violencia sexual durante momentos de desastre y en cualquier otro momento. Factores de riesgo para la realización de actos de violencia sexual Las investigaciones han identificado factores de riesgo individuales, relacionales, comunitarios y sociales que pueden aumentar la probabilidad de que una persona cometerá actos de violencia sexual (CDC, sin fecha). Muchos de estos factores de riesgo, los cuales prevalecen incluso sin que ocurra un desastre, aumentan debido a las dificultades psicológicas, interpersonales, económicas, físicas y de otra índole ocasionadas por las catástrofes. Cabe destacar que ninguna de estas condiciones son la causa directa de la violencia sexual y no todos los que viven estos factores de riesgo cometerán actos de violencia sexual. Sin embargo, la intensificación de estos riesgos puede incrementar la probabilidad de acoso, abuso y agresión sexual en el contexto de los desastres. Individuales Frecuentemente, los desastres causan un trauma significativo, estrés y grandes pérdidas, incluyendo la pérdida de hogares, empleos y seres queridos. Estas experiencias pueden abrumar las capacidades de una persona para sobrellevar una situación, a la vez que limita el acceso a sus estrategias habituales para enfrentar desafíos. En el caso de algunas personas, esto puede llevarlas a un mayor consumo de drogas o alcohol para manejar el trauma y estrés generados por un desastre. También puede contribuir a la depresión, ideas suicidas y otras 11 preocupaciones de salud mental (Czeisler et al., 2020). Al mismo tiempo, los desastres pueden hacer que el tratamiento de la salud mental y de rehabilitación por consumo de drogas, así como otros apoyos sean más difíciles o imposibles de acceder. Todos estos factores: las limitaciones en las destrezas para sobrellevar una situación, el consumo de drogas y alcohol, necesidades de salud mental sin atender, pudieran aumentar la probabilidad de que un individuo cometa actos de violencia sexual (CDC, n.d.a, n.d.b, n.d.d; Storey, 2020; Thurston et al., 2021; Organización Mundial de la Salud [WHO], 2005). Las condiciones que crean los desastres pudieran incrementar no solo la probabilidad, sino también el potencial grado de letalidad de la violencia sexual y de género. Los desastres pueden ocasionar proyecciones en la compra de armas y la presencia de un arma de fuego puede aumentar dramáticamente la probabilidad de incidentes violentos fatales en hogares con antecedentes de violencia entre parejas, abuso contra adultos mayores u otro tipo de violencia interpersonal (Bettinger-Lopez & Bro, 2020; Bleiweis & Ahmed, 2020; Makaroun et al., 2020). Relacionales A medida que las personas batallan para sobrellevar un desastre y sus secuelas, las dinámicas pueden cambiar y es posible que aumente la tensión entre familias y en otras relaciones (Bancroft, 2018). El estrés y los conflictos familiares, las relaciones deficientes entre padres e hijos, así como un entorno familiar con poco apoyo emocional, pueden contribuir al riesgo de la realización de actos de violencia sexual (CDC, sin fecha). Posiblemente, las personas busquen refugiarse con parientes, amigos o conocidos, lo cual puede incrementar el potencial para el abuso de menores (CDC, n.d.a). Es posible que las personas se vuelvan cada vez más dependientes económica y emocionalmente de los familiares mayores a quienes cuidan y sientan más resentimiento sobre su rol como cuidadores en medio de dificultades financieras y exigencias concurrentes sobre su tiempo y recursos. Esto puede aumentar el riesgo de abuso contra los adultos mayores, incluyendo el abuso sexual (CDC, n.d.b; Makaroun et al., 2020; Storey, 2020). Los círculos sociales externos a la familia también podrían verse comprometidos tras un desastre, incrementando el aislamiento social y reduciendo el apoyo social, lo cual contribuye a los riesgos de realización de actos abusivos contra menores o adultos mayores (CDC, n.d.a, n.d.b; WHO, 2005). En la comunidad Las sanciones leves contra las personas que cometen delitos sexuales y una falta de apoyo institucional de la policía y los sistemas judiciales en la comunidad incrementan el riesgo de realización de actos de violencia sexual. Estos sistemas ya presentan carencias en términos de servicios accesibles y una respuesta con relevancia cultural y no son útiles para muchos sobrevivientes de abuso, acoso y agresión sexual. Después de un desastre, estos sistemas tienden ser incluso menos accesibles y con menor capacidad de respuesta. Es posible que las autoridades se abrumen respondiendo ante el desastre en sí y no estén disponibles para recibir denuncias ni efectuar investigaciones relacionadas con incidentes de violencia sexual. A los delitos sexuales quizá se les dé menor prioridad que a otros delitos en el contexto de un desastre (Klein, n.d.; Thurston et al., 2021; WHO, 2005). Los sistemas como los de libertad vigilada o condicional, tratamiento y evaluación de drogas por orden judicial y los servicios de salud mental y de comportamiento que brindan supervisión, rendición de cuentas y apoyo a las personas condenadas por delitos de violencia sexual pudieran también verse interrumpidos durante y después de un desastre, incrementando los riesgos de reincidencia (Yukhnenko et al., 2020). A menudo, es necesario sacar a las personas de las instalaciones penitenciarias durante un desastre para proteger su vida y seguridad y esto debe formar parte de la planificación y respuesta ante desastres en las comunidades. Sin embargo, esto también aumenta el riesgo a las víctimas que habitan en la comunidad, a menos de que existan protocolos y precauciones claras para facilitar la liberación segura de los recluidos en el contexto de los desastres (Centro nacional de recursos para el acercamiento a víctimas [NRC, por sus siglas en inglés] y la Red de mujeres de color [WOCN], 2020). 12 Violencia sexual durante desastres Los factores de riesgo a escala comunitaria para la realización de actos de violencia sexual también incluyen la pobreza y la falta de oportunidades de empleo (CDC, n.d.d). Estas condiciones también incrementan durante los desastres, dado el cierre o destrucción de negocios, aumento de tasas de desempleo y reducción en ingresos (WHO, 2005). Los efectos socioeconómicos de los desastres pueden prologarse durante años o incluso décadas después de la catástrofe. Sociales Las leyes y políticas débiles en relación con la violencia sexual y la equidad de género aumentan la probabilidad de realización de actos de violencia sexual (CDC, n.d.d). Aunque el reconocimiento de la convergencia entre los desastres y la violencia sexual ha aumentado durante el siglo XXI, muchos esfuerzos de planificación y respuesta ante incidentes a nivel local, estatal y federal aún fallan a la hora de tomar en cuenta y abordar adecuadamente el incremento en los riesgos de realización de actos de violencia sexual y las barreras que enfrentan los sobrevivientes. Al integrar la prevención e intervención de la violencia sexual en las prácticas y políticas, los socorristas, trabajadores de refugios, legisladores y otros actores pueden ayudar a reducir los riesgos de realización de actos de violencia sexual durante y posteriormente a los desastres. Factores de riesgo para la victimización La violencia sexual está arraigada en la opresión (Guy, 2006). Las personas que cometen actos de violencia sexual frecuentemente se enfocan en quienes poseen menos poder social, económico o político en el mundo y quienes, por lo tanto, tienen más obstáculos reales o percibidos, para resistir, denunciar y movilizar sistemas de apoyo y de rendición de cuentas. Dadas las opresiones y desigualdades convergentes, las personas Negras, indígenas y comunidades de color; las personas en situación de pobreza o desalojadas; las personas con discapacidades; los adultos mayores; los jóvenes y niños; las personas LGBTQ y las mujeres se encuentran entre aquellos que sufren de las mayores tasas de violencia sexual. Los riesgos de victimización son incluso mayores para las personas con más de una de estas identidades, quienes enfrentan más niveles de opresión. Estas personas y poblaciones también enfrentan cargas y obstáculos desproporcionados, incluyendo mayores dificultades económicas y desigualdades significativas en la salud y atención médica antes, durante y bastante tiempo después de los desastres (IFRC, n.d.b). A medida que los desastres exacerban y consolidan más las desigualdades estructurales existentes, multiplican los factores de riesgo para la victimización sexual entre comunidades marginadas (Centro nacional de recursos sobre la violencia sexual [NSVRC], 2012b; Ruíz et al., 2020). Inseguridad económica Cuando las personas viven situaciones de inseguridad económica, como no tener la certeza de que podrán pagar la vivienda, comprar alimentos, cubrir gastos o sobrellevar contratiempos financieros inesperados, las probabilidades de sufrir un incidente de violencia sexual aumentan significativamente (Breiding et al., 2017). La inseguridad económica puede incrementar la dependencia económica en parejas, familiares o parientes, cuidadores, empleadores, conocidos y otras personas para procurar techo, comida y otras necesidades, aumentando así el potencial de abuso. Las personas que cometen actos de violencia sexual frecuentemente explotan y perpetúan estas condiciones a fin de coaccionar y controlar a las víctimas. Esto puede dificultar profundamente o hacer imposible el escape de una situación de abuso sexual. Los desastres generan increíbles pérdidas financieras para las personas, familias y comunidades, intensificando así la inseguridad económica y la vulnerabilidad a la violencia sexual (Peterman et al., 2020; Thurston et al., 2021). Los desastres a menudo resultan en grandes pérdidas de empleo, ingresos, vivienda y13 posesiones personales, a la vez que generan enormes costos de atención médica, reubicación y recuperación. Al mismo tiempo, los apoyos y sistemas en la comunidad que pudieran brindar sustento a algunas personas ante una crisis financiera personal, como redes personales de apoyo, organizaciones privadas y sistemas públicos, frecuentemente se ven abrumados e inaccesibles durante la crisis colectiva suscitada por el desastre. Estas pérdidas revelan y consolidan aún más las desigualdades económicas existentes en la sociedad. Los efectos económicos de los desastres y el aumento simultáneo del riesgo de victimización sexual afectan desproporcionadamente a individuos que ya viven en una situación de marginación económica, incluyendo las poblaciones Negras, Indígenas y de otras personas de color; inmigrantes con y sin documentos; personas con discapacidades; personas de la comunidad LGBTQ; mujeres; trabajadores de bajo sueldo; y las personas cuyas identidades convergen entre sí y con otras identidades históricamente marginadas (Evans et al., 2020; Mukherji, 2020; Polaris, 2020g). Debido al racismo estructural y las persistentes desigualdades en materia de empleo, educación, vivienda y salud, las poblaciones Negras, Indígenas y otras personas de color poseen una cantidad de patrimonio acumulado significativamente menor a la de las personas blancas en promedio; están sobrerrepresentados en trabajos de bajo salario y, de forma desproporcionada, trabajan en industrias con mayor probabilidad de resultar afectadas por el desempleo durante un desastre, como restaurantes, hoteles, cuidado infantil, comercio minorista y transporte (Centro para las prioridades presupuestarias y de política [CBPP], 2021; Hamel et al., 2017; Kochhar & Barroso, 2020). Otras comunidades que desproporcionadamente enfrentan altos índices de pobreza, brechas salariales y discriminación en el trabajo, incluyendo a personas LGBTQ e individuos con discapacidades, también resultan afectadas desproporcionadamente por los costos de un desastre (Bleiweis & Ahmed, 2020). Durante la pandemia COVID-19, la mayoría de los trabajos en industrias con bajos salarios se perdieron, ocasionando un impacto desproporcionado sobre los trabajadores BIPOC, los inmigrantes, las mujeres, los trabajadores jóvenes y trabajadores con menos educación formal (CBPP, 2021; Falk et al., 2021; Kochhar, 2020; Long & Van Dam, 2020). Las convergencias del racismo y el sexismo son incluso más evidentes en el desempleo durante la pandemia: los datos sugieren que las mujeres Negras vivieron la mayor pérdida de trabajo, mientras que entre las mujeres latinas 6 se evidenció la tasa de desempleo más alta tras un mes del inicio de la crisis (Ruíz et al., 2020). Seis meses después de que el presidente declaró la pandemia una emergencia nacional, 72% de los encuestados latinos, 60% de los encuestados Negros y 55% de los encuestados indígenas estadounidenses “Una de las cosas que sabemos acerca de los desastres es que no solo exacerban los impactos de las desigualdades estructurales, sino que las consolidan. También eliminan muchas de las redes de seguridad social disponibles y limitan las estrategias para salir de situaciones generadas por opresiones estructurales coincidentes”. (Ruíz et al., 2020, p. 18) informaron que sus hogares estaban enfrentando graves problemas financieros, comparado con 37% de los encuestados asiáticos y 36% de los encuestados blancos (Chatterjee, 2020). Esta situación se ha agravado debido al hecho de que las prestaciones por desempleo se han retrasado para millones de personas en los Estados 6En inglés, este recurso utiliza el término “Latinx” (latine, en español) como un término de género neutro y no binario al hablar de personas de cultura u origen latinoamericano, independientemente de la raza. [Nota de la traductora] Las reglas lingüísticas formales del idioma español en cuanto al uso del género no contemplan aún el uso generalizado de la terminación “-e” para indicar el género neutro o no binario; para mantener la congruencia con publicaciones anteriores, la traductora decidió mantener el uso del masculino genérico para incluir a todos los géneros, excepto cuando en el texto se especifican los pronombres de género en inglés (he: él, she: ella, they [singular]: elle o elli]. 14 Violencia sexual durante desastres Unidos y se les negaron por completo a los hogares de familias sin documentos o con estatus migratorio mixto, así como a los trabajadores de la economía informal o por encargo (gig economy) (NRC & WOCN, 2020). Estas desigualdades hacen eco de los efectos económicos que se han documentado en desastres anteriores (Bernstein, 2005; Campbell, 2020; Hamel et al., 2017). Incluso sin la ocurrencia de desastres, los sobrevivientes de violencia sexual ya enfrentan una carga significativamente mayor en materia de inseguridad económica, sufriendo pérdida de ingresos a lo largo de la vida y costos personales por atención médica, consejería/asesoramiento y/o reubicación (Doyle et al., 2020; Loya, 2014). Las investigaciones sugieren que las personas que han sufrido una violación ganan, en promedio, $5,000 menos al año que las personas que no han pasado por una violación, una desigualdad que puede persistir por años o décadas posteriores a una agresión (NSVRC, 2013). Las dificultades económicas suscitadas por la violencia sexual se agravan incluso más en el caso de los sobrevivientes BIPOC, sobrevivientes de bajos ingresos y los sobrevivientes inmigrantes debido a las desigualdades estructurales en empleo, educación, vivienda y programas de asistencia pública (Loya, 2012). Durante la pandemia COVID-19, casi el doble de los sobrevivientes BIPOC de violencia sexual y de género informaron altos niveles de inseguridad económica, comparado con los sobrevivientes blancos (Ruíz et al., 2020). Las mujeres que afirmaron que probablemente volverían con una pareja abusiva durante la pandemia tenían menos de la mitad de los recursos financieros ($3,734 en promedio) que las que indicaron que era poco probable que volvieran ($8,322 en promedio) (Ruíz et al., 2020). Inseguridad en la vivienda La inseguridad en la vivienda es tanto una causa como una consecuencia común de la victimización sexual (NSVRC, 2020a). Un estudio a nivel nacional determinó que alrededor de un 15% de personas sin vivienda habían vivido un incidente de agresión sexual o violación, con mayores índices de victimización entre personas que habían pasado períodos más largos sin vivienda (Meinbresse et al., 2014). Estudios sobre jóvenes sin vivienda han determinado que tanto como un 32% de ellos habían vivido incidentes de violencia sexual mientras no tenían casa y tanto como un 42% habían participado en la trata con fines de explotación sexual o actividades sexuales para sobrevivir. Estos índices llegan a sus niveles más altos entre los jóvenes LGBTQ sin vivienda y, de manera desproporcionada, afectan a los jóvenes Negros, latinos y multirraciales (NSVRC, 2020a, 2020b). Los desastres contribuyen a la propagación y agravamiento de la inseguridad en la vivienda y la indigencia directamente a través de la destrucción de hogares e indirectamente a través de los efectos sobre los ingresos y el desempleo. Cuando las inundaciones, incendios u otros peligros naturales dañan o destruyen las propiedades en alquiler, los propietarios frecuentemente aumentan los precios significativamente para recuperar los costos de las reparaciones y para aumentar sus ganancias mientras la demanda de vivienda es alta y el abastecimiento es bajo (Bernstein et al., 2006; Breaux, 2019; Ortiz et al., 2019). En varios casos, propietarios, funcionarios locales y agencias federales decidieron demoler unidades de vivienda asequible que se dañaron tras un desastre, en vez de reconstruirlas (Bernstein et al., 2006; Ortiz et al., 2019; Seicshnaydre, 2011). Los refugios de emergencia, ya escasos, podrían verse obligados a cerrar sus puertas debido a los daños físicos ocasionados por algún desastre o a limitar su capacidad de acogida para prevenir la propagación de infecciones durante una epidemia. Antes, durante y después de los desastres, la inseguridad en la vivienda y sus riesgos asociados para la victimización sexual afectan desproporcionadamente a las poblaciones Negras, indígenas y otras personas de color. De aproximadamente 3.5 millones de personas sin vivienda en los Estados Unidos cada año, un 42% de ellas son Negras (a pesasr de ser solo el 12% de la población general), 20% son latinas (12% de la población total); 4% son indígenas (1% de la población general) y 2% son asiáticas (1% de la población general) 15 (Centro nacional de leyes sobre la indigencia y la pobreza & la Red de acción comunitaria de Los Ángeles, 2014). La existencia de prácticas discriminatorias en la vivienda y en la emisión de préstamos contra las comunidades BIPOC a lo largo de generaciones significa que las personas Negras y latinas tienen mayores probabilidades de alquilar en vez de ser propietarias de sus hogares, lo cual las pone en mayor riesgo de desalojo y las hace más susceptibles a la explotación por parte de los propietarios (ABA, 2020). Tras el huracán Harvey, las investigaciones determinaron que los residentes Negros y latinos en Texas tenían menor probabilidad de haber contado con seguros de propietario, seguros de inquilino o seguros contra inundaciones; entre aquellos cuyas casas resultaron afectadas por la tormenta, un 67% de los residentes blancos, 49% de los residentes Negros y 36% de los residentes latinos informaron haber tenido algún tipo de seguro que los ayudara con las reparaciones (Hamel et al., 2017). De acuerdo con encuestas recibidas en febrero del 2021, un año después del inicio de la pandemia COVID-19, casi uno de cada cinco inquilinos adultos no estaba al día con el pago del alquiler y el impacto fue desigual según la raza/grupo étnico: 29% de los inquilinos Negros, 22% de los inquilinos latinos, 19% de los inquilinos indígenas estadounidenses/originarios de Alaska/indígenas hawaianos/isleños del Pacífico y multiraciales (en conjunto), 16% de los inquilinos asiáticos y 13% de los inquilinos blancos estaban en mora (CBPP, 2021). Los desastres pueden exacerbar aún más la inseguridad en la vivienda al hacer que los refugios de emergencia sean menos accesibles. Durante la pandemia COVID-19, muchos programas de refugio para sobrevivientes de violencia entre parejas íntimas, víctimas de la trata de personas y personas sin vivienda redujeron su capacidad, rechazaron a nuevos residentes o cerraron sus puertas y mudaron a los residentes a hoteles por preocupación ante la posible transmisión del virus dentro de las instalaciones (Bosman, 2020; Evans et al., 2020). Algunos sobrevivientes de violencia sexual y de género evitaron acudir a los refugios por miedo de exponerse a sí mismos o a sus hijos al virus de COVID-19 en un entorno de vivienda comunal (Mukherji, 2020). Los desastres naturales, como inundaciones e incendios, también pueden dañar las instalaciones de los refugios (Gearhart et al., 2018), creando barreras para residentes nuevos y más problemas de seguridad para los residentes actuales. La reducción en la disponibilidad de los refugios de emergencia durante desastres puede aumentar la cantidad de obstáculos para abandonar un entorno abusivo y contribuye a la intensificación y prolongación del abuso. Desigualdades en la salud y en la atención médica Las desigualdades sistémicas en la salud, el seguro y la atención médica ocasionan, de manera desproporcionada, más enfermedades y muertes, intensifican el trauma, incrementan las vulnerabilidades ante la victimización sexual y exacerban las barreras existentes a los servicios entre comunidades marginadas, tanto durante un desastre como en cualquier otro momento. 16 Violencia sexual durante desastres Los efectos combinados de los traumas históricos 7 , el racismo medioambiental, el estrés crónico, la falta de acceso a la atención médica y los sesgos raciales en la medicina son factores que contribuyen a mayores índices de afecciones de salud crónicas y consecuencias de salud negativas entre poblaciones Negras, indígenas y otras comunidades de color (Berkovitz, 2020; Carron, 2020; M. Singh, 2020). En el caso del virus de COVID-19, los mayores índices de diabetes, asma, enfermedades cardiovasculares, inmunosupresión y otras patologías subyacentes han aumentado significativamente los riesgos de manifestación de síntomas graves y fallecimiento a causa del virus entre las comunidades BIPOC (Fenway Health, 2020; Sociedad Estadounidense de Enfermedades Infecciosas [IDSA] & Asociación de medicina del VIH [HIVMA], 2020). Los trabajadores de las poblaciones BIPOC también se encuentran representados desproporcionadamente en las industrias “esenciales” durante la pandemia, incluyendo trabajos que requieren una interacción física cercana con los demás, lo cual aumenta el riesgo de exposición a COVID-19. Como resultado de estas desigualdades, existe el triple de probabilidades de que las personas Negras y latinas resulten hospitalizadas y el doble de probabilidades de que fallezcan por el virus; las personas indígenas estadounidenses y originarias de Alaska tienen más del triple de probabilidades de quedar hospitalizadas y casi 2.5 veces más probabilidades de morir por el virus, en comparación con la gente blanca (CDC, 2021). Se han encontrado mayores índices de infección y mortalidad por COVID-19 entre individuos con discapacidades intelectuales o del desarrollo (Gleason et al., 2021, Landes et al., 2021) y personas LGBTQ (Fields, 2021; Heslin & Hall, 2021; Schmidt, 2021), quienes también presentan riesgos desproporcionados de exposición, índices mayores de padecer patologías subyacentes y sesgos médicos vinculados con la opresión estructural. Los riesgos elevados de infección, enfermedad y mortalidad durante una epidemia o pandemia pueden complicar la situación dramáticamente a la hora de abandonar un entorno doméstico o laboral potencialmente abusivo o al buscar ayuda ante un incidente de violencia sexual. Las desigualdades raciales en la posesión de seguro médico podrían impedir aún más que los sobrevivientes BIPOC busquen tratamiento para atender sus necesidades de salud, bien sea debido a un desastre o a un incidente de violencia sexual, con implicaciones significativas para la salud, seguridad y seguridad económica. A partir del 2019, la tasa de personas sin seguro era más de 2.5 veces mayor entre las personas latinas y aproximadamente 1.5 veces más alta entre las personas Negras, hawaianos indígenas y otros isleños del Pacífico, en comparación con las personas blancas. Los indígenas estadounidenses y originarios de Alaska eran tres veces más propensos a no tener seguro que las personas blancas (Artiga et al., 2021). Entre los inmigrantes en EE.UU., se estima que un 20% de ellos no cuenta con seguro médico, más del doble de la tasa en la población general y este porcentaje probablemente es más alto entre individuos sin documentos (ONU Mujeres, sin fecha). Las desigualdades existentes en la cobertura médica posiblemente se exacerban durante los desastres debido al desempleo generalizado y la pérdida del seguro médico patrocinado por el empleador, si es que se concedía a los trabajadores (Bleiweis & Ahmed, 2020). Cuando las personas sin seguro se enferman o lesionan durante un desastre, los costos de bolsillo por la atención médica pueden contribuir a mayor inseguridad económica y en la vivienda, así como riesgo de violencia sexual. Para empeorar la situación, muchas personas sin seguro dependen de las consultas en sala de emergencia como su método principal para recibir atención médica y estos son medios importantes para identificar e intervenir ante una situación de violencia sexual, violencia entre parejas íntimas, abuso de menores o de adultos mayores y trata de personas. Cuando los hospitales están abrumados durante un desastre, estas oportunidades se restringen o desaparecen, obstaculizando el acceso a la atención en una clínica y exámenes forenses (Evans et al., 2020; Johnson et al., 2020; Peterman et al., 2020; Todres 7Los traumas históricos son “heridas emocionales y psicológicas acumuladas durante toda la vida y entre generaciones, que surgen de grandes traumas colectivos” (Brave Heart-Jordan, 1985). 17 & Diaz, 2020). Incluso en ausencia de desastres, hay una escasez de proveedores de atención médica en muchas comunidades BIPOC. En las comunidades tribales en particular, la deficiente financiación crónica por parte del gobierno federal del Servicio de salud indígena ha ocasionado una escasez de instalaciones médicas y muchas personas en territorios indígenas viven a horas de la clínica u hospital más cercano (Belcourt, 2018; Burki, 2021). Todos estos factores reducen el acceso a la atención médica y aumentan la vulnerabilidad ante la violencia sexual. Muchas personas en las poblaciones BIPOC, LGBTQ y con discapacidades han resultado perjudicadas por los sesgos entre los proveedores de atención médica. Estos sesgos pueden hacer que las personas no busquen ayuda para atender sus necesidades de salud vinculadas con desastres y/o violencia sexual y pueden ocasionar diagnósticos errados o falta de tratamiento cuando lo buscan (Berkovitz, 2020). Por ejemplo, debido a los sesgos raciales, es común que los proveedores de salud ignoren los síntomas y minimicen el dolor que sienten los pacientes Negros (North, 2020). Durante el auge de la pandemia COVID-19 en el 2020, esto quedó demostrado durante la vida y muerte de la Dra. Susan Moore, una médica Negra que documentó el tratamiento racista que recibió como paciente en un hospital en Indiana, justo días antes de fallecer por coronavirus (Eligon, 2020). El patrón de comportamiento en el que los proveedores de atención médica ignoran las inquietudes médicas y síntomas de las mujeres Negras también es uno de los motores principales de la crisis nacional en cuanto a la mortalidad materna en la población Negra, y las mujeres Negras tienen entre tres y cuatro veces más probabilidades que las mujeres blancas de fallecer debido a causas vinculadas con el parto (Bobrow, 2020). Durante la pandemia de COVID-19, las políticas de atención médica que restringían el acceso a visitas en persona y les prohibían a los pacientes traer a personas de apoyo que pudieran abogar en su nombre exacerbó las desigualdades para las mujeres Negras embarazadas, con graves consecuencias, a veces fatales (Bobrow, 2020; North, 2020). Estas experiencias son comunes en una medida alarmante y sumamente peligrosas. Al desalentar la búsqueda de tratamientos y al contribuir a una atención médica deficiente, los sesgos implícitos y manifiestos en la atención médica pueden impedir la identificación, intervención y tratamiento de necesidades de salud relacionadas con la violencia sexual. Distribución discriminatoria de ayuda tras un desastre La opresión institucionalizada ha dado lugar a la distribución poco equitativa de la ayuda financiera tras los desastres, agravando más aún las injusticias económicas y raciales, así como los riesgos de victimización sexual. Las investigaciones demuestran que a medida que los daños a raíz de amenazas naturales y la cantidad de ayuda federal ante desastres aumentan dentro de una comunidad, los residentes blancos incrementan su patrimonio, mientras que los residentes Negros y latinos ven la reducción de su patrimonio debido al racismo estructural (Howell & Elliot, 2018). Se han encontrado desigualdades raciales en todos los pasos del proceso de ayuda federal ante desastres. Un estudio determinó que, después de un desastre, las personas que vivían en vecindarios con mayores porcentajes de residentes Negros tenían menos probabilidades de que se inspeccionaran sus hogares, mayores probabilidades de que les negaran fondos sin razón y se les otorgaba una menor cantidad de dinero en promedio si se aprobaban sus solicitudes (Flavelle, 2021). Los procesos de financiación de auxilio ante desastres brindan ventajas injustas a quienes son propietarios de sus hogares y a quienes tienen el tiempo, recursos y acceso tecnológico y lingüístico para navegar complejas burocracias federales, estatales y municipales, a la vez que fallan a la hora de atender a las comunidades con las mayores carencias. Los inmigrantes sin documentos, quienes ya están sistemáticamente excluidos de los sistemas financieros y redes de seguridad social, no son admisibles para solicitar la mayoría de los fondos o servicios de asistencia ante desastres (Martin, 2015). 18 Violencia sexual durante desastres Las respuestas federales ante varios desastres recientes han despertado mayor interés nacional en torno a la discriminación racial en el acceso a asistencia tras un desastre. Desde que el huracán Katrina impactó a New Orleans en el 2005, el ritmo de la recuperación en vecindarios principalmente blancos ha superado con creces la recuperación en vecindarios principalmente Negros, debido a desigualdades raciales sistémicas en el reparto de ayuda federal. Como consecuencia, casi 100 mil menos personas Negras vivían en New Orleans una década después de la tormenta en comparación con el período antes del huracán (Williams, 2020). Después de que los huracanes Harvey, Irma y María impactaran la costa del Golfo y las islas del Caribe en el año 2017, el entonces presidente Donald Trump, en repetidas ocasiones, amenazó con retirar la ayuda por desastres a Puerto Rico, mientras promocionaba el reparto de ayuda federal a Texas y Florida. Una investigación descubrió posteriormente que la administración Trump había creado obstáculos burocráticos sin precedentes que le impedían a Puerto Rico acceder a casi $20 mil millones de dólares en fondos que el Congreso había asignado para brindar ayuda e iniciar la reconstrucción tras el desastre. La administración no impuso el mismo tipo de restricciones sobre Texas, Florida ni otras regiones de los Estados Unidos que se recuperaban del mismo desastre u otros parecidos (Acevedo, 2021; Jan & Rein, 2021). En el año 2019, los residentes de la reserva indígena Pine Ridge batallaron para recibir ayuda federal luego de que un “ciclón bomba”, una intensa ventisca de nieve seguida por inundaciones graves, desplazara a aproximadamente 1,500 integrantes de la nación Oglala Lakota, dejando a muchos más sin alimentos o agua corriente. Mientras tanto, la Casa Blanca aprobó rápidamente la declaración nacional de desastre en Nebraska y Iowa, ambos estados también afectados por la misma tormenta (Sainato, 2019). En un informe del 2020, el Consejo asesor nacional de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias [FEMA] reconoció la larga y continua historia de instancias en las que la ayuda gubernamental ante desastres beneficiara a propietarios blancos acaudalados, a la vez que sumía más en la pobreza a las familias de escasos recursos, familias y comunidades BIPOC. El informe afirma: “Durante todo el ciclo del desastre, las comunidades desatendidas permanecen desatendidas y, por lo tanto, sufren injusta e innecesariamente” (FEMA, 2020, p. 12). Aislamiento social Cuando un desastre obliga a las personas a reubicarse o a confinarse en casa, puede aumentar el aislamiento social (Inoue et al., 2014; Teasdale et al., 2013). Las personas que evacuan su lugar de residencia a menudo terminan lejos de casa y de sus redes comunitarias. Las escuelas, los centros juveniles y de adultos mayores, los centros culturales, lugares de culto religioso, los negocios y otros espacios de conexión social pueden verse obligados a cerrar sus puertas durante un período prolongado, a veces de forma permanente. Las personas que cometen actos de violencia sexual pueden explotar la desconexión de las víctimas con sus fuentes de apoyo social para aislarlas, controlarlas y abusarlas incluso más en el contexto de los desastres. Pueden lograr esto con menos rendición de cuentas, pues la falta de contacto social externo reduce las probabilidades de que algún transeúnte reconozca conductas abusivas o tome medidas para intervenir. 19 Paradójicamente, las medidas necesarias para prevenir la propagación de una epidemia o pandemia como la del COVID-19, como por ejemplo, el aislamiento físico, acceso reducido al trabajo y/o escuela, limitaciones a viajes y servicios, son las mismas condiciones que los individuos abusivos imponen y explotan con la finalidad de hacer daño y evitar responsabilizarse de sus acciones (Bradbury-Jones & Isham, 2020; Mukherji, 2020). Esto se ha denominado “la paradoja de la pandemia” (Bradbury-Jones & Isham, 2020). A medida que los sobrevivientes pasan más tiempo en la casa con quienes los abusan y tienen menos contacto con posibles fuentes de apoyo, el peligro sigue aumentando, mientras que las vías hacia una situación segura van desapareciendo. Las personas abusivas, que pueden ser una pareja, un cuidador, familiares o parientes, traficantes de personas u otras personas en el hogar, frecuentemente usan las circunstancias del desastre para controlar el cuerpo de la víctima, restringir su conducta, vigilar sus comunicaciones, aislarla de sus amigos y familiares y amenazar su salud y seguridad (Coalición contra la agresión sexual en Minnesota [MNCASA], sin fecha; Peterman et al., 2020). Obstáculos que impiden el acceso al apoyo y servicios Incluso sin la existencia de algún desastre repentino, a menudo hay obstáculos significativos que les impiden a los sobrevivientes de violencia sexual acceder a servicios y otros recursos de apoyo, con consciencia del trauma y con relevancia cultural. Estos servicios, cuando existen, generalmente no reciben suficientes fondos ni cuentan con suficiente personal (ONU Mujeres, sin fecha). Durante los desastres, recursos básicos que podrían fomentar la seguridad y apoyar la sanación tras incidentes de violencia sexual son incluso más difíciles de alcanzar. Esta es la situación particularmente para los sobrevivientes discriminados y marginados debido a una o más de sus identidades, quienes tienen incluso menores probabilidades de recibir el apoyo que necesitan. Todos estos factores pueden dificultarle aún más a los sobrevivientes el escape de situaciones de abuso sexual y puede causar efectos duraderos en la seguridad, salud y bienestar de los sobrevivientes. Manipulación y amenazas por parte de los abusadores Las personas abusivas pueden persuadir a las víctimas de que los sistemas están inoperantes y completamente inaccesibles o impedir que las víctimas busquen ayuda a través de la constante vigilancia o falta de privacidad mientras permanecen refugiados juntos durante un desastre (Mukherji, 2020). Durante la pandemia COVID-19, los sobrevivientes describían cómo sus parejas abusivas utilizaron la amenaza de infección con el virus como una táctica de control y aislamiento; recibían amenazas de que no les brindarían atención médica ni equipo de protección personal, o que les cancelarían el seguro médico o los dejarían fuera de la casa para que se enfermaran (Godin, 2020; Rowan, 2020). En entornos institucionales, como geriátricos y cárceles, donde los riesgos de infección por COVID-19 y síntomas graves son particularmente altos, es posible que los sobrevivientes de abuso sexual teman que las represalias por denunciar lo sucedido podría significar mayor exposición al virus y negación de tratamientos vitales. Preocupación por la salud y la seguridad Durante una epidemia, es posible que los sobrevivientes eviten buscar servicios por miedo a infectarse, particularmente aquellos más vulnerables a padecer síntomas graves o fallecer (Fraser, 2020; Kaszovitz, n.d.; Peterman et al., 2020). En otros tipos de desastres, es posible que los sobrevivientes enfrenten riesgos de estar expuestos a agentes contaminantes en el aire, radiación, aguas crecidas, vías inseguras u otras amenazas a la salud y la seguridad al tratar de buscar atención. Estas condiciones pueden impedir que las personas accedan a la atención médica, servicios legales, consejería/asesoramiento o refugios tras algún incidente de violencia sexual o de género. 20 Violencia sexual durante desastres Brecha digital La consejería/asesoramiento digital, los grupos de apoyo, talleres y otros servicios pueden ofrecer una vía de escape invaluable a los sobrevivientes durante un desastre. Sin embargo, la brecha digital puede impedirles a muchos sobrevivientes el acceso a estos servicios. Cuando los servicios están disponibles únicamente por Internet después de un desastre, quedan fuera del alcance de personas que no cuentan con acceso a dispositivos o Internet, o que no saben cómo usar las tecnologías y plataformas necesarias. Sin la posibilidad de conectarse a Internet, muchas personas quedan aisladas de la atención médica, educación, ayuda material tras el desastre y otros recursos criticos. Esto afecta desproporcionadamente a las poblaciones BIPOC y a las comunidades de escasos recursos, a los adultos mayores y personas con discapacidades, todos estos grupos enfrentan mayores riesgos durante los desastres y, por ende, mayor vulnerabilidad a la victimización sexual (Human Rights Watch, 2020; Makaroun et al., 2020; Vera Institute of Justice, 2020). Las plataformas en Internet con un alto grado de seguridad de datos, un elemento esencial para proteger la confidencialidad, con frecuencia no son totalmente accesibles y presentan barreras adicionales que pueden desalentar la participación en los servicios (NRC & FORGE, 2020; Vera Institute of Justice, 2020). Las personas que están siendo abusadas sexualmente por alguien en su hogar enfrentan obstáculos adicionales para conectarse con los servicios a través de Internet, dado que la persona abusiva puede restringir o monitorear el uso de la tecnología del sobreviviente. Esto puede hacer que sea difícil o imposible comunicarse con los proveedores de servicio en privado o de manera segura desde el hogar, particularmente para los sobrevivientes que están sufriendo incidentes de violencia sexual en el contexto de violencia entre parejas íntimas, abuso de menores, abuso de adultos mayores, trata de personas o abuso en entornos institucionales (Bradbury-Jones & Isham, 2020; ONU Mujeres, sin fecha). Falta de capacidad cultural para responder Las prácticas y procedimientos de las organizaciones convencionales a menudo inhiben la participación de las comunidades de color. Esta falta de capacidad cultural para responder se extiende hasta los servicios creados o adaptados tras un desastre (NRC & Common Justice, 2020). Sin la consciencia y atención a los contextos, costumbres, experiencias y aportes culturales de las personas y comunidades afectadas por la violencia sexual y los desastres, es posible que los proveedores de servicios no logren brindar un apoyo significativo y, frecuentemente, perpetúen incluso más daños. Por ejemplo, entre las comunidades indígenas, las políticas y procedimientos comunes que dictan la separación de familias en refugios de emergencia, consejería/asesoramiento y otros programas se remontan al trauma histórico ocasionado en los internados dirigidos por personas blancas y la separación forzada de niños indígenas de sus familias y culturas (comunicación personal con Strong Oak Lefebvre, 24 de agosto de 2020). Falta de accesibilidad Pese a cierto progreso hacia la ampliación de la accesibilidad, muchas agencias de servicios para víctimas aún no son totalmente accesibles para las personas con discapacidades. Las barreras existentes persisten y se empeoran a medida que las organizaciones intentan adaptar rápidamente sus programas para responder ante las circunstancias de un desastre. Por ejemplo, la preocupación en cuanto a las infecciones del COVID-19 llevó a que algunas organizaciones de servicios para víctimas les prohibieran a los sobrevivientes traer acompañantes de apoyo al refugio, citas de consejería/asesoramiento u otra programación en persona, impidiendo así el acceso para las personas con discapacidades que requieren el apoyo de sus asistentes personales (Vera Institute of Justice, 2020). Algunos recursos escritos diseñados para instruir a los integrantes de la comunidad acerca de la violencia sexual y los servicios disponibles después de un desastre no se han hecho accesibles en términos de formatos y tamaño de la letra, fuente o contraste de los colores (Mwendwa, 2020). 21 Falta de acceso al idioma Los desastres pueden exponer y ensanchar las brechas en las capacidades de los proveedores de servicios para brindar acceso significativo a las personas que hablan idiomas distintos al inglés. Esta falta de acceso al idioma puede impedirles a los sobrevivientes de violencia sexual obtener apoyo vital para su seguridad y sanación. También puede imposibilitar que las personas accedan a la ayuda por desastre, asistencia social, atención médica y otros beneficios y servicios que pudieran ayudar a atenuar los efectos del desastre y reducir la vulnerabilidad a la victimización sexual (Hamel et al., 2017). Durante la pandemia del COVID-19, hubo intérpretes que reportaron haber perdido sus empleos debido al cierre de los tribunales y otros entornos y, frecuentemente, no se les llama para interpretar cuando se prestan servicios a través de plataformas virtuales. La brecha digital también les impide a muchas personas poder utilizar servicios de interpretación por Internet, incluso cuando estos se ofrecen. Además, los departamentos de salud y otras agencias en muchas comunidades no proporcionaron información acerca del virus ni sobre las medidas de seguridad pertinentes en idiomas diferentes al inglés (NRC & Casa de Esperanza, 2020). Barreras en el transporte Después de un desastre, es posible que las carreteras y líneas ferroviarias estén cerradas debido a inundaciones, caída de líneas de transmisión eléctrica, colapso de la infraestructura de transporte u otras condiciones peligrosas. Con frecuencia, el transporte público resulta afectado durante los desastres, generando barreras adicionales para quienes no manejan o no poseen un carro. Esto puede impactar desproporcionadamente a las personas de escasos recursos, personas con discapacidades e inmigrantes (Hayes, 2020; Mukherji, 2020). También es posible que los vehículos personales resulten dañados o se pierdan tras el desastre y quizá sea más difícil para las personas de escasos recursos reparar o recuperarlos (Hamel et al. 2017). Estas barreras en el transporte pueden impedir que las personas escapen de una situación de abuso, busquen servicios ante la violencia sexual o evacuen cuando llega un desastre. Adicionalmente, cuando hay órdenes de confinamiento en casa o toques de queda, las personas podrían enfrentar multas, la posibilidad de arresto u otras sanciones por ir a buscar servicios o tratar de escapar de una situación de abuso en casa (ONU Mujeres, sin fecha). Es posible también que las personas teman a las consecuencias legales de denunciar incidentes de violencia sexual si sufrieron la agresión fuera de su hogar mientras estaban en vigor las órdenes de confinamiento en casa (Koller, 2020). Desvío o disminución de la prioridad de recursos El asesoramiento/consejería y el apoyo a la salud mental, la atención médica sexual y reproductiva, el tratamiento contra el abuso de sustancias y otros programas vitales para la sanación y superación de los sobrevivientes de violencia sexual a menudo se perciben como servicios “de lujo” o “no esenciales” tras el arribo de un desastre. Una plantilla de 22 Violencia sexual durante desastres personal esencial, fondos y otros recursos que hacen posibles estos servicios posiblemente se desvíen a otros tipos de respuesta ante un desastre (Fraser, 2020; Johnson et al., 2020). Las organizaciones culturalmente específicas, las cuales ya sufren de una crónica escasez de fondos por parte de fundaciones y recursos gubernamentales, resultan afectadas desproporcionadamente por el desvío de estos recursos esenciales durante y después de los desastres (Ujima, n.d.). Retraso o falta de disponibilidad de servicios Debido al aumento en la necesidad y la reducción en los recursos generada por un desastre, los hospitales, agencias del orden público, los tribunales, servicios de protección al menor y al adulto, así como otras instituciones posiblemente acepten únicamente casos “urgentes”. Esto puede llevar a que exista un retraso en la prestación de servicios esenciales para los sobrevivientes y una “atmósfera de impunidad” en torno a la violencia sexual y de género (Fraser, 2020). Es posible que hospitales y clínicas retrasen o cancelen citas o servicios que no sean de emergencia. La policía y otro tipo de socorristas podrían priorizar necesidades relacionadas con el cumplimiento de órdenes de evacuación o cuarentena y respuesta ante otros delitos. Es posible que los tribunales pospongan las audiencias, incluyendo las de órdenes perimetrales de protección, casos de derecho de familia e inmigración y también es posible que los peritos no estén disponibles para brindar su testimonio durante audiencias penales (Evans et al., 2020; Johnson et al., 2020; Mukherji, 2020; NRC & Casa de Esperanza, 2020). Los trabajadores de servicios de protección al menor y al adulto pudieran posponer o no estar disponibles para realizar visitas a los hogares (Administración de servicios para la salud mental y la drogadicción [SAMHSA], sin fecha). Los refugios de emergencia posiblemente cierren u operen con capacidad limitada. Es posible que las agencias de servicios para víctimas cuenten con una plantilla de empleados gravemente insuficiente, creando o alargando las listas de espera para recibir consejería/asesoramiento u otros programas (ONU Mujeres, sin fecha). Falta de una respuesta comunitaria coordenada Aunque algunos servicios esenciales pudieran mantenerse en pie durante un desastre, la coordinación entre los proveedores y sectores de servicio pudiera interrumpirse o restringirse debido a la caída de líneas de comunicación, horas limitadas y cesantía laboral, órdenes de confinamiento en casa y teletrabajo, barreras en el transporte y otras limitaciones impuestas por el desastre (Todres & Diaz, 2020; ONU Mujeres, sin fecha). Esto puede impedir el acceso a la atención integral y coordinada entre múltiples sistemas de salud, vivienda, finanzas, educación, legal, servicios sociales y de otra índole que a menudo necesitan los sobrevivientes. Agobio y agotamiento de proveedores de servicio Los proveedores de servicio en todos los sectores también deben lidiar con los impactos de los desastres en ellos mismos, sus familias y sus comunidades. Los efectos directos e indirectos de los desastres causan escasez de personal y voluntarios en muchas organizaciones y, a la vez, la cantidad y complejidad de solicitudes de servicios tiene mayor probabilidad de aumentar en esos momentos (Alianza Nacional contra la Violencia sexual [NAESV], 2020). Como destacó Mary Ellen Stone, directora ejecutiva del Centro de recursos ante la agresión sexual en el condado King en Seattle, durante la pandemia COVID-19: Estamos escuchando todo desde “¿Cómo podré sortear el sistema legal ahora con el cierre casi total de los tribunales?” hasta “¿Cómo puedo mantener el distanciamiento social y al mismo tiempo recibir la ayuda y el apoyo que necesito?” Es un entorno mucho más complicado y las personas están bajo una clase totalmente diferente de estrés (Kindelan, 2020, párrafo 17). Además, muchos proveedores de servicio pudieran sentir la obligación de trabajar desde la casa durante y después de un desastre, borrando los límites entre la vida personal y la vida laboral, el tiempo en el trabajo y el tiempo personal, 23 el espacio de la oficina y el espacio privado. Esto pudiera interferir con los límites personales y prácticas de autocuidado que utilizan muchos socorrisas durante las crisis para mantener su propia salud y bienestar al brindarle apoyo a los demás. También puede potenciar las experiencias de trauma vicario8 . Es más, muchos asesores/consejeros, intercesores y otros individuos que trabajan con víctimas de trauma también son sobrevivientes y, es posible que algunos de ellos sean vulnerables a violencia tanto en casa como en el trabajo (ONU Mujeres, sin fecha). Investigación y recursos limitados con respecto a la violencia sexual durante desastres Aunque los diversos riesgos y barreras en torno a la violencia sexual durante desastres son cada vez más reconocidos y documentados, existe poca orientación, fondos u otros recursos para apoyar a los programas en la preparación y superación de estos desafíos. La cantidad limitada de investigaciones disponibles y la falta de recursos sobre las mejores prácticas para la prevención y respuesta a la violencia sexual durante desastres genera desafíos para las comunidades de intercesoría con sobrevivientes y respuesta ante desastres. Oportunidades para la prevención La violencia sexual es prevenible, tanto durante como fuera de los desastres. Los factores de riesgo, desigualdades y barreras que contribuyen a la violencia sexual no son ni inevitables ni imposibles de cambiar. Cada una de ellas presenta una oportunidad para impulsar la equidad, fortalecer sistemas e implementar políticas que construirán y sostendrán comunidades seguras y sanas, sin abuso, acoso ni agresión sexual. La reducción de los factores de riesgo para la realización de actos de violencia y victimización sexual también fortalecerán nuestra capacidad colectiva de sobrevivir y prosperar ante desastres pasados, presentes y futuros. 8El trauma vicario se refiere a los efectos acumulativos sobre la salud física, psicológica y espiritual de una persona luego de haber sido testigo del sufrimiento de otras personas a lo largo del tiempo. 24 Violencia sexual durante desastres Ejemplos de violencia sexual durante desastres La violencia sexual incluye cualquier tipo de contacto, acoso, exposición o abuso sexual no deseado. Las personas que cometen actos de violencia sexual pueden usar la fuerza, amenazas, manipulación o coerción para cometer estos actos. Frecuentemente conocen y tienen la confianza de las personas que abusan y es posible que victimicen a personas de cualquier edad o género (NSVRC, 2016). Para poder prevenir y responder eficazmente ante la violencia sexual durante desastres, es de suma importancia reconocer el impacto potencial a lo largo de toda la gama de lo que constituye acoso, abuso y agresión sexual. Medir la prevalencia de la violencia sexual siempre es difícil. La violencia sexual es el delito menos denunciado; solo alrededor de un 25% de las violaciones y agresiones sexuales se denuncian ante la policía (Morgan & Oudekerk, 2019). Las denuncias ante empleadores, universidades y otras instituciones con procedimientos internos de investigación y rendición de cuentas son igual de bajas. Los desastres crean obstáculos adicionales para denunciar incidentes de violencia sexual e intensifican los ya existentes. A pesar de estos desafíos, los datos existentes, los testimonios de sobrevivientes y las pruebas en cuanto a los factores de riesgo para la realización de actos de violencia sexual y victimización demuestran que la violencia sexual, en todas sus manifestaciones, generalmente aumenta durante e incluso mucho después del período de recuperación tras los desastres. Violencia sexual entre parejas íntimas La violencia entre parejas íntimas (IPV, por sus siglas en inglés) en sí es una crisis de salud pública en los Estados Unidos. Se estima que una de cada cinco mujeres y uno de cada siete hombres ha vivido un incidente de violencia física, mientras que una de cada cinco mujeres y uno de cada doce hombres ha vivido un incidente de violencia sexual con contacto perpetrado por una pareja íntima durante su vida (CDC, 2020). Los intercesores e investigadores han documentado el aumento de la IPV durante numerosos desastres en Estados Unidos y alrededor del mundo, incluyendo inundaciones, huracanes, terremotos, derrames petroleros y recesiones económicas (Enarson, 2006; Thurston et al., 2021). Por ejemplo, después de la inundación del río Missouri en al año 1993, las agencias contra la violencia doméstica informaron un aumento del 400% en la demanda de 25 refugios de emergencia (Enarson, 2012, según se cita en Parkinson & Zara, 2013, p. 28). En la región del sur de Mississippi, los índices de abuso físico por parte de parejas íntimas se duplicaron entre las mujeres tras el paso del huracán Katrina en el 2005 (Schumacher et al., 2010). Igualmente, los índices de abuso físico y emocional a manos de parejas íntimas se duplicaron entre las mujeres directamente afectadas por el derrame petrolero Deepwater Horizon en el 2010 (Lauve-Moon & Ferreira, 2017). Durante la Gran Recesión del 2007-2009, se observó un vínculo entre el rápido aumento en las tasas de desempleo y el aumento del abuso contra las parejas íntimas (Schneider et al., 2016). Cuanto la violencia entre parejas íntimas aumenta, también aumenta la violencia sexual entre estas: estudios sugieren que entre un 45 y 75% de las mujeres abusadas físicamente por una pareja también serán agredidas sexualmente por esa misma pareja, generalmente en múltiples ocasiones (Center for Court Innovation & Safe Horizon, n.d.; Coalición nacional contra la violencia doméstica, 2018; Spiller et al., 2012). Durante las primeras semanas y meses de la pandemia de COVID-19, a medida que se impusieron las órdenes de confinamiento en casa para evitar la propagación del virus, las agencias del orden público y servicios para víctimas alrededor del mundo documentaron un gran aumento en denuncias de IPV (Bettinger-Lopez & Bro, 2020; Bradbury-Jones & Isham, 2020; IFRC, n.d.b; National Task Force to End Sexual & Domestic Violence [NTF], n.d.; Roesch et al., 2020). En todo Estados Unidos, las agencias del orden público reportaron un aumento, oscilando entre 10 a 100%, en llamadas y arrestos relacionados con violencia entre parejas íntimas tras la implementación de órdenes de confinamiento en casa (Departamento de servicios de salud de Arizona [ADHS], 2020; Boserup et al., 2020). Muchos sobrevivientes que se comunicaron con la línea directa de respuesta ante la violencia doméstica [National Domestic Violence Hotline] describieron que sus parejas abusivas estaban “aprovechando” la crisis del COVID-19 para controlar, aislar y amenazarlos más. En algunas zonas, después de los incrementos iniciales en las llamadas a las líneas directas y refugios debido a la IPV, hubo una fuerte disminución en estas, probablemente debido a que se les dificultó cada vez más a los sobrevivientes confinados en casa con parejas abusivas encontrar un momento y lugar seguro para pedir ayuda (Bleiweis & Ahmed, 2020; Mukherji, 2020). Este aumento en los índices de IPV durante los desastres, junto con la disminución del acceso a anticonceptivos y servicios de aborto podría contribuir a la coerción reproductiva 9 , un tipo de violencia sexual que ocurre frecuentemente en el contexto de la IPV (Marie Stopes Australia, 2020; Porter, 2020; Randell et al., 2020). Las investigaciones sugieren que, en general, alrededor de una de cada tres mujeres que ha vivido IPV también ha pasado por algún tipo de coerción reproductiva (Hathaway et al., 2005; Miller et al., 2010) y los índices de este suceso son desproporcionadamente más altos entre las mujeres Negras y multiraciales, y las mujeres jóvenes (Holliday et al., 2017; Rowlands & Walker, 2019). Abuso sexual infantil Se estima que una de cada cuatro niñas y uno de cada cinco niños varones serán objeto de abuso sexual durante la infancia (Finkelhor et al., 1990) y las investigaciones sugieren que esta cantidad tiene probabilidades de aumentar durante los desastres. La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja informan que los riesgos de vivir incidentes de violencia, abuso o explotación durante un desastre son los más altos para los niños, en comparación con otros grupos etarios (IFRC, 2020a). Casi por definición, los desastres generan entornos caóticos e inestables, un factor de riesgo conocido para el abuso sexual infantil(CDC et al., 2014). 9La coerción reproductiva es una conducta con la finalidad de controlar la salud reproductiva de otra persona y, a menudo, incluye el saboteo del uso de anticonceptivos o presionar u obligar a una pareja íntima a iniciar, continuar o interrumpir un embarazo en contra de su voluntad. 26 Violencia sexual durante desastres Alrededor del 90% del abuso sexual infantil lo comete alguien que el menor o su familia conocen (CDC, sin fecha), a menudo un integrante de la familia o el hogar. Cuando las familias deben permanecer confinadas en casa durante un desastre, esto significa que muchos menores quedarán atrapados en un hogar con una persona que los abusa. Al inicio de la pandemia de COVID-19 en Estados Unidos, las líneas directas a escala nacional registraron una oleada de llamadas relacionadas con el abuso físico y sexual de menores; los médicos reportaron un alarmante incremento en lesiones por abuso entre niños y adolescentes (Donaghue, 2020; Kovler et al., 2021; Schmidt & Natanson, 2020; Todres & Diaz, 2020). Durante los primeros dos meses de las órdenes de confinamiento en casa, por primera vez en más de 25 años de trayectoria de la organización, más de la mitad de todas las llamadas a la línea directa de RAINN (Red nacional contra la violación, abuso e incesto) fueron realizadas por menores de edad (Kindelan, 2020; RAINN, 2020). Entre los niños y adolescentes que llamaban a la línea directa con inquietudes en torno al coronavirus, un 79% dijo que estaban viviendo con la persona que los abusaba sexualmente y 67% dijo que esa persona era un familiar (Kamenetz, 2020; RAINN, 2020). Muchos se comunicaron con RAINN a través de la función del chat por Internet, compartiendo que podían comunicarse por este medio con “un poquito de privacidad” porque los adultos en casa pensaban que estaban usando su dispositivo para hacer tareas escolares (Kindelan, 2020). Los desastres también pueden llevar a la falta de supervisión segura de los menores, dado que a los padres y cuidadores se les dificulta satisfacer las necesidades económicas, sanitarias, alimenticias, de vivienda y otros elementos básicos de sus familias mientras las escuelas y guarderías permanecen cerradas. Cuando los padres y cuidadores deben seguir trabajando o buscando trabajo o cuando se enferman durante una epidemia, es posible que recurran a amigos, parientes, vecinos u otros conocidos para que los ayuden a cuidar a sus hijos (Evans et al., 2020; Kovler et al., 2021). En un caso, durante la pandemia COVID-19, una trabajadora esencial del sector de salud no tuvo más opciones que dejar a sus dos hijos pequeños bajo el cuidado de su novio. Uno de sus hermanos se comunicó posteriormente con la línea directa nacional contra el abuso de menores ChildHelp, preocupado porque ambos niños mostraban señales físicas de abuso (Bosman, 2020). También es posible que los niños queden sin supervisión después de un desastre debido a la falta de opciones o porque el mismo desastre separó a los niños de sus cuidadores. Las personas que abusan o explotan sexualmente a los niños pueden aprovechar estas circunstancias para obtener acceso a las víctimas menores (Fraser, 2020; Kaszovitz, n.d.). La explotación sexual de menores por Internet 10 también aumentó durante la pandemia del COVID-19, dado que tanto niños como adultos pasaron más tiempo conectados a Internet para ir a clases, trabajar, distraerse y socializar mientras las órdenes de confinamiento en casa permanecían vigentes (INTERPOL, 2020; O’Donnell, 2021a; Sullivan, 2020). En el 2020, el Centro nacional de recursos para menores desaparecidos y explotados recibió 37,872 llamadas a su línea de denuncias cibernéticas “CyberTipline” acerca de casos de seducción por Internet 11 , un aumento del 97.5% comparado con el año anterior (Morse, 2021; O’Donnell, 2021a). Las personas que abusan y explotan sexualmente a los menores por Internet tenían más tiempo para crear, distribuir y acceder a contenido sexualmente abusivo (INTERPOL, 2020) y a algunos se les halló “hablando abiertamente acerca de la pandemia como una oportunidad para convencer a menores sin supervisión para que produjeran contenido sexual explícito” (O’Donnell, 2021b). Además, tenían 10La explotación sexual de menores por Internet incluye el uso de tecnología para captar, coaccionar o chantajear a menores para fines sexuales; la reproducción, observación, creación y/o distribución de imágenes o videos de abuso sexual infantil y la transmisión en vivo de abuso sexual de menores. 11La seducción por Internet se refiere a cuando una persona se comunica con un menor de edad por Internet con la intención de cometer un delito sexual, como obtener imágenes sexualmente explícitas, participar en conversaciones sexuales o conocerse en persona para fines sexuales. 27 más oportunidades para comunicarse con niños a través de juegos multijugador en Internet y redes sociales para captarlos y coaccionarlos para que se tomaran y enviaran fotos y videos explícitos de sí mismos. La Fundación Internet Watch, en el Reino Unido, informó un aumento del 77% en contenido de explotación sexual “autogenerado” en el 2020 (Internet Watch Foundation, 2021). A escala mundial, también se registró un aumento en las transmisiones en vivo (livestream)de videos de explotación sexual de menores a cambio de pagos, dado a que las víctimas estaban atrapadas en casa junto a sus abusadores, había restricciones para viajar y las dificultades económicas incrementaron (INTERPOL, 2020; Servallos, 2021; Sullivan, 2020). En Filipinas, un país que se ha descrito como “el epicentro mundial” de la transmisión de abuso sexual de menores en vivo, los niños son traficados con mayor frecuencia por uno de sus progenitores u otro pariente y los clientes, por lo general, se encuentran en los Estados Unidos. La cantidad de imágenes y videos de abuso sexual infantil reportados desde Filipinas se triplicó durante la pandemia de COVID-19 (Servallos, 2021). Al mismo tiempo, los desastres aumentan el riesgo de los niños ante el abuso sexual, pues se reduce el acceso a adultos de confianza a quiénes denunciar el abuso, o que podrían reconocer señales de abuso e intervenir. Cuando los menores son desplazados a refugios de emergencia u otras situaciones de vivienda temporal, o cuando se les obliga a estar confinados en casa, pierden la conexión a sus maestros, proveedores de cuidado infantil y otros individuos con el deber de denunciar abusos, quienes, en otra situación pudieran identificar y denunciar cualquier sospecha de abuso. Los intercesores y las agencias de protección al menor están a la expectativa de ver un repunte significativo en la divulgación de incidentes de abuso después de los desastres, a medida que los entornos donde habitan los niños se estabilizan y regresan a la escuela, guardería, grupos juveniles y otros entornos de la comunidad donde podrían exhibir indicadores de abuso o sentirse lo suficientemente seguros como para hablar al respecto (NAESV, 2020; Schmidt & Natanson, 2020). Abuso sexual por parte de los cuidadores La prevalencia del abuso sexual por parte de los cuidadores es difícil de cuantificar y doblemente complicado hacerlo en el contexto de un desastre. Se estima que, anualmente, 1 de cada 10 adultos mayores viven incidentes de abuso sexual, físico, 28 Violencia sexual durante desastres psicológico o financiero en los Estados Unidos; solo 1 de cada 24 casos llega a denunciarse (Makaroun et al., 2020). Durante los desastres, aumentan los obstáculos para denunciar abusos, dado a que muchas víctimas están confinadas en sus hogares, bajo la vigilancia constante de cuidadores abusivos, y existen pocas oportunidades para que otros proveedores y seres queridos identifiquen las señales del abuso. Adicionalmente, los cuidadores y otros proveedores de atención pudieran tener menos disposición a denunciar sospechas de abuso mientras están abrumados con sus propias necesidades y las de los individuos a su cargo en cuanto a supervivencia y recuperación ante un desastre (Birnstengel, 2020; Judson & Nieto, 2020). Sin embargo, informes anecdóticos de todo EE.UU. sugieren un aumento significativo en el abuso de adultos mayores y de personas con discapacidades durante la pandemia COVID-19. Datos de países alrededor del mundo sugieren lo mismo (Birnstengel, 2020; Han & Mosqueda, 2020). Los desastres frecuentemente aumentan el aislamiento social, un factor de riesgo significativo para la victimización sexual entre adultos mayores y personas con discapacidades. En el caso de COVID-19, muchos adultos mayores y personas con discapacidades padecen afecciones médicas que aumentan los riesgos de contraer el virus, padecer síntomas graves y fallecer debido al COVID. Las medidas implementadas para prevenir la transmisión del virus entre los adultos mayores y las personas con discapacidades también aumentan el aislamiento social. Bien sea que vivan independientemente en su comunidad o en geriátricos con cuidado a largo plazo, muchos adultos mayores y personas con discapacidades han estado recluidos con un cuidador abusivo durante las órdenes de confinamiento en casa. El contacto limitado con personas fuera de sus hogares y la prohibición de visitantes a centros de cuidado a largo plazo reducen las oportunidades para que los trabajadores del sector de la salud, la familia, amigos y otros conocidos puedan identificar e intervenir ante el abuso de adultos mayores y personas con discapacidades que dependen de un cuidador (Han & Mosqueda, 2020; King, n.d.; Makaroun et al., 2020; Vera Institute of Justice, 2020). Los desastres también pueden causar escasez en la plantilla de empleados y cambios que podrían incrementar el potencial para abusos sexuales en entornos institucionales y comunitarios. Es posible que los asistentes de cuidado personal, proveedores de transporte, familiares cuidadores y otros que brindan apoyo diario a los adultos mayores y/o a personas con discapacidades no estén disponibles durante un desastre debido a lesiones o enfermedades, desplazamiento y reubicación, reasignación para responder ante la crisis u otros factores. Esto puede aislar aún más a las personas que dependen de cuidadores, incrementando el potencial para el abuso y disminuyendo las oportunidades para la intervención (King, n.d.). Para abordar estas necesidades, es posible que haya gran presión para llenar estas vacantes con nuevos proveedores. Sin embargo, durante el COVID-19, los intercesores expresaron su preocupación de que, en un esfuerzo por reemplazar a los trabajadores esenciales con la mayor rapidez posible, los empleadores flexibilizaron algunos requisitos para la contratación, como períodos obligatorios de espera para recibir informes sobre antecedentes y requisitos de capacitación integral para ayudar a prevenir el abuso (Vera Institute of Justice, 2020). Además, cuando los adultos mayores y/o las personas con discapacidades tienen que cambiar de asistente personal, existen nuevos potenciales para incidentes de abuso (Vera Institute of Justice, 2020). En los entornos institucionales, como geriátricos y otros centros de cuidados a largo plazo, los problemas crónicos de escaso personal, la falta de supervisión administrativa, el agotamiento de los empleados y condiciones estresantes de trabajo pueden aumentar la probabilidad de abusos contra adultos mayores, incluyendo abuso sexual (CDC, sin fecha). Los desastres pueden disparar todos estos factores de riesgo, dado a que los empleados se encuentran abrumados con los efectos de un desastre sobre los residentes y ellos mismos. 29 Trata con fines de explotación sexual, extorsión sexual y sexo por supervivencia 12 La inseguridad económica y en la vivienda generada y exacerbada por los desastres aumenta los riesgos de explotación sexual, incluyendo la trata con fines de explotación sexual, extorsión sexual y el sexo por supervivencia (IFRC, n.d.b; Polaris, 2020f). Los traficantes se aprovechan de las desigualdades existentes para entrampar y controlar a las víctimas y, a menudo, se enfocan en personas que se encuentran en situaciones inseguras, de pobreza, que batallan con necesidades no satisfechas de salud mental o abuso de sustancias, que están aislados de sus sistemas de apoyo o han sido obligados a escapar de su hogar (British Columbia, n.d.; CDC, n.d.e; Franchino-Olsen, 2019). Todas estas condiciones son resultados comunes de los desastres. Cuando un desastre deja a las personas sin ingresos y sin techo, es posible que muchos se vean obligados a realizar actividades sexuales transaccionales 13 o sexo por supervivencia a cambio de acceso a comida, refugio u otras necesidades (MNCASA, n.d.; Peterman et al., 2020). Una joven que participó en un proyecto de la Cruz Roja en Haití explicó: Es posible que las chicas estén teniendo relaciones sexuales a cambio de ayuda o incluso protección. Cuando no hay dinero ni buenos trabajos tras un desastre, las mujeres y chicas a veces necesitan recurrir al sexo transaccional. No siempre tienen opciones (IFRC, 2020a, p. 19). Si bien es cierto que cualquier persona puede ser víctima de la trata de personas, las personas marginadas en términos sociales y económicos debido al racismo, nativismo, clasismo, heterosexismo, sexismo, discriminación por edad o capacitismo corren el mayor riesgo (British Columbia, n.d.; CDC, n.d.e; Polaris, 2020b, 2020g; Todres & Diaz, 2020). Los estudios indican que las chicas Negras están representadas de forma desproporcionada entre las víctimas de trata de menores con fines de explotación sexual y las personas latinas están representadas desproporcionadamente entre las víctimas de la trata de personas en general, y particularmente en la trata con fines de explotación laboral (Polaris, 2020g). Los jóvenes LGBTQ, los que están involucrados en los sistemas de tutela/preadopción (foster care) o el sistema penal de menores, así como los jóvenes con discapacidades también corren mayores riesgos de caer en la trata con fines de explotación sexual (Franchino-Olsen, 2019; Institute of Medicine & National Research Council, 2013). Las personas que han vivido incidentes previos de violencia y trauma, particularmente abuso sexual, también corren mayor riesgo de ser víctimas de la trata de personas (Franchino-Olsen, 2019; Institute of Medicine & National Research Council, 2013; National Human Trafficking Hotline, n.d.). Estas personas y comunidades también enfrentan impactos desproporcionados de los costos materiales, sociales y económicos de los desastres, lo que amplía incluso más las vulnerabilidades existentes y limita las opciones de escapar situaciones de explotación (IFRC, n.d.a; Todres & Diaz, 2020). Las denuncias de trata de personas aumentaron durante la pandemia COVID-19. Durante el mes posterior a la implementación de órdenes de confinamiento en casa en los EE.UU., las llamadas por crisis a la Línea nacional para víctimas de trata de personas incrementaron en más de un 40% y las solicitudes de ingreso inmediato a refugios de emergencia casi se duplicó (Polaris, 2020f). Los datos provenientes de la línea directa nacional también sugieren que los traficantes se adaptaron rápidamente a las circunstancias cambiantes de la pandemia. Mientras las órdenes de confinamiento en casa estuvieron en vigor, las denuncias de situaciones de trata de personas por medio de Internet aumentaron en más de un 45%, mientras que las denuncias de trata con fines de explotación sexual fuera de Internet (como la prostitución en la calle) descendió en aproximadamente un 30%. Notablemente, los análisis anteriores han 12La trata con fines de explotación sexual es el delito de utilizar la fuerza, el fraude o métodos de coerción para lograr que una persona participe en actividades sexuales a cambio de algo de valor, como dinero, vivienda o drogas. La extorsión sexual ocurre cuando un individuo abusa de su poder o autoridad para coaccionar a la víctima para que le otorgue imágenes, videos o realice actos sexuales. El sexo por supervivencia se refiere al intercambio de actos sexuales para satisfacer necesidades básicas, como alimento, techo y ropa sin que sea abiertamente por la fuerza, mediante el fraude o coacción de parte de un traficante. De acuerdo con las leyes federales, esto constituye un tipo de trata con fines de explotación sexual si la persona es menor de edad. 13El sexo transaccional se refiere al intercambio de actos sexuales por obsequios, dinero u otros servicios sin que sea abiertamente por la fuerza, mediante el fraude o coacción de parte de un traficante. De acuerdo con las leyes federales, esto constituye un tipo de trata con fines de explotación sexual si la persona es menor de edad. 30 Violencia sexual durante desastres revelado que las situaciones de trata de personas mediante Internet tienen una probabilidad significativamente mayor de involucrar a niños y adolescentes, comparado con otros tipos de trata con fines de explotación sexual (Polaris, 2021). La pandemia COVID-19 también generó un aumento en las denuncias de propietarios de viviendas en alquiler que presionaban a sus inquilinos a intercambiar servicios sexuales para evitar el desalojo (NAESV, 2020; Polaris, 2020c). Es importante resaltar que, de acuerdo con las leyes federales, la coacción de personas para que realicen actos sexuales u otorguen imágenes explícitas a cambio de algo de valor, en este caso, vivienda, constituye un delito de trata con fines de explotación sexual (Polaris, 2020d). Aunque las legislaturas a nivel estatal y federal promulgaron políticas para cesar temporalmente los desalojos durante la pandemia, no se incluyó la condonación de deudas de alquiler y millones de personas no pudieron pagar el alquiler porque perdieron el empleo y sus ingresos durante la vigencia de las órdenes de confinamiento en casa (Jabola-Carous, 2020). Las personas que pasan por situaciones de inseguridad económica o en la vivienda tienen mayores probabilidades de vivir incidentes de extorsión sexual por parte de los propietarios; las mujeres de color de escasos recursos son, de manera desproporcionada, objeto de este tipo de extorsión (Jabola-Carolus, 2020; Oliveri, 2018; Ruíz et al., 2020). Además de aumentar la vulnerabilidad a la explotación, los desastres empeoran las condiciones para las personas que ya están en situaciones de trata de personas y dificultan la posibilidad de identificar y atender a las víctimas de manera exhaustiva (IFRC, n.d.a; Todres & Diaz, 2020). Informes de sobrevivientes y proveedores de servicio durante la pandemia COVID-19 indican que la demanda de servicios sexuales en la calle y a través de llamadas ralentizó durante la pandemia, debido a las órdenes de confinamiento en casa e inquietudes respecto a la transmisión del coronavirus. No obstante, el comercio sexual no se ha detenido y algunos compradores de sexo están explotando la creciente crisis económica y falta de otros compradores para negociar menores precios y actividades sexuales más riesgosas, como actos sexuales más agresivos y eliminar el uso del condón (Fraser, 2020; Polaris, 2020c). Al mismo tiempo, las personas que han sido traficadas enfrentan altos riesgos de exposición al coronavirus, con limitada o ninguna posibilidad de practicar o implementar medidas de protección como el distanciamiento físico o el uso de la mascarilla, y a menudo viven en condiciones de hacinamiento (IFRC, n.d.a; Todres & Diaz, 2020). Acoso sexual en el lugar de trabajo En medio del desempleo, despidos y cesantía laboral generalizada que frecuentemente sigue tras un desastre importante, los que pueden seguir trabajando a menudo enfrentan un entorno laboral drásticamente distinto. Muchos lugares de trabajo se ven escasos de personal y muchos empleados pudieran tener que trabajar en lugares remotos o aislados. Durante una epidemia o pandemia, es posible que las pautas de distanciamiento social cambien 31 las asignaciones y horarios de trabajo. Todos estos factores contribuyen a que los lugares de trabajo se vuelvan cada vez más aislados y decentralizados, aumenta la probabilidad de que ocurran incidentes de acoso sexual y se reduce la posibilidad de que los transeúntes vean o interrumpan lo sucedido, o de que los sobrevivientes denuncien el incidente o que la gerencia aborde la situación (Ending Violence Association of British Columbia [EVA BC], n.d.; Feldblum & Lipnic, 2016; Strauss, 2020). Además, la intensificación de la amenaza del desempleo después de que acontece un desastre puede desalentar incluso más a las víctimas de denunciar el acoso sexual en el lugar de trabajo, les da más ventaja a los empleadores explotadores y dificulta la posibilidad de abandonar un entorno laboral abusivo para buscar otro empleo. Los trabajadores esenciales en empleos que no se pueden realizar desde la casa viven constantes e intensos incidentes de acoso sexual en el lugar de trabajo durante y después de los desastres. Por ejemplo, el personal de servicio de alimentos que recibe propinas, la mayoría, mujeres, y desproporcionadamente, mujeres de color, ya afrontan altos riesgos e índices de acoso sexual en el trabajo (Feldblum & Lipnic, 2016; One Fair Wage et al., 2020). Durante la pandemia COVID-19, el acoso de trabajadores que reciben propinas se volvió hasta más común y particularmente amenazante. Más de un 40% de los trabajadores en servicio de alimentos encuestados en cinco estados y en el Distrito de Columbia reportaron que el acoso sexual de parte de los clientes había aumentado durante la pandemia, a la vez que se habían disminuido sus ingresos debido al cierre de restaurantes y menos actividad comercial. Los clientes hombres regularmente les exigían a las trabajadoras que se quitaran las mascarillas, poniendo su salud y seguridad en riesgo por el placer sexual del cliente, para recibir mejores propinas, en una época durante la cual el sustento de muchos trabajadores dependía de estas. Una camarera y gerente de un bar en Chicago describió una interacción así con un grupo de comensales durante la pandemia COVID-19: Cuando llegó el momento de llevarles la cuenta, un hombre dijo, “Disculpe, señorita, necesito que se quite la mascarilla para que podamos verle la cara y saber cuánta propina dejarle”... Las personas están insinuándosenos de manera muy agresiva... Jamás en la vida había visto esta repetida falta de respeto contra mi personal (One Fair Wage et al., 2020, p. 19). Aunque los datos acerca de la prevalencia del acoso sexual hacia empleados domésticos y trabajadores agrícolas durante la pandemia COVID-19 no están disponibles todavía, estos trabajadores esenciales también sufren índices desenfrenados de acoso en general y, tras un desastre, lo más probable es que las condiciones se deterioren más (Saccomano, 2020). Los trabajadores domésticos, cuya fuerza laboral está compuesta en un 90% de mujeres, más de la mitad, mujeres de color y, desproporcionadamente, mujeres inmigrantes, apoyan a adultos mayores y a personas con discapacidades, brindan cuidado infantil y mantienen limpios los hogares (Maye, 2020; Wolfe et al., 2020). Los trabajadores agrícolas, cuya fuerza laboral está compuesta en un 83% de latinos y una gran mayoría de ellos son inmigrantes, y más de la mitad son indocumentados, mediante su trabajo llevaron el alimento a hogares de todo el país y del mundo (Farmworker Justice, n.d.). Su labor sustenta la vida humana y es absolutamente esencial para ayudar a las familias y comunidades a sobrellevar un desastre, y aún así, los trabajadores domésticos y agrícolas son entre los peores pagados y los menos protegidos de la sociedad. Debido al legado de la esclavitud y las leyes Jim Crow, la mano de obra doméstica y agrícola fue excluida expresa e intencionalmente de las leyes laborales federales del 1930, las cuales establecían el derecho a la sindicalización, salarios mínimos, pago por horas extra y estándares sobre el trabajo infantil. A estos trabajadores esenciales aún se les niegan muchos de los derechos legales y protecciones promulgadas desde ese entonces (Farmworker Justice, n.d.; Maye, 2020). Cuentan con mínima o ninguna clase de protección contra el acoso sexual, la extorsión sexual, las represalias por 32 Violencia sexual durante desastres denunciar abusos o ser despedidos sin notificación o justificación (Maye, 2020; Saccomano, 2020; Soriano, 2020). Muchos trabajadores también temen la amenaza de ser deportados si denuncian incidentes de acoso o violencia sexual (Burnham & Theodore, 2012; Yeung & Rubenstein, 2013). Al contrario de otras industrias, las leyes actuales permiten que menores de hasta 12 años trabajen en el sector de la agricultura; algunos niños que trabajan en granjas son incluso más pequeños. Asimismo, muchos padres y madres que trabajan en agricultura toman la difícil decisión de llevarse a sus hijos a trabajar en el campo cuando no hay cuidado infantil ni escuelas disponibles (Hellerstein, 2020; Ramírez, 2020). Los niños y adolescentes que sufren acoso o abuso sexual en estos entornos a menudo enfrentan amenazas adicionales de daño contra sus familias si divulgan lo sucedido (Kimber Nicoletti-Martínez, comunicación personal, 24 de mayo de 2021). Estos factores contribuyen al abuso generalizado y persistente contra los trabajadores domésticos y agrícolas de todas las edades y posiblemente la situación se agrave debido a las crisis económicas precipitadas por los desastres, incluyendo la pandemia COVID-19 (Maye, 2020; Ramírez, 2020; ONU Mujeres, sin fecha). De acuerdo con lo señalado por dos organizaciones nacionales de intercesoría: Las circunstancias existentes relacionadas con la pandemia son propicias para la violencia y la explotación de los trabajadores agrícolas, debido a mayores niveles de estrés, ansiedad y sensación de impotencia, junto con la vulnerabilidad en términos generales de esta población. La violencia doméstica, la violencia sexual y la trata de personas son todas amenazas reales contra los trabajadores agrícolas durante estos momentos de inestabilidad (Farmworker Justice, n.d., p. 41). Estas restricciones interseccionales de la raza, el género y la ciudadanía empeoran la difícil situación de los esfuerzos de los trabajadores domésticos para lograr que se reconozcan sus derechos y, en vista de la crisis por el COVID-19, los deja en una situación incluso más vulnerable en nuestra economía (Maye, 2020, p. 3). Además del mayor riesgo de sufrir acoso sexual en el lugar de trabajo, los trabajadores domésticos y agrícolas corren más riesgos y cuentan con menos apoyo en el contexto del COVID-19. La naturaleza de su trabajo los pone en proximidad cercana con otras personas, aumentando así el riesgo de exposición, síntomas graves y fallecimiento a causa del virus (Farmworker Justice, n.d.; Maye, 2020). La mayoría no ha tenido acceso al equipo de protección personal necesario, no pueden tomar días libres por enfermedad y no tienen seguro médico o no pueden buscar atención médica cuando la necesitan (Clark, 2021; Lindsay, 2020; Treviño-Sauceda, 2020; Wolfe et al., 2020). Al mismo tiempo, a muchos o a la mayoría se les ha negado el acceso a beneficios por desempleo u otras medidas de ayuda económica implementadas durante la pandemia debido a que reciben pago en efectivo, no cuentan con un estatus migratorio documentado u otros factores (Clark, 2021; Ramírez, 2020). Entre las personas que trabajan desde la casa durante la pandemia COVID-19, el acoso sexual en el lugar de trabajo ha cambiado, pero no ha cesado. Los entornos de trabajo a distancia pueden hacer que la gente crea que las normas y expectativas estándar del trabajo no aplican y, por ende, permiten que las personas exhiban conductas de acoso con menos responsabilidad (Feldblum & Lipnic, 2016; Livelihood Law Firm, 2020). Las denuncias de acoso por Internet se dispararon a medida que cada vez más personas empezaron a trabajar en un entorno virtual (Norris & Torrisi, 2020). Además de comentarios, gestos y mensajes de chat acosadores y ofensivos durante reuniones virtuales, las mujeres describieron haber recibido presión o demandas de supervisores y compañeros de trabajo pidiendo que se maquillaran más o se vistieran de forma más “sexy” en las plataformas de videoconferencia, así como peticiones de que mostraran todo el cuerpo en la cámara, en vez de solo el rostro (Elsesser, 2020; Norris & Torrisi, 2020). Una mujer describió: 33 El director de la compañía utiliza Zoom para tomar capturas de pantalla donde aparezco yo y otras mujeres y luego las comparte con sus colegas, haciendo comentarios degradantes e insinuando que las fotos nos hacen ver como si estuviéramos realizando actos sexuales (Rights of Women, 2021, p. 11). A medida que los empleados dependen cada vez más de las redes sociales y digitales para permanecer en contacto, es posible que algunos estén más dispuestos a sobrepasar el límite entre una relación profesional y una personal, enviando mensajes, fotos, emojis o memes no deseados y potencialmente ofensivos a compañeros de trabajo. Las llamadas o mensajes no deseados después de las horas de trabajo se han vuelto más comunes, incluyendo preguntas acerca de lo que está vistiendo o haciendo la persona que recibe la llamada (P. Singh, 2020). Es más probable que estas conductas de acoso sexual ocurran en canales virtuales sin monitoreo de los supervisores, incluyendo mensajes de texto individuales, chats en grupo y correos electrónicos (Swirling, 2020). Trabajar desde la casa puede generar una atmósfera más informal que pudiera fomentar comunicaciones ofensivas y no deseadas, a la vez, haciendo que sea más difícil que los destinatarios y supervisores puedan reconocer estas conductas como acoso (P. Singh, 2020). El hecho de que este tipo de acoso ocurre mientras las víctimas están en casa puede aumentar la sensación de miedo y violación, como lo describió una mujer: Tener que dejar entrar a colegas a mi habitación [a través de reuniones por video] significa que siento que se ha invadido mi privacidad y ningún lugar es seguro. Los hombres ahora tienen más arsenal con el cual burlarse de mí (Rights of Women, 2021, p. 10). Las barreras para denunciar el acoso sexual en el lugar de trabajo pueden incrementarse durante y después de los desastres y cuando los casos sí se denuncian, podrían retrasarse o desviarse los procesos de investigación y rendición de cuentas. Una trabajadora esencial en un hospital que denunció un incidente de acoso sexual ante su empleador en el Reino Unido describió su experiencia: Luego de que se declarara la pandemia, toda la atención se enfocó en el manejo de las presiones y necesidades clínicas... Esto significó que no se inició ninguna investigación durante meses. Mientras tanto, me sentí desprotegida, dado que no había ningún sistema para retirar al acosador del departamento mientras seguía pendiente la investigación (Rights of Women, 2021, p. 16). Incluso sin que haya ocurrido ningún desastre, los casos de acoso sexual en el lugar de trabajo están muy por encima de la cantidad denunciada. El temor a represalias por denunciar podría incrementarse ante oleadas generalizadas de desempleo y despidos durante un desastre, especialmente en el caso de trabajadores de bajo sueldo y trabajadores inmigrantes cuyo estatus migratorio no está documentado o depende del empleador. Adicionalmente, los canales de denuncia podrían no estar disponibles o ser poco claros mientras los departamentos de recursos humanos, 34 Violencia sexual durante desastres equipos de gerencia y otros líderes responsables de garantizar la seguridad en el lugar de trabajo se hallan con poco personal y abrumados con la respuesta ante el desastre. Cuando los empleados trabajan a distancia después de un desastre, ellos y sus empleadores podrían darse cuenta de que las políticas existentes en el lugar de trabajo no definen ni abordan adecuadamente el acoso en los entornos virtuales o a distancia (EVA BC, n.d.). En algunos casos, los empleadores podrían aprovechar las interrupciones causadas por el desastre para minimizar las denuncias de acoso y evadir su obligación legal de abordarlas. En una encuesta en el Reino Unido durante el otoño del 2020, casi una de cada tres mujeres que habían denunciado un incidente de acoso sexual a su empleador recientemente dijo que el proceso de investigación había sido afectado negativamente por la pandemia COVID-19 (Rights of Women, 2021). Abuso sexual mediante imágenes Se reporta que el abuso sexual mediante imágenes 14 (a veces denominado “pornovenganza” o fotografía no consensuada) ha aumentado durante la pandemia COVID-19, a medida que más individuos pasan más tiempo en casa y en Internet y las personas abusivas utilizan los medios digitales para abusar a sus víctimas desde la distancia. La Iniciativa de derechos civiles cibernéticos (Cyber Civil Rights Initiative) brinda recursos y apoyo a las víctimas de abuso sexual mediante imágenes. Durante el mes posterior a la implementación de órdenes de confinamiento en casa, las llamadas a su línea de ayuda por crisis aumentaron en un 54% (Fattal, 2020). Igualmente, las visitas a la página de Internet de la línea de ayuda sobre pornovenganza en el Reino Unido casi se duplicaron al inicio de la pandemia y se reportaron más casos durante las cuatro semanas posteriores, que cualquier otro período de cuatro semanas registrado anteriormente (Price, 2020). Alrededor de la misma época, un sitio web bien conocido por el abuso sexual mediante imágenes publicó el siguiente mensaje: Actualmente tenemos un retraso de 24 horas en el procesamiento de membresías debido al enorme volumen de solicitudes que hemos recibido... Queremos agradecerles a todos nuestros usuarios contribuyentes por todo el esfuerzo que dedican para mantener una fuente constante de pornografía fresca para ver durante los confinamientos que están ocurriendo en todo el mundo (Price, 2020, p. 25). En algunos casos, las personas que cometen actos de abuso sexual mediante imágenes pueden obtener fotos o videos sexuales de desconocidos a través de la suplantación de identidad y ataques cibernéticos, de los cuales se reportó un aumento durante los primeros meses de la pandemia COVID-19, y luego los utilizan para chantajear a las víctimas o compartir pornografía no consensuada (Fattal, 2020). En otros casos, las actuales o ex parejas de las víctimas pueden haber obtenido imágenes consensuadamente, por la fuerza o bajo coerción, o sin el conocimiento de la víctima. Durante los confinamientos, la distribución o la amenaza de distribución de imágenes se convierte en un medio para ejercer poder y control, incluso cuando la víctima y el agresor no están resguardándose en el mismo lugar (Price, 2020). Los intercesores de víctimas y las agencias del orden público también han expresado inquietud porque más personas, incluyendo más niños y adolescentes, están tomándose y enviándose fotos y videos sexuales durante las órdenes de confinamiento en casa, aumentando el potencial para abusos en el futuro (Morse, 2021; Price, 2020). Odio sexualizado y violencia motivada por sesgos El odio y la violencia motivada por sesgos están arraigados en el racismo, la xenofobia, el heterosexismo, la misoginia y otras opresiones ampliamente prevalentes en la sociedad estadounidense. La naturaleza de esta violencia es, a menudo, interseccional y se enfoca en las personas y comunidades por más de una de sus identidades 14El abuso mediante imágenes se refiere a la creación o distribución no consensuada de imágenes o videos sexuales 35 interconectadas (Meyer, 2008; Walser, 2020). El acoso sexualizado y la agresión sexual frecuentemente son las armas de la violencia motivada por el odio y los sesgos, particularmente, pero no exclusivamente, cuando se perpetra contra víctimas lesbianas, gay, bisexuales, queer, transgénero, de género no binario o mujeres (NSVRC, 2012a). A lo largo de la historia, muchos desastres importantes, incluyendo pandemias o epidemias y actos de guerra o terrorismo, han venido acompañados de una proyección en cuanto en la retórica estigmatizante y búsqueda de chivos expiatorios propagadas por los políticos y los medios de comunicación. Estos mensajes avivan prejuicios históricos e incentivan más acosos y violencia contra integrantes de comunidades marginadas (Aguilera, 2020; Bhaman et al., 2020; Gover et al., 2020; Leavitt & Leavitt, 2020). Durante el año después de que el COVID-19 se declarase una emergencia nacional, las denuncias de incidentes de odio contra asiáticos estadounidenses e isleños del Pacífico (AAPI, por sus siglas en inglés) aumentó en un 145% (Center for the Study of Hate & Extremism, 2021; Harwell et al., 2021). Algunos proveedores de servicio describieron el acontecimiento de hasta cien incidentes diarios (NRC & Casa de Esperanza, 2020). Este incremento en violencia por odio ocurrió mientras el entonces presidente, Donald Trump, acompañado por otros funcionarios electos y medios de comunicación, constantemente se referían a el COVID-19 como el “virus chino” y otras palabras racistas que impulsaron la xenofobia y asociaron erróneamente al virus con los inmigrantes asiáticos y los asiáticos estadounidenses (Donegan, 2021; Tavernise & Oppel, 2021). Las personas que cometieron actos de violencia contra los asiáticos estadounidenses e isleños del Pacífico durante la crisis de COVID-19 frecuentemente hacían eco de esos términos y sentimientos racistas. En el trascurso de un año, se informó de casi 3,800 incidentes de odio a Stop AAPI Hate (Paremos el odio a la población AAPI), una base de datos en Internet creada para registrar y responder a incidentes de acoso, violencia y discriminación racista contra las poblaciones AAPI en los Estados Unidos. Estos informes provinieron de los 50 estados y el Distrito de Columbia e incluían actos de acoso verbal, físico y por Internet, discriminación en el trabajo, negación de servicios y otras violaciones a los derechos civiles (Jeung et al., 2021). Las mujeres informaron 2.3 veces más incidentes de odio que los hombres y muchos de los incidentes incluían acoso sexual racializado (Fraser, 2020; IFRC, n.d.b; Jeung et al., 2021; Yam, 2021). Por ejemplo, una persona en Nueva York dijo: Un hombre blanco me hizo un piropo vulgar y luego me siguió agresivamente por toda la cuadra, se me acercó a la cara y gritó “¡china cochina!” y “¡zorra!”, tras darse cuenta de que yo era asiática. Muchos vecinos estaban afuera y nadie intervino (Jeung et al., 2021, p. 7). 36 Violencia sexual durante desastres Durante un incidente parecido al otro lado del país, una mujer vietnamita-estadounidense en Los Ángeles recibió una agresión verbal en un restaurante de parte de un hombre que la insultó de manera racista y con palabras sexualmente degradantes, luego de que ella rechazara su invitación a almorzar (Abdollah & Hughes, 2021; Bit & Hung, 2020; Huang, 2020). Los activistas comunitarios, entre otros, resaltaron las similitudes con el repentino aumento de incidentes de odio cometidos contra las comunidades LGBTQ, particularmente contra los hombres gay y bisexuales, durante la crisis del SIDA en los años 80 (Leavitt & Leavitt, 2020; Walters, 2020). La retórica proveniente de la Casa Blanca en ese momento, de igual manera, avivó la estigmatización e inculpación dirigidas a las comunidades marginadas (Killian, 2020; Walters, 2020). Encuestas de comunidades LGBTQ en Nueva York hallaron que un 28% de los incidentes de odio en 1985 incluyeron acoso verbal relacionado con el SIDA y la cifra general de incidentes de odio contra personas LGBTQ se duplicó el año siguiente. Los grupos de defensoría LGBTQ en todo el país describieron el aumento en la frecuencia de las agresiones y la brutalidad durante la crisis del SIDA (Greer, 1986). Igualmente, tras el ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001, se vio el aumento en la retórica inculpatoria y la violencia motivada por el odio y los sesgos, incluyendo incidentes de violencia sexual. Los autores de estos actos de violencia, principalmente hombres blancos, acusaron, amenazaron y agredieron a musulmanes, sikh, árabes estadounidenses, estadounidenses sudasiáticos y otras personas que percibían como originarios del Medio Oriente (Alimahomed-Wilson, 2017; Lichtblau, 2016). De acuerdo con estadísticas del FBI, la cantidad de crímenes de odio contra musulmanes reportados aumentó en más de un 1,600% en 2001 (Schevitz, 2002). Durante una entrevista en 2002, Maha ElGenaidi, directora ejecutiva de Islamic Network Group dijo: Este ha sido el patrón durante mucho tiempo. Fuimos testigos de lo mismo después de la bomba en Oklahoma, después del primer ataque terrorista contra el World Trade Center en 1993 y después de la Guerra del Golfo Pérsico. Me alegra que, finalmente, los estadounidenses están empezando a reconocer esto como un patrón y un problema que debemos abordar (Schevitz, 2002, p. 16). Muchos incidentes de odio contra musulmanes estadounidenses después del 11 de septiembre han incluido el uso de lenguaje, imágenes y violencia misógina, homofóbica y sexualizada (Ahmad, 2004; Southern Poverty Law Center [SPLC], 2011). Los investigadores han resaltado que, aunque personas de todos los géneros son objeto de acoso y violencia islamofóbica, “es una crisis que particularmente tiene que ver con el género” (Elmir, 2016) Las mujeres musulmanas, en especial aquellas que usan el velo, hijab o niqab, corren mayor riesgo de acoso y violencia en espacios públicos, debido a las opresiones combinadas ocasionadas por el sexismo y la islamofobia (Alimahomed-Wilson, 2017; Elmir, 2016; Zempi & Chakraborti, 2014). Agresión sexual en el contexto de la reclusión La agresión sexual en las cárceles, prisiones y centros de detención de menores e inmigrantes puede aumentar, dado a que los desastres llevan al deterioro de condiciones, escasez de personal, retraso en las investigaciones de incidentes bajo la Ley para eliminar la violación en las prisiones (PREA, por sus siglas en inglés) y mayor riesgo de represalias para los sobrevivientes que denuncian el abuso sexual en reclusión. Cada año, se calcula que unos 200,000 adultos y menores son abusados sexualmente tras las rejas, por lo general más de una vez. Alrededor de la mitad de los actos de violencia sexual contra personas en reclusión los cometen otros reclusos y la otra mitad los comete el personal penitenciario. La mayoría de las agresiones no se denuncian, debido a que el personal penitenciario y otros reclusos comúnmente toman represalias cuando los sobrevivientes hacen alguna denuncia. 37 Las personas abusadas sexualmente en entornos de detención de inmigrantes, incluyendo adultos, adolescentes y niños, enfrentan obstáculos adicionales para entablar denuncias y obtener ayuda, incluyendo la falta de acceso al idioma que hablan, falta de representación legal, miedo de deportación y una cultura de secretismo entre las agencias federales de inmigración (JDI, 2009, 2015). Los jóvenes, las personas LGBTQ, las personas con enfermedades mentales y los sobrevivientes de otras victimizaciones sexuales anteriores presentan índices de agresión sexual significativamente mayores en entornos de reclusión, comparado con otras personas detenidas o recluidas (JDI, 2009, 2015, 2018; Fernández, 2020). En todo el país, los centros de detención e instalaciones penitenciarias locales, estatales y federales están poco preparadas para enfrentar un desastre. Según lo describe David Fathi, director del Proyecto nacional de prisiones (NPP) de la American Civil Liberties Union (ACLU), “Durante la planificación ante desastres, al igual que en todo lo demás, los recluidos se consideran posteriormente, si es que se llegan a considerar en absoluto” (Nicholas, 2019, p. 14). Esta falta de preparación ha ocasionado condiciones excesivamente peligrosas en las cárceles y prisiones durante los huracanes Katrina, Rita, Ike, Harvey, Irma y María, entre otros desastres. Los funcionarios de las penitenciarías se rehusaron o no evacuaron las instalaciones que estaban en la trayectoria de las tormentas, dejando a los reclusos en celdas inundadas y sobrepobladas, en total oscuridad cuando se cortó la electricidad y sin alimentos, agua, atención médica ni medios para comunicarse con nadie fuera de las instalaciones para pedir ayuda. Durante entrevistas posteriores al huracán Katrina, muchos reclusos describieron haber sido testigos o haber sido objeto de agresión sexual durante la crisis, a menudo en presencia del personal de la penitenciaria, quienes se rehusaban a intervenir, tanto mientras las personas estuvieron atrapadas en la prisión Orleans Parish (OPP) y como luego de haber sido evacuados por órdenes estatales varios días a la penitenciaria Elayn Hunt (ACLU, sin fecha). Uno de los hombres detenidos en la penitenciaria Hunt escribió: Sí, hubo agresiones sexuales, incluso agresiones físicas brutales entre reclusos. Los reclusos con cargos violentos golpearon a los delincuentes no violentos, les robaron sus objetos de valor, los agredieron o asaltaron mientras los superiores se quedaban como espectadores sin hacer nada; era una situación fuera de control (NPP, 2006, p. 76). Otro hombre recluido en OPP durante el huracán Katrina describió haber escuchado cómo agredían sexualmente a otras personas en la oscuridad. Otros reclusos lo agredieron sexualmente a él después esa misma noche. Cuando trató de denunciar el incidente a un funcionario de la penitenciaria el día siguiente, dijo que el funcionario “simplemente me miró y sacudió la cabeza. Me dijo, ‘No hay nada que pueda hacer al respecto’”. Ese mismo hombre fue agredido sexualmente otra vez la noche siguiente (ACLU, n.d., p. 47). La pandemia COVID-19 ha presentado una amenaza extrema para la salud y seguridad de los recluidos o detenidos. Ejercer las medidas de distanciamiento social es virtualmente imposible en prisiones, cárceles o instalaciones de reclusión. Muchos productos de limpieza, como el gel antibacterial, se consideran bienes de contrabando y el acceso al jabón y el agua corriente está estrictamente restringido. Para diciembre del 2020, uno de cada cinco reclusos en los EE.UU. había dado positivo a COVID-19, en comparación con uno de cada 20 en la población general (Schwartzapfel et al., 2020). Por otra parte, la pandemia suma a los significativos problemas de escasez de trabajadores en muchas instalaciones en todo el país, generando riesgos adicionales de seguridad (Texas Criminal Justice Coalition, 2020). Según lo expresó Matthew Van Winkle, funcionario senior de programas en Just Detention International, durante el COVID-19 “en todos los niveles, el gobierno está dejando al azar 38 Violencia sexual durante desastres no solo la seguridad sexual sino también la posibilidad de sobrevivir de algunos reclusos” (JDI & California Coalition Against Sexual Assault [CALCASA], 2020). Con la suspensión de las visitas y la restricción de los canales de comunicación (incluso el teléfono y el correo postal en algunos casos) durante la pandemia, los sobrevivientes enfrentan obstáculos incluso mayores para denunciar o recibir asesoramiento, servicios médicos o legales relacionados con un incidente de agresión sexual al estar recluidos (JDI & CALCASA, 2020). Los desafíos en cuanto a personal, visitas y canales de comunicación generados o agravados por la crisis debido al COVID-19 podrían causar retrasos importantes en las investigaciones PREA cuando los sobrevivientes hacen una denuncia. En algunos casos, es posible que los sobrevivientes teman que la represalia por denunciar podría manifestarse en quedar expuestos a COVID-19. Por ejemplo, en un centro de detención de inmigrantes en Arizona, una mujer transgénero describió cómo la pusieron en una celda de aislamiento minutos después de haber visto cómo sacaban a un hombre con síntomas de COVID-19 de la misma celda. Recién había denunciado un incidente de acoso sexual por parte de otro detenido y el traslado a una celda de aislamiento se sintió como un castigo. Luego de haber estado allí de pie durante cinco horas, temerosa de que sentarse o tocar cualquier cosa la expondría al virus, retiró su queja sobre acoso sexual (Fernández, 2020). Violencia sexual en refugios y campamentos para personas desplazadas Alrededor del mundo, se han documentado altos índices de violencia sexual en campamentos y refugios para personas y familias desplazadas por desastres naturales y causados por el ser humano (Thurston et al., 2021). Durante el huracán Katrina en 2005, denuncias de agresión sexual dentro del refugio Superdome y otros centros de evacuación empezaron a salir a la luz ante los medios de comunicación tan solo horas después del paso de la tormenta. Casi una tercera parte de los incidentes de agresión sexual denunciados en el contexto del huracán Katrina ocurrieron en refugios de personas evacuadas (Klein, 2008). Es notable destacar que, estudios realizados por los Centros para el control y prevención de enfermedades (CDC) hallaron que las probabilidades de que las niñas y jóvenes (de entre 13 y 24 años) desplazadas a campamentos o asentamientos con carpas después del terremoto en Haití en 2010 sufrieran algún tipo de abuso sexual después del terremoto eran significativamente mayores que las de sus homólogas, desplazadas o no, que no acudieron a campamentos o asentamientos (CDC et al., 2014). Las condiciones de hacinamiento, caos y poca seguridad en los centros y refugios de evacuados pueden aumentar los riesgos de agresión sexual, particularmente contra niños, mujeres y personas LGBTQ (International Union for the Conservation of Nature [IUCN], 2020; ONU Mujeres, sin fecha). En medio del caos de las evacuaciones, podría ser difícil que el personal de los refugios y la policía identifique y rastree a las personas que se encuentran en el registro de delincuentes sexuales, a fin de asegurar que no compartan vivienda temporal con personas evacuadas que sean particularmente vulnerables al abuso (Ford & Buchanan, 2018; Sullivan, 2017). Los refugios de evacuación quizá no cuenten con puertas con cerrojo en los baños, ni zonas privadas para dormir, o siquiera iluminación adecuada (si es que la hay), especialmente en lugares más remotos o aislados; todos estos factores pueden contribuir a que existan más riesgos de violencia sexual (ONU Mujeres, sin fecha). La presencia o ausencia de instalaciones separadas conforme el género para dormir, vestirse e ir al baño también pueden jugar un papel. Aunque muchos expertos en materia de respuesta ante desastres abogan por la separación de espacios según el género para reducir la posibilidad de incidentes de violencia sexual (ONU Mujeres, sin fecha), esto podría generar un riesgo considerable de daños contra personas transgénero, no binarias y de dos espíritus, quienes sufren altos índices de violencia sexual y acoso por parte del personal y los residentes en los refugios de emergencia, tanto durante un desastre como en situaciones ordinarias (bonnabella. xvx, 2020; Camey et al., 2020; North, 2017; NRC & FORGE, 2020). La falta de privacidad en refugios y campamentos para personas desplazadas también les dificulta a los sobrevivientes la posibilidad de denunciar si han vivido un incidente de violencia sexual y, por lo general, los servicios ya están abrumados (IUCN, 2020; ONU Mujeres, n.d.c). 39 El trauma y la sanación durante desastres Los desastres pueden causar niveles extremos de angustia a las personas y comunidades afectadas. Las sensaciones intensas de miedo, duelo, ansiedad, indignación, impotencia y desesperanza son comunes y generalizadas. En el caso de los sobrevivientes de violencia sexual, independientemente de que el incidente haya ocurrido durante o antes del desastre, las circunstancias de una catástrofe también pueden detonar graves reacciones al trauma y complicar las necesidades de sanación de los sobrevivientes (NAESV, 2020). Estas experiencias pueden hacer que los sobrevivientes recuerden el trauma y las sensaciones generadas durante experiencias pasadas de violencia, crear un sentido más intenso de peligro en el momento y causar una reacción de supervivencia en el cuerpo. Es posible que los sobrevivientes presenten recuerdos recurrentes, pesadillas y otras reacciones al trauma vinculadas con incidentes pasados. El estrés relacionado con los efectos inmediatos y a largo plazo de los desastres Las investigaciones sugieren que, al menos la mitad de las personas afectadas directa o indirectamente por un desastre, sufren impactos significativos en su salud mental y que las personas con un historial previo de trauma tienen mayor propensión a presentar síntomas de estrés postraumático, depresión, ansiedad y otros efectos adversos de salud mental tras la llegada de un desastre (Lee et al., 2020; Raj et al., 2020; Rezaeian, 2013; Taggart et al., 2021). En el caso de sobrevivientes de violencia sexual, vivir y enfrentar las pérdidas personales, sociales, financieras y materiales que un desastre deja a su paso puede detonar recuerdos, sentimientos y reacciones al trauma vinculadas con experiencias pasadas de acoso, abuso y agresión sexual (MNCASA, sin fecha). Condiciones retraumatizantes de los refugios Refugiarse durante un desastre, bien sea en el hogar o en un centro de evacuación, frecuentemente involucra estar aislado de la familia y amigos, restricción de la libertad de movimiento, reglas estrictas de conducta, mayor vigilancia y acceso limitado a las necesidades básicas. Para cualquier persona, estas condiciones pueden ser sumamente difíciles. Para los sobrevivientes de violencia sexual, también pueden ser intensamente 40 Violencia sexual durante desastres retraumatizantes, dado a que estas son las mismas condiciones que muchas personas abusivas imponen y explotan como tácticas para controlar y abusar a las víctimas (Eduardo & Powell, 2020; NRC & Common Justice, 2020; Taggart et al., 2021; Vera Institute of Justice, 2020; Walker, 2020). Investigaciones durante la pandemia COVID-19 hallaron que las personas con un historial de violencia sexual o entre parejas íntimas reportaron índices más altos de depresión o ansiedad durante las primeras dos semanas de la aplicación de órdenes de confinamiento en casa y que los síntomas se empeoraron con el tiempo (Raj et al., 2020). Ansiedad en el entorno médico Muchos sobrevivientes de violencia sexual sienten niveles intensos de ansiedad ante las citas médicas, incluso en ausencia de un desastre. Los procesos y dinámicas comunes de la atención médica, como tener que desvestirse y acostarse, ser tocado, el hecho de que se inserten objetos en el cuerpo del paciente, estar en una posición física y emocionalmente vulnerable ante una figura de autoridad, entre muchas otras, puede ser una situación difícil y potencialmente detonante para los sobrevivientes de abuso o agresión sexual. Adicionalmente, muchos sobrevivientes BIPOC, sobrevivientes LGBTQ, sobrevivientes con discapacidades y sobrevivientes de otras comunidades marginadas han sido maltratados y traumatizados repetidamente por los sistemas y proveedores de atención médica, contribuyendo así a las ansiedades sobre y la evasión de servicios de atención médica (Bein, 2011; Sexual Assault Demonstration Initiative [SADI], 2020). Todas estas inquietudes pueden magnificarse durante un desastre, particularmente durante una epidemia o pandemia, lo cual intensifica la situación e incrementa las barreras en torno a la atención médica (Green et al., 2020; NRC & FORGE, 2020; Vera Institute of Justice, 2020). El trauma complejo Las personas sufren un trauma complejo cuando están expuestas a prolongados, recurrentes o graves períodos de victimización, como suele ocurrir a menudo en el contexto del abuso de menores, violencia entre parejas íntimas, abuso institucional, trata de personas y otras condiciones de cautiverio físico o emocional y abuso crónico (Courtois, 2004; National Center for PTSD, n.d.; Pressley & Spinazzola, 2020). Los sobrevivientes de trauma complejo frecuentemente sienten una reacción crónicamente intensa ante el estrés y un sentido de peligro constante, imprevisibilidad o indefensión que puede afectar sus relaciones, estrategias para sobrellevar situaciones, su salud física y mental, y su desenvolvimiento en general. Los desastres y sus efectos pueden detonar e intensificar estas experiencias, ocasionando reacciones psicológicas más intensas y necesidades únicas de apoyo y sanación (Armstrong, 2020; Pressley & Spinazzola, 2020). Durante la pandemia COVID-19, un sobreviviente de trauma complejo escribió: Debido al pánico en torno al coronavirus (COVID-19)... No sé qué pasará ahora. La sensación de peligro inminente es constante. En los días que estoy mejor, aún siento que hay algo a la vuelta de la esquina listo para aplastar cualquier sentido de estabilidad que haya logrado establecer. Todo parece ser tan frágil. Lloro las cosas antes de que haya la necesidad de llorarlas. Estoy a la expectativa de lo peor y lucho por recobrar el control sobre mi cuerpo, mi entorno y el futuro. Es una batalla que no puedo ganar. Con el tiempo, mi sistema se sobrecarga porque vivir al borde es extenuante, tanto mental como físicamente. Y ahí, me disocio, me paralizo o me desmorono. Y el ciclo de hipervigilancia vuelve a comenzar. Este es el impacto que el trauma ha tenido sobre mí y una muestra de cómo se siente tener trastorno de estrés postraumático complejo (C-PTSD, por sus siglas en inglés) (Armstrong, 2020, p. 1-2). 41 Traumas históricos Para los sobrevivientes Negros, los sobrevivientes indígenas y los sobrevivientes de color, los desastres pudieran detonar traumas históricos. Muchos desastres y las desigualdades que exacerban y exponen a la luz están arraigadas en el colonialismo, genocidio, esclavitud, desplazamiento forzado y separación de familias, así como manifestaciones continuas de racismo medioambiental y violencia estructural en los Estados Unidos. Estos y otros desastres inducidos institucionalmente originan heridas emocionales, psicológicas y espirituales colectivas y acumulativas que se transmiten por generaciones (comunicación personal con Strong Oak Lefebvre, 24 de junio de 2021, University of Minnesota Extension, sin fecha). Al reflexionar sobre las conexiones entre los traumas del pasado y el presente durante la pandemia COVID-19, el psicólogo Jean Pierre Ndagijimana escribió: En muchas sociedades que vivieron momentos de temor e intenso estrés colectivos, el coronavirus pudiera desencadenar historias que se habían enterrado en el pasado. Para muchos, esta no es la primera vez en que los adultos mayores en sus/nuestras comunidades y aquellos físicamente vulnerables entre nosotros corren el mayor riesgo de morir debido a una amenaza colectiva... Para algunos, esta no es la primera vez en la que salir de la casa podría ocasionar la muerte... Estas son historias encarnadas que nuestros cerebros y cuerpos han conservado para nuestra supervivencia en el futuro (Ndagijimana, 2020, p. 4-5). Los traumas históricos están profundamente conectados con desigualdades e injusticias económicas, medioambientales, raciales y de otra índole que aún perduran en nuestros días. El repetido fracaso de los gobiernos, socorristas, organizaciones comunitarias, medios de comunicación y otras entidades convencionales a la hora de centrar y priorizar la vida, seguridad y bienestar de las comunidades BIPOC durante los desastres no solo evoca, sino que también reproduce en el presente la larga historia de la violencia racial y la opresión en los Estados Unidos. Esto puede suscitar los traumas históricos, el duelo, el temor, la desconfianza y el escepticismo en los sistemas e intervenciones convencionales (Begay, 2020). Necesidades de sanación no satisfechas Al mismo tiempo en que los desastres pueden detonar reacciones al trauma asociadas con experiencias previas de violencia sexual, también pueden interrumpir o cortar el acceso a muchos de los apoyos a los que recurren los sobrevivientes para su sanación. Las siguientes circunstancias, de común ocurrencia durante los desastres, pueden complicar las necesidades de sanación de los sobrevivientes. Aislamiento social y pérdida de apoyo emocional Las investigaciones han identificado repetidamente el apoyo social como uno de los factores cruciales para fortalecer la capacidad de sobrellevar situaciones y reducir el trauma durante períodos de alto estrés (John-Henderson & Ginty, 2020). En algunos casos, el apoyo social podría incluso aumentar tras un desastre, a medida que los integrantes de una comunidad se unen, están pendientes unos de otros y brindan ayuda mutua y consuelo. No obstante, a menudo, los desastres pueden generar o empeorar el aislamiento social, una barrera significativa para la sanación entre muchos sobrevivientes de violencia sexual. 42 Violencia sexual durante desastres Restricción del acceso a estrategias saludables para sobrellevar situaciones Las dificultades físicas, sociales y económicas ocasionadas por los desastres pueden hacer que sea extraordinariamente difícil, o casi imposible, ir a caminar o al gimnasio, preparar y comer alimentos saludables, participar en pasatiempos o visitar lugares que brinden calma, ir a un lugar de culto u otros espacios en la comunidad, conectarse con familiares y amigos o involucrarse en distintas estrategias a las que los sobrevivientes de violencia sexual recurren para reconfortarse e ir sanando durante su vida cotidiana. Aumento en el consumo de drogas y alcohol para sobrellevar la situación Ante la disminución en el acceso a otras estrategias para sobrellevar situaciones, muchas personas aumentan el consumo de alcohol, medicamentos recetados u otras drogas para hacer frente o escapar de los desafíos físicos, emocionales, interpersonales y de otra índole tras la llegada de un desastre (Czeisler et al., 2020). Para los individuos en recuperación de trastornos de uso de sustancias, incluyendo muchos sobrevivientes de violencia sexual, los desastres pueden provocar fuertes ganas de consumir alcohol o drogas nuevamente, a la vez que impiden o limitan el acceso a grupos de apoyo o tratamientos con medicamentos que brindan apoyo a su recuperación (National Child Traumatic Stress Network [NCTSN] & National Center for PTSD, 2018; SAMHSA, n.d.b). Agravamiento de enfermedades crónicas y afecciones de salud mental Las experiencias de violencia sexual y otros traumas pueden influir en la salud física y mental de los sobrevivientes durante toda su vida. Las afecciones de salud que surgen comúnmente tras algún trauma incluyen problemas gastrointestinales, trastornos auto inmunológicos, dolores de cabeza frecuentes, problemas ginecológicos, trastornos alimenticios, necesidades de salud mental, insomnio, agotamiento, ansiedad y síntomas sin explicación, entre otros (SADI, 2020). Estas condiciones se complican más cuando los desastres causan lesiones, enfermedades o factores de estrés adicional, empeorando la situación aún más debido a la disminución en el acceso a la atención médica y de salud mental. Riesgos contra la seguridad física y emocional Por definición, los desastres amenazan la seguridad física y emocional de las personas y comunidades afectadas. Es posible que los sobrevivientes de violencia sexual enfrenten problemas adicionales de seguridad, particulares a su situación. Para algunos sobrevivientes, la evacuación durante un desastre podría significar tener que dejar un lugar de refugio y arriesgarse a la posibilidad de que pasados agresores que cometieron actos de violencia sexual los encuentren y los lastimen más. Otros sobrevivientes pudieran encarar la situación de que no tienen otra opción más que refugiarse con quienes los abusaron, bien sea en centros de evacuación, en sus propios hogares, o en los hogares de parientes, amigos o conocidos. Además de mayores amenazas a la seguridad física, los desastres pueden perturbar las rutinas, traspasar límites, comprometer la confianza y restringir las opciones. Estos factores pueden ser particularmente perjudiciales a la seguridad emocional y la sanación de personas que han vivido traumas en el pasado. Pérdida de recursos y apoyos materiales Los desastres pueden arrebatar el acceso a las necesidades más básicas del ser humano, incluyendo techo, comida, agua, aire limpio, ropa, calor y descanso. Estos son los requisitos fundamentales para la supervivencia del ser humano y necesarios para sustentar la seguridad física y emocional. Para los sobrevivientes de violencia sexual y otros traumas, a quienes ya posiblemente se les dificulte satisfacer sus necesidades básicas, las pérdidas adicionales ocasionadas por un desastre pueden ser devastadoras y obstaculizadoras para su recorrido hacia la sanación. 43 Sanación y recuperación centradas en el sobreviviente y en la comunidad Aunque se pueden decir muchas cosas acerca de la vulnerabilidad y el trauma causados por los desastres y la violencia sexual, es importante reconocer las abundantes fuentes de fortalezas personales y colectivas que estos sucesos también pueden sacar a la luz. Por generaciones, los sobrevivientes de trauma han encontrado, creado y transmitido los medios para sobrevivir, sanar y trascender los desastres, la opresión y el abuso. Muchos han establecido redes de sobrevivientes para el apoyo mutuo, la defensoría y el activismo a favor de cambios sociales transformadores. Los intercesores, orientadores, socorristas y otros proveedores de servicio deben reconocer y apoyar la resiliencia y el ingenio de los sobrevivientes, así como honrar su experiencia y conocimiento de las estrategias de sobrevivientes que son las más significativas y efectivas para ellos y sus comunidades. Resiliencia histórica y métodos ancestrales “Las personas que han estado viviendo con una pandemia de marginación, desconsideración o negligencia durante gran parte de sus vidas o toda su vida son los individuos que poseen la experiencia y conocimientos que necesitamos hoy en día, y que pudieran ayudar al resto del mundo, pero se les sigue desestimando”. —JD Davids (Werning, 2020) El conocimiento que poseen las comunidades acerca de su propia experiencia y la de sus ancestros, incluyendo sus legados de resiliencia y supervivencia, deben centrarse y honrarse en todas las etapas de la preparación, respuesta y recuperación tras un desastre. En momentos de crisis, muchos sobrevivientes pudieran valerse de y profundizar su conexión con conocimientos y prácticas culturales ancestrales de donde pueden sacar fortaleza y sanación. Las comunidades BIPOC, así como las poblaciones inmigrantes, personas con discapacidades, personas LGBTQ y otras comunidades históricamente marginadas que han vivido desastres y traumas históricos de forma repetida y prolongada a lo largo de la historia estadounidense también han desarrollado, compartido y transmitido estrategias y tradiciones para la supervivencia a generaciones posteriores. Estas pueden incluir espiritualidad y religión, rituales, relatos, arte y música, 44 Violencia sexual durante desastres movimientos y danza, recetas y alimentos, medicinas, conexión con los adultos mayores y el cuidado colectivo, entre muchas otras. Tras siglos de políticas colonialistas, racistas, capacitistas, heterosexistas y de otra índole opresiva que han perseguido y avergonzado a las personas por practicar sus tradiciones culturales y métodos ancestrales, mantener, recuperar y aferrarse a estas estrategias de supervivencia y sanación son una expresión de resiliencia y resistencia en sí (Betty, 2020). Con demasiada frecuencia, el personal de gestión de desastres, los socorristas y los proveedores de servicios no han reconocido, apreciado ni aprendido de la resiliencia histórica y los métodos ancestrales de las comunidades BIPOC, inmigrantes, entre otras, que han sido afectadas desproporcionadamente por los desastres tanto en EE.UU. como alrededor del mundo (FEMA, 2019; Grossman, 2013; Marsella & Christopher, 2004; Trader- Leigh, 2008). Ya existen programas locales, dentro de la misma comunidad, tanto formales como informales, que brindan apoyo a los sobrevivientes en formas tradicionales. Es la responsabilidad de los proveedores de servicios convencionales aprender y resaltar las fortalezas, recursos y resiliencia ya presentes en las comunidades. Para muchas personas y comunidades, la espiritualidad y la religión han sido fuentes vitales de resiliencia en el contexto de desastres naturales y causados por los seres humanos; estos recursos han brindado esperanza y un sentido de propósito, empoderamiento y apoyo social, entre otras importantes fortalezas individuales y colectivas (Alawiyah et al., 2011). Luego del ataque terrorista del 11 de septiembre, un 90% de los adultos en EE.UU. encuestados informan que recurrieron a la religión como ayuda para sobrellevar la situación (Schuster et al., 2001). Entrevistas con sobrevivientes Negros del huracán Katrina hallaron que apoyarse en la existencia de un ser supremo, rezar y meditar, leer la Biblia, ir a la iglesia y prestar servicio a los demás fueron fuentes esenciales de resiliencia emocional durante y después del desastre (Alawiyah et al., 2011; Lawson & Thomas, 2007). Durante la pandemia COVID-19, incluso tras el cierre obligatorio de lugares de culto para prevenir la propagación del virus, un 41% de los adultos Negros, 30% de los adultos latinos y un 20% de los adultos blancos expresaron que la pandemia había fortalecido su fe. Entre las personas que acuden a iglesias históricamente Negras, un 56% de ellas dijeron que su fe se fortaleció durante la pandemia, una cifra mayor que la de cualquier otro grupo (Gecewicz, 2020). “Siento que estoy particularmente bien equipada para ayudar a otros que están teniendo dificultades. Debido al arduo trabajo que he realizado a lo largo de los años para aprender a manejar mi miedo, asombrosamente, estoy convirtiéndome en un recurso valioso. Antes pensaba que mi TEPT complejo era una discapacidad. Pero ante la crisis, me doy cuenta de que es un superpoder". — Stephanie Foo (2020, p. 8) En las comunidades Negras en particular, la fe y las comunidades de fe históricamente han cumplido el rol como pilares importantes de sustento y fuentes de estrategias para sobrellevar situaciones ante las adversidades (Alawiyah et al., 2011; Gates, 2021; Trader-Leigh, 2008). Durante siglos, las iglesias Negras se han ocupado de la resiliencia, no solo espiritual, sino también emocional, física, económica y política de las comunidades Negras ante los actuales desastres que son el racismo y la opresión sistémicos (DeSouza et al., 2020; Gates, 2021; Sinha, n.d.). Tras el arribo del huracán Katrina, los clérigos e iglesias Negras jugaron un 45 papel central como socorristas, proporcionando vivienda, comida, ropa, atención médica y de salud mental, intercesoría en los sistemas y otro tipo de apoyo práctico necesario, generalmente sin reconocimiento, fondos ni ningún respaldo de funcionarios gubernamentales ni organizaciones de ayuda ante desastres (Trader-Leigh, 2008). Durante la pandemia del coronavirus, con sus impactos desproporcionados entre las comunidades Negras, las iglesias Negras en todo el país, de igual manera han brindado una amplia gama de servicios y apoyo, incluyendo comida, apoyo en el empleo, pruebas de COVID-19 y centros temporales de vacunación, así como una conexión social para los adultos mayores y otras personas que enfrentan mayor aislamiento a causa de las órdenes de confinamiento en casa (Abdul-Mutakabbir et al., 2021; Banks, 2020; Bunn, 2021; Guess, 2020; Kolade, 2020; Norris, 2020). Según lo describe el pastor Nick Taliaferro de la Iglesia adventista del séptimo día en West Philadelphia, poco después del comienzo de la pandemia: Cuando pasamos por momentos duros, la iglesia demuestra su relevancia. Lo que estamos viendo ahora es la iglesia, desempeñando el rol que siempre ha tenido en la comunidad Negra en particular, llenando los espacios donde el gobierno y la socio-economía han fracasado (Norris, 2020, p. 7). Además del apoyo práctico que brindan las iglesias Negras, las investigaciones indican que asistir a la iglesia puede fortalecer la salud física y mental entre los fieles de la comunidad Negra. La reverendo Dra. Maria Black y sus colegas resaltan que los cantos de la coral, un aspecto común “Durante momentos de gran incertidumbre como estos, recuerdo que mis ancestros Negros, LGBTQ y mujeres constantemente pasaron por momentos iguales al que vive nuestro mundo actualmente y muchos sobrevivieron. Me apoyo en mi fortaleza persona como mujer Negra, bisexual que existe plenamente en este mundo. Además, tengo acceso al conocimiento transmitido por las madres Negras ancestrales que fundaron el marco de trabajo y el movimiento por la justicia reproductiva. Puedo recurrir al conocimiento que me transmitieron los adultos mayores queer y transgénero, quienes alcanzaron la mayoría de edad durante la epidemia de SIDA en los Estados Unidos, la cual aún seguimos combatiendo, y sobrevivieron, incluso pese a que demasiados de sus familiares y amigos no lo lograron". — Candace Bond-Theriault (Bond-Theriault, 2020, p. 4-5) de las experiencias tradicionales de culto en la comunidad Negra, libera endorfinas y aumenta los umbrales de dolor, los vínculos sociales y la respuesta inmunológica, por ejemplo (DeSouza et al., 2020). Igualmente, estudios respaldan los beneficios de salud física y mental presentes en los rituales y ceremonias tradicionales entre comunidades indígenas. La Dra. Tami DeCouteau, psicólogo clínica, explica: Lo que nos dice la ciencia es que las cosas que ayudan a restaurar tu cuerpo y callan todo el ruido y caos que generan los traumas para que podamos acceder a nuestro conocimiento indígena son las cosas que pertenecen a nuestra cultura, como el sonido y movimiento rítmicos y el 46 Violencia sexual durante desastres movimiento bilateral, las conexiones seguras y las ceremonias significativas que nos ayudan con las transiciones... Esto da una gran validez a lo que sabemos y a quiénes somos como personas indígenas y nos empodera para pensar en cómo revivimos y reunimos esos métodos indígenas para que nos ayuden con nuestra sanación individual y comunitaria (Van Ness Feldman & The Roundtable on Native American Trauma-Informed Initiatives, 2020). A través de la violencia, el desplazamiento forzoso de las tierras indígenas, la conversión religiosa coaccionada mediante las misiones y los internados obligatorios, los gobiernos, iglesias e instituciones estadounidenses buscaron destruir a los pueblos y culturas indígenas durante décadas (Avalos, 2021). Para las personas, familias y comunidades indígenas, sobrevivir los traumas históricos intergeneracionales generados por estos desastres creados por instituciones, conectarse con una identidad cultural a través de tradiciones, costumbres, prácticas e idioma son un medio para profundizar hasta alcanzar la raíz del trauma, encontrando identidad y orgullo en el camino, y participando en el largo y continuo proceso de la sanación. En la vida cotidiana, las personas pueden seguir buscando medios de sanación que hagan resonancia con su situación, lo cual podría incluir una conexión con prácticas religiosas, espirituales y/o culturales (comunicación personal con Stacy Four Star, 24 de junio de 2021). Muchas personas indígenas tienen visiones y sueños que utilizan para sobrevivir y sanar, los cuales, a menudo, son malinterpretados, etiquetados e ignorados por los recursos convencionales de salud mental (comunicación personal con Strong Oak Lefebvre, 24 de junio de 2021). Asimismo, los círculos son un elemento significativo de la forma de pensar de los indígenas, a menudo en contraste con los procesos y puntos de vista lineales del sistema convencional legal, educativo, de atención médica, entre otros. Por ejemplo, los círculos de conversación, el círculo de la vida, la rueda medicinal y las temporadas, direcciones, ceremonias y las cabañas de sudación (temazcal, en algunos lugares) todos tienen forma circular. En las comunidades indígenas, los círculos representan la interconexión de todas las cosas, y el hecho de que no existe ni un principio ni un fin. El círculo también se ve entre los sobrevivientes que ayudan a otros sobrevivientes a sanar, a medida que reciben lo que necesitan para su propia sanación (comunicación personal con Stacy Four Star, 24 de junio de 2021). En las comunidades indígenas, la sanación tiene que ver con las relaciones humanas y la interconexión, lo cual ayuda a restaurar las relaciones con el propio ser, con la comunidad, ancestros y descendientes, así como con el mundo natural y espiritual. El reconocimiento del trauma y el dolor, incluyendo una rendición de cuentas de parte de los individuos que también han hecho daño son igualmente esenciales para la sanación y restauración. Durante el verano de 2021, se encontraron los cuerpos enterrados de casi 1000 niños indígenas en tumbas sin nombre en las sedes de antiguas escuelas internas en Canadá. La respuesta de las comunidades indígenas en todo el continente incluyó ceremonias, oraciones, canciones, arte y ser testigos de las historias de los sobrevivientes y sus descendentes, tanto en persona como por Internet. Las comunidades también exigieron que Canadá y EE.UU. rindieran cuentas y repatriaran los restos de los niños indígenas y que ambos países se sinceraran con respecto a esta historia y sus efectos duraderos que se extienden hasta nuestros días. Esto ha sido parte del trabajo de la Comisión de verdad y reconciliación de Canadá, la cual ofrece un modelo que apoya la sanación de los traumas históricos en los EE.UU. (Coalición de sanación tras los internados para los indígenas estadounidenses [NABS, por sus siglas en inglés], 2021, Strong Oak Lefebvre, comunicación personal, 24 de junio de 2011). La Coalición nacional de sanación ante los internados para indígenas estadounidenses escribió: ... la sanación comienza al confrontar el trauma y entenderlo. Tenemos la esperanza de que EE.UU. finalmente haya dado un paso en el camino hacia confrontar la perjudicial política escolar de inscribir a menores indígenas en internados, y que busque entender para que podamos sanarnos, en pro de nuestro futuro colectivo... Nuestra sanación comienza por tomarnos el tiempo de cuidarnos mutuamente en las maneras que trataron de arrebatarnos. Ve a apoyar 47 a los adultos mayores en estos momentos. Acude a una ceremonia. Canta y baila y ríe para honrar a nuestros ancestros, a quienes se les prohibió hacer todas estas cosas. Y sigue exigiendo justicia (NABS, 2021). En la publicación Decolonizing Community Care in Response to COVID-19 (Cómo descolonizar la atención comunitaria en respuesta al COVID-19), el Colectivo NDN también resalta las medicinas tradicionales y el valor de conectar con estos métodos y conocimientos ancestrales entre los pueblos indígenas: Es cierto que nuestros parientes y ancestros soportaron una guerra bacteriológica a manos del ejército estadounidense, donde sufrieron grandes pérdidas. Pero también es cierto que sobrevivimos y nuestra conexión con los conocimientos y medicinas tradicionales han jugado un papel en esa supervivencia. Durante estos momentos, cuando tenemos que practicar "el distanciamiento social", es el momento ideal para profundizar en el aprendizaje de la medicina tradicional: tinturas y jarabes, comidas tradicionales, plantas medicinales, fermentación, entre otros. Conectémonos con amigos y parientes y aprendamos unos de otros (Begay, 2020, p. 10-11). La conexión con la alimentación tradicional, incluyendo métodos y rituales para cultivar, recolectar, preservar, preparar y compartir comidas, también es una importante fuente de resiliencia para muchas personas y comunidades que se estén preparando, sobrellevando y recuperándose de desastres. En muchos casos, los conocimientos ancestrales relacionados con la alimentación pudieran estar ligados a sobrevivir los prolongados desastres del colonialismo, el racismo, el nativismo y otros tipos de opresión. Por ejemplo, al reflexionar en torno a las experiencias de los recolectores costeros afro-puertorriqueños y los efectos del huracán María en 2017, la antropóloga cultural y académica de la descolonización, Dra. Hilda Lloréns explica: Para mis ancestros, el ímpetu capitalista fue desastroso desde el momento en que sus cuerpos se conceptualizaron como mercancía racializada y perdieron su derecho a la libertad... En vez de morirse de hambre, aprendieron a desempeñar diferentes actividades para la subsistencia, como el cultivo de pequeños jardines con alimentos, ganadería, recolecta de alimentos en los bosques o manglares, pesca y la repartición de comida, bienes, así como el intercambio de favores con familiares y vecinos. En la periferia, encontraron libertad en el contexto de su proximidad a la naturaleza y entre las personas, creando y viviendo según lógicas alternativas a las que los conceptualizaban únicamente como "trabajadores" (Lloréns, 2019, p. 13). “Como personas enfermas, discapacitadas, pobres, Negras, de piel oscura, queer y transgénero (por mencionar algunas identidades), ya sabemos muchísimo acerca de la supervivencia. A lo largo de las últimas dos décadas, he aprendido mucho acerca de la supervivencia de la misma forma en que muchos otros lo aprenden: ser pobre y estar enferma, tener que rendir la comida y cultivar los alimentos, hurtar o recolectar mi comida... Desde estudiar los tratamientos con plantas medicinales, dada mi enfermedad crónica, y aprender a elaborar mis propias medicinas para poder costearlas y compartirlas con amigos, hasta aprender destrezas de mis amistades que viven en sectores rurales y con poca electricidad. Más recientemente, he aprendido de la ayuda mutua entre personas enfermas y discapacitadas ante incendios, nevadas, cortes de electricidad y, ahora, COVID-19/coronavirus". — Leah Piepzna-Samarasinha (2020, p. 2) 48 Violencia sexual durante desastres Durante la pandemia COVID-19 han surgido muchos ejemplos de cómo la alimentación tradicional ha servido como una estrategia para la resiliencia y la sanación. En las comunidades tribales, más personas recurrieron a la recolección de alimentos como medicina, en vez de considerarla un producto, y vieron el cultivo y repartición de sus propios alimentos saludables como una alternativa a las comidas empaquetadas que ofrecían los programas federales de distribución de alimentos (comunicación personal con Strong Oak Lefebvre, 21 de septiembre de 2020). Además de fundar un jardín comunitario, un estudiante de postgrado en la Universidad de Nevada, de la tribu Paute de Pyramid Lake decidió pescar, limpiar y distribuir truchas degolladas del lago Lahontan a los adultos mayores y otras personas en la comunidad, diciendo: Estamos en una pandemia, por eso es importante que retomemos el consumo de estos alimentos... Nuestra gente ha estado comiendo truchas durante miles de años. Han brindado sustento a nuestras comunidades y han contribuido a nuestra supervivencia como pueblo (Spillman & Kane, 2020). La alimentación en muchas familias y comunidades inmigrantes y refugiadas también sirve como fuente de resiliencia en momentos de desastres. Luego de trasladarse por la ciudad para aprovisionarse de sus comidas favoritas en uno de los pocos mercados caribeños del área de la Bahía, Sio Massiah tuiteó: He estado bromeando al decir que los africanos y los antillanos siempre han estado preparados para el corona[virus]. Crecimos comiendo alimentos enlatados y arroz. Comprando productos de larga duración. Desinfectando todo con Dettol [desinfectante]. Pero me acabo de dar cuenta de que esto significa que nuestras familias siempre estaban viviendo en un estado de supervivencia (Evelyn, 2020). Los estudios sugieren que muchos inmigrantes y refugiados han "sacado su fortaleza" a raíz de sus experiencias con las desigualdades cotidianas y desastres pasados (Uekusa & Matthewman, 2017). Estrategias como la preservación y conserva de alimentos, preparación y almacenamiento de comidas en grandes cantidades, el autoaislamiento por seguridad, y la creación de planes de escape son, frecuentemente, prácticas cotidianas para personas que han vivido eventos traumáticos en el pasado y pueden ser medidas valiosas para sobrellevar desastres en el presente y a futuro (Aghajanian, 2020). Sio Massiah reflexiona: En casa, se preparaban para los huracanes, para cuando los embarques no pudieran salir del puerto... nuestras familias a veces ya vienen de situaciones difíciles, solo para venir acá [a Estados Unidos] y batallar para ascender en la escala socioeconómica. Así que, independientemente de tu experiencia, la supervivencia se vuelve un modo de vida. Nos convertimos en nuestros propios expertos (Evelyn, 2020, p 5-6). 49 Estas experiencias resaltan la importancia de los relatos intergeneracionales dentro de las comunidades inmigrantes, ya que diferentes generaciones traen consigo diferentes experiencias y estrategias relacionadas con la preparación, respuesta y recuperación ante un desastre (comunicación personal con Mira Yusef, 21 de septiembre de 2020). Las generaciones actuales y futuras pueden aprender de los adultos mayores en diferentes comunidades acerca los desastres pasados que enfrentaron y las maneras en que sobrevivieron. Durante la pandemia COVID-19, muchas personas LGBTQ han notado similitudes no solo en cuanto al trauma y las pérdidas durante la crisis del SIDA, sino también en cuanto a la resiliencia y estrategias de supervivencia de las que se valieron las comunidades en ese momento, incluyendo el activismo político, la educación comunitaria y la ayuda mutua (Killian, 2020; NRC “Nuestra fuerza colectiva se determina por la fuerza de la persona más vulnerable en nuestra comunidad, así que ahora, más que nunca, es imperativo que nos descolonicemos del individualismo y nos reconectemos con los métodos del cuidado en comunidad". — NDN Collective (Begay, 2020, p. 6) & FORGE, 2020). Tras reflexionar respecto a sus experiencias de haber cuidado y haber perdido a sus amigos durante la epidemia del SIDA en los años 80 y 90, el periodista Barry Yeonman describió: Ante esa prueba, conocimos nuestras fortalezas. Algunos éramos buenos para las visitas a quienes estaban en cama. Algunos éramos buenos para lidiar con los padres y madres. Algunos éramos buenos para programar la atención médica. Algunos éramos buenos para interactuar con los doctores. Y, algunos éramos buenos brindando apoyo a ese círculo íntimo... siento que quizá yo sí cuento con algunas destrezas para sobrellevar situaciones que mis homólogos no poseen (Killian, 2020, p. 61-63). La atención y cuidado colectivos y la ayuda mutua son fuentes esenciales de resiliencia entre muchas culturas y comunidades que han sobrevivido a traumas en el pasado, como se explicará en la sección a continuación. Cuidado colectivo y ayuda mutua Siempre han existido las redes de cuidado colectivo y ayuda mutua, particularmente dentro de las comunidades que nunca han podido depender del Estado ni de otros sistemas de ayuda y a las que se les ha negado intencionalmente el acceso a los recursos. Las comunidades BIPOC, LGBTQ, las comunidades inmigrantes, con discapacidades, de trabajadores sexuales y otras poblaciones crónicamente desatendidas por las instituciones convencionales cuentan con largas y ricas tradiciones de ayuda mutua. Esto puede incluir el reunirse en comunidad, intercambiar relatos, cultivar jardines comunitarios, desarrollar y apoyar a negocios de la comunidad y unir fuerzas para exigir una rendición de cuentas de los sistemas (comunicación personal con Strong Oak Lefebvre, 24 de junio de 2021). En un recurso ampliamente circulado que hablaba de cómo establecer grupos de ayuda mutua, el capacitador en justicia social y organizador comunitario Rebel Sidney Black escribió: La ayuda mutua puede manifestarse de diferentes maneras. Aquellos que estamos enfermos y somos discapacitados, somos Negros, indígenas, multiraciales y personas de color, los que somos pobres, de la clase trabajadora, inmigrantes, queer, transgénero, de dos espíritus, y más, probablemente ya practicamos la ayuda mutua y quizá ni lo sepamos (Black, 2020, p. 1). Los proyectos de ayuda mutua también se desarrollaron para brindar respuesta ante desastres pasados. Después del huracán Katrina, los residentes de New Orleans fundaron la organización de ayuda mutua Common Ground Relief para atender necesidades inmediatas como vivienda, salud y ropa, con un énfasis en que "las personas 50 Violencia sexual durante desastres trabajan juntas para reconstruir sus vidas de formas sostenibles" (Common Ground Relief, sin fecha). En otro ejemplo, miles de voluntarios y activistas de Occupy Sandy proporcionaron agua, comida y otros recursos y apoyo que no estaba disponible para muchos residentes afectados por la súper tormenta Sandy en 2012 (McMenamin, 2020). Durante la pandemia COVID-19, las redes de ayuda mutua ganaron más amplio reconocimiento y apoyo. A medida que la pandemia ha alcanzado todos los rincones de los Estados Unidos y la mayoría del mundo, se ha vuelto más evidente que nunca que los enfoques individualistas ante los desastres son ineficaces e injustos y que las respuestas de los gobiernos y otros sistemas a menudo llegan demasiado tarde, son demasiado escasas y marginan incluso más a poblaciones que ya estaban en la periferia. Individuos, grupos y organizaciones establecieron nuevas redes de ayuda mutua y actualizaron las que ya existían, para movilizar las fortalezas, destrezas y recursos en las comunidades a fin de abordar una extensa gama de necesidades. Estas redes han resaltado que la ayuda mutua puede manifestarse de diversas maneras. Algunas de las diversas acciones de ayuda mutua que surgieron durante la pandemia incluyen, entre otras, la preparación de comidas; la entrega de víveres; la recolecta de medicinas recetadas y otros insumos; el reparto de fondos para alimentos, pago de alquiler, pago de servicios públicos, atención médica y otras necesidades; elaboración y distribución de mascarillas, alcohol en gel y equipo de protección personal; el intercambio de destrezas para sobrellevar situaciones y de supervivencia; el cuidado infantil (a distancia o en persona); y el intercambio de compañía y apoyo emocional. Durante la pandemia se han creado muchos esfuerzos de ayuda mutua por y para las personas en comunidades afectadas desproporcionadamente por las crisis económica y de salud ocasionada por el COVID-19 y crónicamente ignoradas y desatendidas por los sistemas convencionales. En numerosas ciudades y estados de todo el país surgieron fondos de ayuda de emergencia y otros proyectos de ayuda mutua enfocados en las comunidades LGBTQ, BIPOC, poblaciones en reservas indígenas Navajo y Hopi, comunidades “Este momento de precariedad y desastre nos recuerda que no podemos depender del Estado para nuestro bienestar. Los legados del imperialismo, capitalismo y el patriarcado sostienen tipos de violencia que, de manera desigual, exponen a muchos en nuestras comunidades a más riesgos, haciendo que la gente se vuelva desechable. Sin embargo, en este momento, también observamos cómo el amor y el cuidado revolucionarios pueden darle otra forma a nuestro mundo... Estamos compuestos por comunidades que poseen un profundo conocimiento colectivo respecto a cómo cuidarnos mutuamente y al mundo a nuestro alrededor. Juntos, podemos sobrevivir y construir comunidades interdependientes de resistencia". — Colectiva feminista asiática-estadounidense (Bhaman et al., p. 3) inmigrantes e indocumentadas, comunidades discapacitadas y comunidades de trabajadores sexuales, entre muchas otras (Solnit, 2020). Ciertos esfuerzos de ayuda mutua se han establecido para satisfacer las necesidades de personas que están pasando por incidentes de violencia sexual y acoso racial sexualizado en estos momentos. Por ejemplo, Nylah Burton, exalumna de Howard University, lanzó el fondo Black Survivors Health Fund, un proyecto de ayuda mutua para recaudar y 51 proporcionar fondos sin restricciones a alumnos actuales y egresados de la universidad Howard que hayan vivido un incidente de violencia sexual. Muchos de los sobrevivientes que accedieron a los fondos indicaron que necesitaban ayuda para pagar el alquiler, los víveres y la atención a su salud mental, así como gastos de reubicación y matrícula (Barthel, 2020). En el condado Orange, California, los vecinos ofrecieron ayuda mutua al organizar turnos esperando afuera y protegiendo la casa de una familia que, todas las noches, era objeto de acoso anti-asiático durante la pandemia; esta familia recibió insultos raciales y una imagen pornográfica en la puerta de en frente (CBSLA Staff, 2021; Fry, 2021). Black Women’s Blueprint cambió el enfoque de sus Sistas Van (Vehículo de las hermanas), que se solía utilizar como una unidad itinerante para sobrevivientes de agresión sexual, para brindarles comida, ropa, insumos de higiene personal, anticonceptivos, equipo de protección personal, apoyo social y emocional, así como otros recursos para satisfacer las necesidades inmediatas de mujeres y chicas Negras en la ciudad de Nueva York. Se asociaron con otros grupos de ayuda mutua existentes en la comunidad y con otros donantes en todo el país para brindar respuesta en donde las necesitaran (NSVRC, 2021). Otra convergencia entre la ayuda mutua y la violencia sexual que surgió durante la pandemia COVID-19 es la estrategia de la esquematización de los grupos cercanos. La esquematización de grupos cercanos (pod mapping) fue creada por la educadora y organizadora comunitaria Mia Mingus y la Colectiva de justicia transformadora del área de la Bahía (BATJC, por sus siglas en inglés) como una herramienta para que la gente identifique a quiénes en su vida podrían recurrir "para que le brinde apoyo en torno a experiencias violentas, perjudiciales o abusivas, bien sea como sobrevivientes, transeúntes o personas que han hecho daños" (Mingus, 2016, p. 1). Esto alienta a las personas a identificar destrezas que les parecerían útiles durante una crisis y a hablar con las personas en sus círculos sociales acerca de esa posibilidad antes de que ocurra. Así, la esquematización de grupos cercanos (pod mapping) brinda un recurso para la aplicación de principios del cuidado colectivo a fin de apoyar y rendir cuentas en relación con la violencia y el abuso (AAPI Women Lead, 2020). Durante el COVID-19, la esquematización de grupos cercanos se adaptó y compartió como una herramienta para “Uno de los clichés más comunes acerca de los desastres es que revelan que la civilización es apenas una débil fachada, detrás de la cual yace la brutalidad de la naturaleza humana... Pero, durante los desastres ordinarios, la gran mayoría de las personas actúa de forma totalmente solidaria y si nos quedamos con la metáfora de la fachada, más bien esta se desmorona para revelar un enorme altruismo generoso y creativo, así como una capacidad brillante de organización desde las bases". — Rebecca Solnit (Solnit, 2020, p. 2-3) establecer relaciones y conexiones a fin de materializar otras formas de ayuda mutua durante la crisis (Black, 2020). La fundación Firecracker, una organización que atiende a niños sobrevivientes de trauma sexual en Michigan, incorporó la esquematización de grupos cercanos en el desarrollo de una colectiva de cuidado infantil para ayudar a prevenir la violencia sexual y doméstica al "aliviar la presión en los hogares con niños y ampliar la rendición de cuentas al poner a los niños en contacto con una red de adultos sanos y de confianza" (Firecracker Foundation, sin fecha, p. 1). Hay muchas cosas que los proveedores convencionales de servicios pueden aprender de las redes de cuidado y ayuda mutua y las maneras en las que las comunidades han sobrevivido, siguen sobreviviendo y se apoyan mutuamente en un contexto externo a los servicios prestados por el Estado. Un principio filosófico fundamental de la ayuda mutua es "solidaridad, 52 Violencia sexual durante desastres no caridad". La organización de redes de ayuda mutua la impulsan las necesidades de las comunidades a medida que las van definiendo y centran las fortalezas y capacidades de los integrantes de la comunidad para cuidarse entre sí. Los integrantes de la comunidad impulsan las decisiones acerca de cómo se asignan los recursos, sin la intervención ni la restricción del acceso por parte de sistemas ni instituciones externas (Mayorquin, 2020; McMenamin, 2020). Este enfoque contempla a las personas como "participantes de su propia supervivencia, en lugar de consumidores pasivos de ayuda" (Araabi, 2020, p. 9) y reconoce que los individuos que necesitan ayuda de cierto tipo también pudieran ofrecer otro tipo de ayuda a otra persona (Arnold, 2020). La ayuda mutua también se trata de establecer y fortalecer relaciones dentro de una comunidad y de sostener esa conexión a largo plazo. Estas lecciones van mucho más allá del contexto de los desastres. Como dijo un organizador de ayuda mutua: En Estados Unidos, no es nada nuevo que la gente no pueda trabajar, que los despidan o que no puedan obtener un trabajo, o que no puedan acceder a los alimentos, o que no tienen acceso a un sistema de transporte confiable... Es importante seguir impulsando esa mentalidad, “...Nosotros inventamos el trabajo contra la violencia sexual y contra la violencia doméstica... Nuestro trabajo se materializó porque los sobrevivientes lo exigieron. Este trabajo siempre se ha tratado de crear soluciones creativas y siempre ha abordado la respuesta ante cosas que no deberían suceder. Pienso que eso nos da mucha fortaleza, resiliencia y poder en el momento actual... Trabajamos en un campo cuyo propósito es crear soluciones de la nada. Es lo que hacemos. Por eso, tengo mucha esperanza y fe en nosotros". — Kris Bein, Proyecto de Recursos Compartidos (NRC, 2020a) y que las lecciones que aprendamos de esto acerca de cómo las comunidades pueden cuidarse mutuamente y cómo los vecinos pueden unir fuerzas [son] una posible solución ante las dificultades que seguirán existiendo (Diavolo, 2020, p. 31). Los proveedores convencionales de servicios también pueden aprender acerca de las iniciativas de ayuda mutua en sus comunidades y enterarse de cuáles son las mejores maneras de apoyar estos esfuerzos. Esto podría ser a través de la contribución de fondos, tiempo u otros recursos, promoción de los esfuerzos a través de otros canales y redes, aliento a las personas para que ofrezcan lo que puedan y pidan lo que necesiten u otros tipos de apoyo. Es importante recordar que la ayuda mutua es una práctica histórica dentro de muchas comunidades, particularmente entre aquellas que las instituciones convencionales en repetidas ocasiones no han atendido, y que se deben recibir las instrucciones de las redes y proyectos de ayuda mutua existentes con humildad y receptividad. Respuesta ante emergencias, desde la crisis hasta la estabilización Los desastres nos exigen imaginar de nuevo el trabajo contra la violencia sexual y cómo atendemos a los sobrevivientes de manera más holística. Cuando las personas quedan desplazadas, aisladas, con difícil acceso a las necesidades básicas y sin posibilidades de recibir servicios tras la llegada de un desastre, "no importa cuáles servicios proporcione una organización o institución habitualmente, el cuidado de la salud física y cerebral de aquellos a quienes atienden debería ser la prioridad" (Ndagijimana, 2020, p. 14). Aunque quizá cambie la estructura de los servicios, los principios básicos de un enfoque centrado en el sobreviviente permanecen iguales. Es vital que 53 el personal de gestión de desastres, socorristas y proveedores de servicios en todos los sectores reconozcan que los sobrevivientes son los expertos en cuanto a su propia vida y necesidades, y los servicios se deben diseñar y adaptar de manera acorde. Durante la pandemia COVID-19 y otros desastres, los servicios para víctimas y otras organizaciones y sistemas en la comunidad han innovado para satisfacer las cambiantes y crecientes necesidades de los sobrevivientes de violencia sexual y sus comunidades. Han desarrollado nuevas estrategias y adaptado las existentes para apoyar a los sobrevivientes en la transición de la crisis hacia la estabilización. Las lecciones aprendidas de estos esfuerzos pueden guiar la planificación y respuesta en caso de desastres, así como también ampliar y fortalecer los modelos de prestación de servicios para el futuro. Apoyo financiero y material Para muchos sobrevivientes de violencia sexual, la sanación del trauma solo es posible después de haber satisfecho las necesidades básicas para vivir. Esto siempre es cierto, de manera más evidente, en el contexto de los desastres. Para los intercesores, orientadores/consejeros y otras personas que trabajan con sobrevivientes, esto pudiera requerir la expansión de servicios o el cambio de enfoque para abordar, de manera más directa y profunda, las necesidades financieras y materiales, incluyendo vivienda y servicios públicos, alimentos, atención médica, tecnología, transporte, cuidado infantil y escolarización, entre otras necesidades básicas. Por ejemplo: • La creación de programas de ayuda directa en efectivo que empoderen a los sobrevivientes a tomar sus propias decisiones financieras acerca de lo que necesitan para su seguridad y sanación (Doyle et al., 2020; Durrence et al., 2021). • Difusión de información acerca de fondos de ayuda ante un desastre, beneficios por desempleo, ayuda con el pago de servicios públicos y otros recursos financieros; ayuda para los sobrevivientes durante los procesos de solicitud; intercesoría en nombre de los sobrevivientes ante los sistemas. • Transformación en un centro de acopio de donaciones de bienes esenciales, como papel higiénico, toallas absorbentes, productos de limpieza, pañales y toallitas, fórmula para bebés, productos para la menstruación; coordinación de recolección o entrega de bienes a los sobrevivientes (Arizona Coalition to End Sexual & Domestic Violence [ACESDV], sin fecha). • Entrega de celulares inteligentes, planes de datos, hotspots de conexión inalámbrica a Internet, cargadores, teléfonos desechables u otros recursos de tecnología que los sobrevivientes necesitan para acceder a los servicios, el trabajo, la seguridad y los apoyos sociales (IFRC, sin fecha). • Intercesoría ante financistas para poder dirigir recursos organizacionales a la prestación de apoyo directo financiero, material y de vivienda a los sobrevivientes y sus familias. 54 Violencia sexual durante desastres Para los sobrevivientes que se estén refugiando en el hogar con individuos que cometen actos de violencia sexual, pudiera ser inseguro comunicarse con cualquier organización para hablar de temas de violencia sexual, pero quizá sea posible hacer una llamada para hablar de necesidades financieras, materiales y de otro tipo. Así, ampliar el alcance de los servicios y los apoyos ofrecidos también puede abrir oportunidades para que los sobrevivientes se conecten con las agencias de servicios para víctimas. Apoyo para la vivienda Tanto durante como en ausencia de un desastre, la vivienda segura es un elemento esencial para prevenir, escapar y sanar del abuso, acoso y agresión sexual. Algunas de las maneras en que las organizaciones con servicios para víctimas y otras pueden apoyar las necesidades de vivienda de los sobrevivientes de violencia sexual incluyen: • Intercesoría en nombre de los sobrevivientes ante los arrendadores para negociar los pagos del alquiler de la vivienda, evitar desalojos, etc. (NRC & WOCN, 2020). • Apoyo para el traslado rápido a otra vivienda, utilizando recursos de la agencia para pagar inmediatamente por gastos como el alquiler de la vivienda, los servicios públicos y depósitos para mudar a más sobrevivientes y sus familiares a viviendas permanentes (NRC, 2020a). • Pago por habitaciones en hoteles de larga estadía, “Creo que lo más importante es que los intercesores trabajen en conjunto con los sobrevivientes para identificar, elaborar estrategias, pensar creativamente y determinar cuáles serán las mejores opciones.” — Lisa Fleming, Centro Rose Brooks (NRC, 2020a) y unirse a los esfuerzos de los programas de vivienda en la zona que están mudando a la gente a hoteles u otros lugares de vivienda temporal (Head Start Early Childhood Learning & Knowledge Center [ECLKC], 2020; NRC, 2020a). • Transporte a refugios de emergencia u otras opciones de vivienda en otras regiones si las instalaciones de vivienda en la zona no tienen espacio disponible o son inaccesibles. • Abogar ante los financistas para que se reasignen fondos hacia la prestación/o aumento de subsidios de vivienda para los sobrevivientes (NRC, 2020c). 55 Servicios digitales/en Internet Cuando las barreras en materia de salud, seguridad, finanzas, transporte o de otro tipo les impiden a los sobrevivientes acceder físicamente a la atención y servicios en sus comunidades, los servicios por Internet pueden ofrecer un canal de ayuda crucial a muchas personas. Durante la pandemia COVID-19, a medida que las organizaciones e instituciones se vieron obligadas a cerrar sus puertas para prevenir la propagación del virus, proveedores de servicios en todo el país hicieron el cambio rápidamente a formatos digitales/en Internet, incluyendo chat en línea, mensajería de texto y videoconferencias, a fin de seguir proporcionando servicios a los sobrevivientes. Algunas de las mejores prácticas que los intercesores han identificado son: • Trabajar con sobrevivientes de manera individual para identificar las soluciones tecnológicas que funcionan mejor en su situación, dado a que no existe ninguna plataforma o herramienta única que funcione para todos los sobrevivientes y situaciones (NRC, 2020b, 2020e). • Permanecer receptivos al uso de distintas plataformas, ofreciendo múltiples opciones y averiguando qué necesitan los sobrevivientes para conectarse de manera segura y accesible (NRC, 2020b, 2020e). • Priorizar y equilibrar la privacidad, confidencialidad y accesibilidad al seleccionar y utilizar plataformas y herramientas digitales/en Internet (NRC, 2020e). • Practicar medidas de consentimiento informado y la planificación de seguridad relacionada con el uso de servicios digitales/en Internet como (IFRC, n.d.a; NRC, 2020c, 2020e): - Hablar de los potenciales riesgos a la privacidad y confidencialidad presentes en las diferentes plataformas o herramientas; - Compartir estrategias para borrar mensajes de texto, emails, llamadas recientes, historial del navegador, etc.; - Establecer palabras o señales en código para prevenir la suplantación de identidad e indicar si es seguro o no hablar; - Ofrecer opciones de comunicación a través de texto (mediante chat o mensajería de texto por Internet), debido a la posibilidad de que muchos sobrevivientes no puedan hablar acerca de ciertos asuntos en voz alta, por motivos de seguridad u otras razones; y - Dejarse guiar por el sobreviviente a la hora de identificar las tecnologías que les hacen sentir mayor seguridad y son las más accesibles para ellos. • Referir a los sobrevivientes a servicios de chat por Internet prestados por organizaciones nacionales, si el proveedor local de servicios no tiene la capacidad de implementar esta opción de forma segura y sustentable. 56 Violencia sexual durante desastres Espacios creativos para la prestación de servicios Para poder facilitar el acceso a los servicios de apoyo a los sobrevivientes de violencia sexual, es necesario que tanto los intercesores como otros proveedores de servicios lleguen a donde se encuentran los sobrevivientes, en sentido figurado y literal, en muchos casos. Los desastres exacerban muchos de los obstáculos que ya impiden que los sobrevivientes acudan a centros de crisis por violación u otros lugares de costumbre para recibir apoyo en persona. Por lo tanto, muchos proveedores de servicios encuentran maneras innovadoras de sacar los servicios de las oficinas e incorporarlos a otros entornos comunitarios a los que los sobrevivientes puedan acudir más fácilmente. Por ejemplo: • Asociarse con farmacias, tiendas de víveres, restaurantes, estaciones de gasolina, bancos de alimentación y otros negocios y servicios esenciales donde los sobrevivientes puedan emplear palabras código para pedirles a los empleados que se comuniquen con una organización de servicios para víctimas en su nombre o que les brinden un lugar seguro para hacer la llamada (Kottasová & Di Donato, 2020; Rise, n.d.). • Coordinar con un sobreviviente para que "por casualidad se encuentren en el mismo supermercado local al mismo tiempo para hacer las compras de la semana" y así reunirse con el sobreviviente en el supermercado u otro negocio esencial para hacer una consulta rápida (NRC, 2020d). • Hacer planes para reunirse en un estacionamiento, donde el sobreviviente y el proveedor de servicios permanezcan cada uno en su carro y se comuniquen por teléfono. Pueden verse y escucharse y hablar en privado sin exponerse durante una epidemia o pandemia (NRC, 2020d). • Proporcionar servicios en los centros de evacuación, refugios de emergencia, hoteles y moteles, refugios y programas de vivienda en organizaciones religiosas u otros lugares donde estén viviendo las personas durante un desastre (Head Start ECLKC, 2020; SAMHSA, sin fecha). Conexión social Para muchos sobrevivientes, los desastres perturban a los círculos sociales e incrementan el aislamiento. Los proveedores de servicios pueden ayudar a fomentar la conexión social de varias maneras, incluyendo: • Comunicación proactiva por mensaje de texto, email o llamada telefónica (dependiendo de cómo el sobreviviente se haya puesto en contacto anteriormente con los servicios) para preguntarles a los sobrevivientes cómo están y ayudar a la gente a sentirse conectada y menos aislada (NRC, 2020b). 57 • Conversar con los sobrevivientes para identificar personas con las que se puedan comunicar para buscar conexión y apoyo, incluyendo amigos, familiares, vecinos, organizaciones específicas para una cultura, comunidades de fe, proveedores de servicio, etc. El recurso de esquematización de grupos cercanos (podmapping) elaborado por Bay Area Transformative Justice Collection puede ser un material útil para compartirlo con los sobrevivientes (Mingus, 2016). • Proporcionar referencias contextualizadas a otros proveedores de servicios y organizaciones comunitarias para facilitar la conexión y la continuidad de la atención. Esto puede ser de especial importancia para los sobrevivientes que han tenido que evacuar o mudarse a otros sectores (Head Start ECLKC, 2020). Planificación de la seguridad La planificación de la seguridad siempre se centra en el conocimiento del sobreviviente respecto a lo que necesita y lo que funcionará mejor en su situación para sentirse seguro en términos físicos y emocionales. "Seguridad" significa algo diferente para cada persona y puede cobrar nuevos significados y presentar retos en el contexto de los desastres. Algunas estrategias que se deben considerar son: • Analizar las horas y lugares donde el sobreviviente podría llegar a tener contacto con el agresor/agresores (si actualmente no están refugiados juntos en el mismo lugar) y elaborar planes para mantenerse seguro, como rutas alternativas, cambiar de rutina y pedir acompañamiento y apoyo de personas de confianza (ACESDV, sin fecha). • Identificar oportunidades para buscar servicios de manera segura y privada cuando la persona está cumpliendo órdenes de confinamiento en casa con alguien abusivo, como, por ejemplo, ir al baño y encender la llave del agua, salir a caminar o caminar al perro, ir a la lavandería, ir a comprar alimentos o agua, recoger medicamentos, ir a ponerle gasolina al carro, etc. (ACESDV, sin fecha). • Ofrecer modos alternativos de comunicación que pudieran ser más privados, de acuerdo con las circunstancias, como un chat en Internet o mensajes de texto. • Identificar personas seguras a quienes se les puede contactar en caso de emergencia, como vecinos, familiares, amigos, compañeros de trabajo u otras personas, y crear una palabra o gesto código con esas personas de confianza para indicar cuándo es necesario recibir ayuda de inmediato. 58 Violencia sexual durante desastres Estrategias para sobrellevar situaciones y de autocuidado Apoyar a los sobrevivientes a la hora de sobrellevar situaciones y practicar su autocuidado es fundamental para el trabajo de intercesoría. Durante los desastres, es posible que los sobrevivientes se sientan abrumados al tratar de sobrellevar la situación y que sus estrategias de autocuidado estén fuera del alcance o se hayan alterado. Algunas técnicas que pudieran ser particularmente útiles en esos momentos incluyen: • Crear rutinas para ayudar a generar un sentido de normalidad, predictibilidad y control. Esto podría incluir cosas como iniciar cada día con la misma actividad, como un ejercicio o estiramiento suave, hacer la cama, escribir en un diario u otra actividad para calmarse; fijar horas regulares para hacer diligencias, para comer, etc.; programar un momento diario o semanal para comunicarse con la familia, amigos u otras fuentes de apoyo (ACESDV, sin fecha). • Identificar factores detonantes: ¿qué hace que el sobreviviente se sienta inseguro, ansioso o abrumado? Explorar estrategias para superar estos detonantes cuando ocurran. • Practicar destrezas para centrarse en el presente, como ejercicios de respiración, enfocarse en los pequeños detalles del entorno, o visualizar lugares de seguridad y comodidad. • Alentar un descanso de las noticias y redes sociales si están generando ansiedad y estrés. 59 Estrategias para la prevención sostenible Las condiciones de riesgo y desigualdad que conllevan al aumento de la violencia sexual y las dificultades para los sobrevivientes durante los desastres no se materializan cuando llegan los desastres ni desaparecen cuando merma la situación. Estas preceden, se magnifican y, frecuentemente, se afianzan incluso más tras los desastres. A medida que estas condiciones salen a la luz durante y después de los desastres, los sobrevivientes, intercesores, organizadores comunitarios, prestadores de servicio y otras personas involucradas en la prevención de la violencia sexual tienen la oportunidad de crear programas, establecer coaliciones e implementar políticas que fomentan comunidades más seguras, más sanas y equitativas, sin violencia sexual, no solo en momentos de desastre, sino en todo momento. Cambios institucionales El cambio transformador para prevenir la violencia sexual de manera eficaz y equitativa durante y después de los desastres a menudo comienza por el cambio dentro de las organizaciones e instituciones, incluyendo aquellas que se enfocan en los servicios para las víctimas, servicios de emergencia, y preparación y respuesta ante desastres. Rendición de cuentas con los sobrevivientes Las personas que han vivido incidentes traumáticos cuentan con una experiencia y conocimiento sin precedentes respecto a sus propias fortalezas, recursos y necesidades. Esto es cierto de los sobrevivientes de violencia sexual, sobrevivientes de desastres y sobrevivientes de otros tipos de trauma. Es vital que los proveedores de servicios en todos los sectores acepten y resalten el liderazgo de los sobrevivientes al: • Centrar la sabiduría y experiencias de aquellos más afectados por desigualdades estructurales y las posteriores pérdidas e impactos humanos, materiales, económicos y medioambientales de los desastres. “Independientemente de que sea la pandemia por el coronavirus o el cambio climático o cualquier cantidad de desastres naturales, militares o por enfermedades, hoy creamos las condiciones para las comunidades en las que deseamos vivir mañana…” — Susan Raffo (2020, p. 20) 60 Violencia sexual durante desastres • Adaptar los servicios y modelos para que brinden respuesta a los sobrevivientes y los contextos de sus vidas. • Crear sistemas en los cuales los sobrevivientes puedan proporcionar aportes y retroalimentación significativas acerca de los programas y servicios, así como exigir una rendición de cuentas de parte de las organizaciones y sistemas en las comunidades. • Identificar proactivamente a las comunidades de sobrevivientes con escasa o ninguna atención de parte de los programas y organizaciones existentes, aprender de esas comunidades acerca de sus fortalezas y necesidades, establecer relaciones e invertir recursos para asegurar que los servicios accesibles y con relevancia cultural estén disponibles para todos los sobrevivientes. Rendición de cuentas a las organizaciones de poblaciones Negras, Indígenas y comunidades de color Los programas tribales y culturalmente específicos son un salvavidas para muchos sobrevivientes BIPOC. Estos programas brindan apoyo y servicios arraigados en la resiliencia histórica y los métodos ancestrales, se sustentan y organizan redes para la ayuda mutua y centran la experiencia vivida de las personas y comunidades que han sido marginadas sistemáticamente por los servicios e instituciones convencionales. En estas y otras maneras, las organizaciones lideradas por y para las comunidades BIPOC poseen un conocimiento y experiencia que es esencial para nuestra supervivencia y recuperación colectiva durante y después de los desastres. “...Los sobrevivientes de trauma son las personas que, principalmente, poseen el conocimiento y experiencia acerca de qué cosas son perjudiciales y cuáles son sanadoras”. (Taggart et al., 2020, p. 16) A pesar de esto, los fondos para estas organizaciones escasean constantemente y a menudo se les excluye de la gama de servicios de atención y de las fuentes de referencia en muchas comunidades. Los proveedores convencionales de servicios tienen mucho que aprender a través de una colaboración intencional y transformadora, aunada a una rendición de cuentas ante las organizaciones lideradas por poblaciones BIPOC al: • Aprender acerca del trabajo de las organizaciones tribales y culturalmente específicas que trabajan a escala local, regional y nacional para así centrar las voces y experiencias de los sobrevivientes BIPOC. 61 • Involucrarse en colaboraciones con organizaciones lideradas por personas BIPOC, manteniendo un sentido de humildad y respeto y una disposición de establecer relaciones y ofrecer apoyo en maneras que pudieran ser desconocidas (National Resource Center on Domestic Violence [NRCDV] & NSVRC, 2021). • Ofrecer más recursos, apoyo y poder en las asociaciones y colaboraciones con organizaciones con relevancia cultural y tribales, de los que estas toman (NRCDV & NSVRC, 2021). • Compensar a los colaboradores de organizaciones culuralmente específicas y tribales por el conocimiento, experiencia y tiempo que comparten con los proveedores de servicios y organizaciones convencionales. • Abogar ante los financistas para asignar e incrementar el presupuesto dedicado a organizaciones lideradas por personas BIPOC para apoyar su trabajo. Trabajo contra la opresión dentro de las organizaciones En esencia, la prevención de la violencia sexual durante desastres y en todo momento, requiere el desmantelamiento de sistemas y estructuras de opresión y la organización de las comunidades en torno a los principios orientadores de la equidad y la justicia. Este trabajo comienza en casa, dentro de las mismas organizaciones e instituciones, incluyendo los servicios a víctimas, socorristas, gestión de desastres y otros sectores y sistemas. Es posible que algunas organizaciones hayan incorporado este trabajo desde sus orígenes, algunas han realizado inversiones significativas, mientras que otras apenas están empezando a tener este tipo de diálogos. Las organizaciones y los sistemas se deben comprometer con el proceso continuo de integrar el trabajo contra el racismo y contra la opresión en todos los aspectos de su trabajo y lugares de trabajo, por ejemplo (Potapchuk et al., 2005): • Evaluar la preparación y compromiso de desmantelar la opresión en todos los niveles de la organización. • Desarrollar un lenguaje y análisis común para sostener conversaciones difíciles y francas acerca del racismo, clasismo, heterosexismo, capacitismo, discriminación por edad, sexismo y otras opresiones dentro de la cultura y procesos organizacionales. 62 Violencia sexual durante desastres • Evaluar políticas, prácticas, procedimientos y programas a través de la óptica de la equidad racial y social. • Centrar la equidad en la toma de decisiones en toda la organización. • Proporcionar capacitaciones y coaching para que todos los empleados implementen consistentemente la óptica anti-racista y anti-opresión en su trabajo. • Crear sistemas de rendición de cuenta e indicadores del progreso hacia el desmantelamiento de la opresión y el aumento de la equidad dentro de la organización. Para obtener más información y recursos para apoyar el trabajo contra la opresión en las organizaciones, visita (en inglés): - Organization Change from Racial Equity Tools: nsvrc.co/PlanProcessOrgChange - Strategies: Organizational Change Process from Racial Equity Tools: nsvrc.co/StrategiesOrgChange - Operationalizing Racial Justice in Non-Profit Organizations from MP Associates: nsvrc.co/RacialJusticeNonProfit - White Supremacy Culture in Organizations from The Centre for Community Organizations (COCo): nsvrc.co/WhiteSupremacyinOrgs - Anti-Racism Resource Collection from Resource Sharing Project: nsvrc.co/AntiRacismResource - Anti-Oppression from Resource Sharing Project: nsvrc.co/Anti-Oppression - Anti-Racism as Violence Prevention from Futures Without Violence: nsvrc.co/ViolencePrevention - Anti-Racism is Fundamental to Sexual Assault Services from Sexual Assault Demonistration Initiative: nsvrc.co/AntiRacismFundamental - Interrupting Racism & Other Forms of Oppression from Elevate | Uplift: nsvrc.co/InterruptingOppression Supervisión y gerencia organizacional con consciencia del trauma Los líderes organizacionales tienen la responsabilidad de asegurar que las prácticas, políticas y cultura de la organización estén arraigadas en un marco de trabajo con consciencia del trauma. El personal y los voluntarios, muchos de los cuales también son sobrevivientes de violencia sexual u otro tipo de trauma, deben contar con el apoyo y los recursos necesarios para sustentar su propio bienestar y seguridad, así como la capacidad emocional para brindar servicios pertinentes a los demás. Los desastres frecuentemente sacan a la luz la necesidad de este tipo de apoyo, pero también son beneficiosos y necesarios en el trabajo cotidiano 63 de las organizaciones, incluso en ausencia de un desastre. Durante la pandemia de COVID-19, muchas organizaciones sociales y de servicios a víctimas incorporaron prácticas de supervisión con consciencia del trauma, flexibilidad en el trabajo, apoyos emocionales y sociales, así como otras medidas para apoyar el bienestar del personal y los voluntarios. Estas estrategias se pueden sustentar y ampliar para mantener una cultura organizacional con consciencia del trauma, incluyendo: • Reconocer que los desastres y otros eventos traumáticos también afectan personalmente a los empleados, los voluntarios y sus familias y, por lo tanto, necesitan apoyo para manejar sus traumas y duelos, atender su seguridad física y emocional, responsabilidades de cuidar a otros, seguridad económica, de vivienda, alimentaria y otras necesidades (IFRC, sin fecha). • Consultarle al personal acerca de sus necesidades y brindar flexibilidad en el horario laboral, lugares de trabajo y fechas de entrega de proyectos (IFRC, sin fecha). • Reconocer y proporcionar apoyo en cuanto a los desafíos logísticos, físicos y emocionales que pudieran surgir cuando los empleados necesiten trabajar desde la casa, incluyendo las dificultades para mantener límites emocionales entre la vida personal y la vida laboral, así como la disminución del acceso a colegas para colaborar en proyectos de trabajo o recibir apoyo (Kindelan, 2020; Polaris, 2020e). • Asegurar que las políticas organizacionales les den a los empleados acceso a días libres remunerados y alentar al personal y a los voluntarios a tomar descansos del trabajo. • Brindar apoyo a la salud mental gratis y de fácil acceso a través de un programa de asistencia al empleado o recurso similar (IFRC, sin fecha). • Ofrecer cobertura asequible de seguro médico al personal y sus familias para apoyar el acceso a la atención médica y de salud mental de calidad. • Designar momentos en los horarios laborales para la sanación, meditación u otro tipo de autocuidado. • Reconocer y celebrar la creatividad del personal y los voluntarios al adaptarse a nuevos desafíos, elaborar estrategias y resolver problemas, y seguir prestando servicios esenciales y apoyo a los sobrevivientes y sus comunidades. 64 Violencia sexual durante desastres • Reunirse con los supervisados más a menudo, crear espacio para que el personal pueda hablar acerca del estrés relacionado con el trabajo, el trauma vicario y la resiliencia vicaria. • Preguntarles a los empleados y voluntarios qué necesitan para prosperar en su trabajo y esmerarse proactivamente en satisfacer esas necesidades. • Asegurarse de que la carga de trabajo sea manejable, flexible y diversa, con expectativas razonables y límites sanos en torno al trabajo. • Proporcionar oportunidades recurrentes de conexión social entre compañeros de trabajo para hacer sesiones formales e informales de "desahogo" (debriefing), colaboración, aprendizaje entre compañeros de trabajo, establecer relaciones y brindarse apoyo mutuo. • Establecer confianza y apoyar un sentido de predictibilidad a través de una comunicación clara, pautas y expectativas congruentes y equitativas, además de procesos transparentes de toma de decisiones. • Asegurarse de que los líderes de la organización cuenten con sus propias estructuras de apoyo, tanto profesionales como terapéuticas (comunicación personal con Orlene Davis, 29 de junio de 2021). Para consultar recursos adicionales relacionados con las organizaciones con consciencia del trauma, visita (en inglés): • COVID-19: Considerations for a Trauma Informed Response for Work Settings from Trauma Informed Oregon: nsvrc.co/COVIDTraumaInformed • Supervising During the Pandemic from Workplaces Respond to Domestic & Sexual Violence: nsvrc.co/PandemicSupervising • Leading During Traumatic & Triggering Events from Diversity Equity Inclusiveness Consulting: nsvrc.co/LeadingDuringTriggeringEvents • Building Cultures of Care: A Guide for Sexual Assault Services Programs from Sexual Assault Demonstration Initiative: nsvrc.co/CulturesofCare • NCTSN Trauma-Informed Organizational Assessment from The National Child Traumatic Stress Network: nsvrc.co/TraumaInformedAssessment • Resources for Organizations from Trauma Informed Oregon: nsvrc.co/TIOResources • A Guide to Trauma-Informed Supervision from Pennsylvania Coalition Against Rape: nsvrc.co/TraumaInformedSupervision • Organizational Trauma and Resilience from Resource Sharing Project: nsvrc.co/OrgTraumaResilience • The Vicarious Trauma Toolkit from Office for Victims of Crime: nsvrc.co/VicariousTraumaToolkit 65 Establecimiento de coaliciones Los desastres, por definición, abruman los recursos disponibles dentro de las comunidades afectadas. El alcance de los problemas y el rango de necesidades generadas por un desastre son demasiado grandes para que una sola organización o entidad las pueda abordar por sí sola. La colaboración es esencial para la supervivencia y la recuperación. Esto es cierto también en el caso de incidentes de violencia sexual, tanto durante como en ausencia de un desastre. Prevenir y responder a incidentes de violencia sexual requiere de respuestas multiraciales, multisistémicas y multisectoriales en colaboración con organizadores y organizaciones que atiendan una extensa gama de factores de riesgo y proporcionen caminos integrales hacia la sanación. Cada integrante debe darse cuenta del importante papel que juega, dado que uno no puede ser exitoso sin el éxito colectivo de todos. Las coaliciones comunitarias, las cuales pueden manifestarse como comités, grupos de trabajo u otras alianzas y colaboraciones, a menudo se forman para brindar respuesta a eventos importantes, amenazas externas, cambios repentinos, nueva información, o un deseo por generar cambios sociales significativos (Community Tool Box, sin fecha). Los desastres tienen la probabilidad de ocasionar alguna o todas estas circunstancias. La pandemia COVID-19 y el incremento en la frecuencia y gravedad de otros desastres naturales y causados por el ser humano han motivado a muchas organizaciones e individuos a buscar, establecer y revitalizar los espacios de colaboración para abordar los desastres y sus efectos en las comunidades. Juntarse y unir fuerzas con otros colaboradores comunitarios para planificar, responder y recuperarse ante un desastre puede ayudar a facilitar conexiones, fortalecer recursos e implementar políticas y protocolos para prevenir la violencia sexual y fomentar la sanación durante una crisis y más adelante a futuro. Conexión con socios/colaboradores de la comunidad Es importante pensar de manera amplia e inclusiva acerca de cuáles socios/colaboradores en la comunidad se deben involucrar en los asuntos de violencia sexual y “El problema de la violencia está profundamente interconectado con una extensa gama de condiciones sociales... Nuestras soluciones deben ser tan exhaustivas e interconectadas como los problemas que buscan abordar. El desafío es reconocer a los aliados orgánicos cuyo trabajo tenga un impacto en la prevención de la violencia, pero cuya motivación o intereses quizá no giren específicamente en torno a la prevención de la violencia". — Berkeley Media Studies Group (Dorfman & Wallack, 2009) los desastres. Los factores que incrementan los riesgos de violencia sexual y barreras para los sobrevivientes durante los desastres se vinculan a virtualmente todos los sectores de la comunidad, así como a desigualdades sistémicas persistentes en cada uno de estos sectores, incluyendo la vivienda, el empleo, la salud mental y física, el cuidado infantil y la educación, la planificación urbana, el transporte, la policía y los sistemas penitenciarios, entre otros. Conectar con personas, organizaciones y sistemas que aborden esta amplia gama de asuntos, en aras de planificar, responder y recuperarse ante desastres puede ayudar a prevenir la violencia sexual y apoyar la sanación en la comunidad. 66 Violencia sexual durante desastres Algunos colaboradores clave en la comunidad incluyen: - Los residentes de la comunidad - Organizaciones culturalmente específicas o con relevancia cultural - Organizaciones tribales - Organizaciones que prestan servicios a los jóvenes - Organizaciones que prestan servicios a adultos mayores - Organizaciones de defensoría/intercesoría de personas discapacitadas - Centros LGBTQ - Organizaciones comunitarias enfocadas en el VIH/SIDA - Congregaciones religiosas y organizaciones de fe - Grupos de defensoría comunitaria - Programas de vivienda y refugios para personas sin hogar - Programas de capacitación laboral - Proveedores y sistemas de atención médica - Proveedores y sistemas de atención a la salud mental - Programas de tratamiento contra la drogadicción y el alcoholismo - Instalaciones de cuidado residencial - Socorristas y personal de gestión de emergencias - Planificadores urbanos, obras públicas y departamentos de transporte - Bancos de alimentación y programas de alimentación - Instituciones educativas - Guarderías y centros de aprendizaje infantil - Negocios y empresas - Sindicatos - Hacedores de políticas locales y estatales - Departamentos locales y estatales de salud pública - Servicios de protección al menor - Servicios de protección al adulto mayor - Programas de justicia transformadora y restaurativa - Autoridades del orden público, policía y funcionarios de penitenciarias - Programas legales civiles - Sistemas judiciales - Centros de crisis por violación, agencias contra la violencia doméstica y otras organizaciones de prevención de la violencia y organizaciones de intercesoría con sobrevivientes Cada uno de estos colaboradores de la comunidad tendrá diferentes perspectivas, recursos y capacidades para contribuir. Conectarse con colaboradores/socios existentes y nuevos genera oportunidades para aprender mutuamente de las experiencias relacionadas con los desastres, la violencia sexual y asuntos coincidentes, como la inseguridad económica y en la vivienda, desigualdades en materia de salud, barreras de acceso a los servicios, trauma y sanación, ayuda mutua y más. Los proveedores de servicios y otros grupos interesados en la comunidad pueden empezar a identificar metas compartidas, fortalezas colectivas, desafíos comunes y oportunidades para colaborar en la planificación, respuesta y recuperación tras un desastre. 67 Priorizar la equidad Bien sea que se trate de involucrarse con una coalición existente o fundar un nuevo esfuerzo colaborativo para abordar el tema de la violencia sexual durante desastres, es esencial contar con una estrategia enfocada en la equidad que centre las experiencias y liderazgo de las personas y comunidades más afectadas por las situaciones. Las poblaciones Negras, indígenas y comunidades de color; las personas en situación de inseguridad en la vivienda o económica; los inmigrantes con o sin documentos; las personas con discapacidades; las personas LGBTQ; las mujeres y las niñas; los adultos mayores, así como los jóvenes, todos estos grupos enfrentan riesgos y cargas desproporcionadas durante los desastres. En Flipping the Script: White Privilege and Community Building, Maggie Potapchuk ofrece estrategias y recomendaciones concretas para promover la equidad en las colaboraciones multirraciales y coaliciones comunitarias, incluyendo (Potapchuk et al., 2005): • Crear procesos de toma de decisiones inclusivos, transparentes y equitativos que busquen redistribuir el poder a las personas y comunidades más afectadas por las desigualdades. • Prestar constante atención a cuáles voces se están siendo escuchadas y cuáles no, y esforzarse por garantizar que "las personas que están más acostumbradas a controlar estos procesos (las personas blancas con respecto a las personas de color; los hombres con respecto a las mujeres; las personas más acaudaladas con respecto a las personas con escasos recursos; los intercesores y trabajadores en diversos sistemas con respecto a los residentes de un vecindario)" no estén dominando los procesos de toma de decisiones (p. 112). • Trabajar para asegurarse de que las normas culturales de las organizaciones convencionales y compuestas predominantemente de personas blancas no dominen los procesos, cronogramas, agendas, entregables de un proyecto, o suposiciones acerca de lo que es "mejor", "normal", o "apropiado" en un grupo. • Aprender proactivamente, honrar y crear espacio para las prácticas culturales, rituales y procesos comunitarios de los integrantes de la coalición. • Establecer sistemas y procesos congruentes a través de los cuales la coalición pueda rendir cuentas ante los residentes de la comunidad “Una coalición es una herramienta poderosa para lograr que las personas actúen y para incorporar la equidad en un lugar prioritario de múltiples agendas". — Prevention Institute (Prevention Institute, sin fecha.) • Reconocer y aceptar que las organizaciones convencionales, compuestas predominantemente de personas blancas, a menudo han traicionado a las comunidades de color; y que los residentes de la comunidad están asumiendo riesgos cuando optan por colaborar y confiar en entidades que, históricamente, los han perjudicado. • Reunir diferentes tipos de pruebas para guiar las estrategias y evaluar el trabajo de la coalición y su impacto en la comunidad, como las narrativas, la sabiduría compartida de adultos mayores o residentes de largo plazo; datos cuantitativos y cualitativos de distintas fuentes, así como nivel de participación de la comunidad, entre otros. Crear y mantener la equidad en una coalición comunitaria requiere de atención y diálogo continuo. Es importante reservar, periódicamente, un momento para consultar cómo están todos los involucrados en la coalición, con el fin de revisar y evaluar los niveles de equidad e inclusión dentro de los procesos del grupo y ajustar según sea necesario (comunicación personal con Orlene Davis, 29 de junio de 2021). 68 Violencia sexual durante desastres Planificar e implementar estrategias de prevención Las metas y actividades específicas de una coalición comunitaria dependerán de las necesidades identificadas dentro de la comunidad, así como de los recursos y habilidades de los integrantes de la coalición. En tanto más integrantes de la coalición puedan contribuir de manera proactiva y significativa, bien sea aportando conocimiento y experiencia, destrezas u otros recursos, más objetivos podrá lograr la coalición. Comenzar por actividades que se puedan llevar a cabo a corto plazo puede ayudar a impulsar la motivación, visibilidad y credibilidad de la coalición para así facilitar metas de mayor escala y a largo plazo (Cohen et al., sin fecha.). Una coalición comunitaria que trabaja para incrementar la seguridad y prevenir la violencia durante y después de los desastres pudiera dedicar sus labores a una o varias de las siguientes actividades: Realización de una evaluación comunitaria relacionada con la violencia sexual durante los desastres. Las coaliciones comunitarias pueden trabajar para identificar las fortalezas, ventajas, necesidades y desafíos en la comunidad que pudieran afectar los factores de riesgo para la violencia sexual, así como los recursos para la sanación durante y después de un desastre. Esto pudiera incluir la recopilación e intercambio de información acerca de esfuerzos de ayuda mutua, servicios innovadores y resiliencia individual y colectiva, así como desigualdades, poblaciones poco atendidas o desatendidas y necesidades sin satisfacer durante desastres presentes o anteriores. Este proceso puede ayudar a identificar los asuntos más importantes y de mayor impacto que deba tratar una coalición comunitaria y a identificar estrategias, colaboradores y recursos esenciales que puedan ayudar a lograr los objetivos compartidos (Smathers & Lobb, n.d.). Facilitación de capacitaciones para socorristas, proveedores de servicio e integrantes de la comunidad. Las coaliciones comunitarias a menudo ofrecen un espacio que sirve tanto para el intercambio informal de información, así como para una capacitación cruzada más formal entre sus integrantes. Por ejemplo, una coalición pudiera pedirle a una agencia local o estatal de gestión de desastres una capacitación sobre cómo implementar una respuesta ante desastres y, a su vez, la coalición puede ofrecer una capacitación a equipos regionales de socorristas acerca de temas relacionados con la violencia sexual, incluyendo tipos de respuestas con consciencia del trauma y relevancia cultural, así como el potencial de que un desastre pudiese desencadenar reacciones ante el trauma entre sobrevivientes de abuso, acoso o agresión sexual en el pasado. Las coaliciones comunitarias también pueden colaborar en el desarrollo curricular y en las oportunidades para capacitar a los hacedores de política, proveedores de servicios e integrantes de la comunidad en general con respecto a los papeles que todos pueden desempeñar en la prevención de la violencia sexual y el apoyo a los sobrevivientes en el contexto de los desastres. 69 Establecer y fortalecer canales de referencias/derivaciones que se puedan mantener o adaptar durante un desastre. Las coaliciones comunitarias pueden esforzarse por garantizar que todos los proveedores de servicios y sistemas conozcan el trabajo que cada entidad realiza, incluyendo los servicios prestados y procesos para referir a las personas. Esto ayuda a fomentar un enfoque estilo "no hay puertas equivocadas" en torno a la prestación de servicios, de modo que un integrante de la comunidad que se comunique con cualquier servicio pueda conectarse directamente con una amplia gama de recursos de apoyo disponibles en toda la comunidad. Esto es valioso en todo momento e incluso más durante un desastre, cuando algunos servicios y sistemas pudieran no estar disponibles temporalmente, u operando a una capacidad reducida, o abrumados por solicitudes de servicios. Las organizaciones pueden apoyarse mutuamente y a los integrantes de la comunidad al responder preguntas, asistir con el triaje de necesidades y ayudar a conectar a los residentes con una extensa variedad de servicios para satisfacer sus necesidades. Estas redes de servicios deben incluir programas de vivienda y para personas sin hogar, bancos de alimentación y programas de alimentación, organizaciones culturalmente específicas o con relevancia cultural y grupos de intercesoría/defensoría, comunidades de fe, profesionales de salud holística y artes de sanación, así como otras organizaciones y colaboradores comunitarios cuyos papeles cruciales en la prevención de la violencia sexual y el apoyo a los sobrevivientes frecuentemente se ignora en las redes de derivación convencional de respuesta ante la violencia sexual. Las coaliciones comunitarias pueden crear o actualizar directorios de proveedores de servicios que se pueden distribuir en la comunidad y poner al día la información a medida que la disponibilidad de los servicios e información de contacto cambie durante un desastre. Compartir, fortalecer y coordinar la respuesta ante un desastre y los planes de recuperación. Las coaliciones comunitarias pueden trabajar para desarrollar una respuesta ante los desastres y planes de recuperación más congruentes, exhaustivos y coordinados que aborden el incremento en los factores de riesgo de violencia sexual y las necesidades complejas de sanación de los sobrevivientes durante un desastre. Cada integrante de la coalición puede revisar y compartir los planes de su propia organización, agencia o comunidad para garantizar la continuidad de los servicios durante una crisis y los integrantes pueden apoyarse entre sí en el fortalecimiento y coordinación de los planes en la comunidad. Este proceso también puede ayudar a asegurar que los fondos, personal y otros recursos vitales estén dirigiéndose a donde más 70 Violencia sexual durante desastres se necesiten y evita la duplicación de esfuerzos y el trabajo con objetivos contrarios entre los grupos involucrados cuando ocurra un desastre. Es importante considerar la respuesta ante los desastres y los planes de recuperación a través de la óptica de los factores de riesgo para la violencia sexual y la victimización, incluyendo la inseguridad económica y en la vivienda, desigualdades en materia de salud y barreras para el acceso a los servicios, a fin de que estos se puedan anticipar y atenuar en la medida de lo posible. Desarrollar y distribuir mensajes a la comunidad relacionados con la violencia sexual durante desastres. Las coaliciones comunitarias pueden alcanzar a una mayor audiencia trabajando en conjunto que si solo uno de sus integrantes actuara por su cuenta. Con el uso de las redes sociales, emails y boletines masivos, esfuerzos de comunicación colectiva por mensajes de texto o por teléfono, afiches/posters, volantes y tarjetas, anuncios públicos en televisión y radio, medios noticiosos, correr la voz y otros canales, los integrantes de la coalición y otros grupos pertinentes en la comunidad pueden trabajar juntos y amplificar mensajes clave en la comunidad para prevenir la violencia sexual y apoyar a los sobrevivientes antes, durante y después de alguna catástrofe. Algunos mensajes clave son: • Hay apoyo disponible: el reconocimiento de los efectos de los desastres sobre la salud mental, el fomento a la búsqueda de ayuda y la difusión de información acerca de los servicios disponibles en la comunidad puede ayudar a reducir los factores de riesgo para la violencia sexual, disminuir las vulnerabilidades de victimización y proporcionar apoyo a las personas en su proceso de sanación de la violencia sexual. Los mensajes también pueden ofrecer sugerencias de estrategias sanas para sobrellevar situaciones y dónde conseguir apoyo con estas estrategias en el contexto de un desastre. Contar con información acerca de las protecciones legales y opciones en cuanto a la vivienda, el empleo, la inmigración, la atención médica, la ayuda tras un desastre, los beneficios públicos y otras áreas también puede ayudar a atenuar posibles factores de riesgo para la violencia sexual durante desastres. Es necesario asegurarse de que la información sobre los servicios en la comunidad, como disponibilidad, horas y ubicación, se verifique antes de distribuirse (IFRC, sin fecha). • ¿Cómo ayudar? La promoción de habilidades y apoyo para estar atentos e interrumpir cualquier conducta abusiva en el contexto de los desastres alienta la intervención por parte de los transeúntes. Asimismo, les indica a los individuos que pudieran estar considerando cometer actos de violencia sexual que otras personas en la comunidad estarán atentos a este tipo de conductas. Los mensajes pudieran incluir ejemplos relacionados con conductas de explotación sexual y violencia sexual perpetrada por arrendadores/propietarios, empleadores, cuidadores, familiares, trabajadores humanitarios u otros posibles agresores, así como una variedad de estrategias para interrumpir e intervenir ante estas situaciones. Es importante colaborar con socios/colaboradores comunitarios en el desarrollo de mensajes para la comunidad a fin de garantizar que sean pertinentes, precisos y accesibles a todos en la comunidad. Esto significa planificar la traducción o transcreación de recursos escritos en múltiples idiomas y su respectiva distribución a través de medios y espacios lingüística y culturalmente diversos. Los mensajes deben centrarse en el sobreviviente e incluir a sobrevivientes de todos los géneros, edades, habilidades, culturas y experiencias para evitar más estigmatización o marginación de cualquier comunidad de sobrevivientes (IFRC, sin fecha). Impulsar políticas que prevengan la violencia sexual y apoyen a los sobrevivientes. Al reunir a los organizadores y organizaciones de toda la comunidad, las coaliciones pueden combinar su importancia y las voces de sus integrantes para ejercer una cantidad significativa de influencia política. Pueden trabajar para informar a hacedores de política a nivel local, estatal, regional e incluso nacional acerca de los cambios presupuestarios 71 y en política necesarios para prevenir la violencia sexual y apoyar a los sobrevivientes a medida que las comunidades se preparan, responden y se recuperan tras los desastres. La sección siguiente detalla consideraciones adicionales relacionadas con los esfuerzos de educación en torno a políticas públicas. Educación en torno a políticas Las políticas en todos los niveles, organizacional, municipal, estatal, nacional e internacional se pueden implementar de modo que ayuden a prevenir y responder ante la violencia sexual, en situaciones de crisis y en todo momento. Los organizadores comunitarios y las organizaciones pueden desempeñar papeles significativos a la hora de educar a los hacedores de política sobre las experiencias, fortalezas, innovaciones, desafíos y necesidades de sus representados. Mientras el país y el resto del mundo buscan reconstruirse tras la devastación ocasionada por la pandemia COVID-19, además de otros desastres recientes o aún en curso, se debe prestar atención no solo a las necesidades de prevención de violencia y “El apoyo a las iniciativas lideradas por los sobrevivientes para determinar cambios específicos a las políticas es esencial para lograr un sistema justo de cambios que sea verdaderamente inclusivo, apoye mejor las necesidades de los sobrevivientes y también trabaje para acabar con la violencia sexual sistémica en los Estados Unidos y el resto del mundo". (Ruíz et al., 2020, p. 22) apoyo a los sobrevivientes en el momento actual, sino también a las políticas e infraestructuras que establecerán y mantendrán comunidades más seguras, más sanas y equitativas en el futuro a largo plazo. Análisis de equidad Con la finalidad de prevenir la violencia sexual durante desastres, las políticas deben considerar y abordar expresamente las desigualdades sociales, económicas, políticas y de salud que generan daños y riesgos desproporcionados entre poblaciones históricamente marginadas. Los hacedores de política pueden: • Realizar un análisis de equidad en torno a la preparación ante emergencias y planes de respuesta en todos los niveles: organizacional, de la ciudad, estatal, nacional e internacional. • Evaluar y abordar los impactos desiguales de los planes y políticas entre las comunidades BIPOC, personas pobres y de escasos recursos, personas sin techo o sin estabilidad de vivienda, inmigrantes con o sin documentos, personas LGBTQ, personas con discapacidades y enfermedades crónicas, adultos mayores, jóvenes, mujeres y víctimas/sobrevivientes de violencia sexual y de género. • Facilitar la participación significativa de personas y comunidades afectadas desproporcionadamente por los efectos principales y secundarios de los desastres, incluyendo el aumento de los riesgos de victimización sexual, en los procesos de toma de decisiones relacionados con la planificación, respuesta y recuperación tras un desastre (IFRC, sin fecha). • Asegurarse de que las políticas implementadas para prevenir, responder y recuperarse ante los desastres aborden proactivamente el mayor riesgo de victimización sexual existente y las necesidades de los sobrevivientes. 72 Violencia sexual durante desastres • Priorizar recursos para individuos y hogares particularmente en riesgo de sufrir los impactos secundarios de los desastres, como inseguridad económica, alimentaria y en la vivienda, lo cual los hace incluso más vulnerables a la victimización sexual (IFRC, sin fecha). Recopilación de datos y monitoreo Los hacedores de política, planificadores de programas y socorristas necesitan una cantidad mucho mayor de datos acerca de los riesgos y prevalencia de la violencia sexual durante desastres para así identificar, implementar y evaluar estrategias eficaces de prevención. Los hacedores de política pueden: • Recopilar y analizar datos separados por género, edad, discapacidad y raza para medir los diferentes impactos, barreras y riesgos que enfrentan diferentes grupos en el contexto de los desastres. • Asegurarse de que los sistemas de monitoreo desarrollados para evaluar los impactos de los desastres incluyan indicadores de la incidencia, prevalencia y factores de riesgo de la violencia sexual (IFRC, n.d.a, n.d.b; WHO, 2005). Incluir datos de fuentes adicionales a las autoridades del orden público, dado a que una gran mayoría de agresiones sexuales nunca se denuncian. • Usar datos para guiar y ajustar esfuerzos e intervenciones para satisfacer mejor las necesidades de las personas y comunidades afectadas desproporcionadamente por los desastres y los consecuentes factores de riesgo para la violencia sexual generados (IFRC, n.d.a; ONU Mujeres, sin fecha). Servicios esenciales Los servicios que ayudan a prevenir que ocurran incidentes de violencia sexual y apoyan la sanación de los sobrevivientes de este tipo de violencia son vitales y se les debe reconocer y priorizar como esenciales durante los desastres y en todo momento. Esto incluye programas y servicios que reduzcan los factores de riesgo para la violencia y victimización sexual, incluyendo vivienda, salud mental y tratamiento contra el abuso de sustancias así como aquellos que proporcionen apoyo directo emocional, informativo y material a los sobrevivientes. Los hacedores de política pueden: • Expandir las definiciones de servicios esenciales para que se incluya a las agencias y refugios ante la violencia sexual y doméstica, así como las clínicas de salud sexual y reproductiva, proveedores de atención a la salud mental y tratamientos contra el abuso de sustancias, programas de vivienda y otros servicios vitales para prevenir la violencia sexual y apoyar a los sobrevivientes (Bleiweis & Ahmed, 2020). • Dedicar fondos para asegurar que estos servicios cuenten con pleno presupuesto y equipos que permitan su operación segura durante y después de los desastres, incluyendo salarios dignos para los empleados, acceso a equipo de protección personal y otros insumos necesarios, así como fondos y otros recursos adecuados para responder al aumento en el volumen y complejidad de las necesidades de la comunidad durante desastres (Bleiweis & Ahmed, 2020; Bradbury-Jones & Isham, 2020; NAESV, 2020; Roesch et al., 2020). • Asignar fondos adicionales a organizaciones tribales y culturalmente, que brinden servicios a sobrevivientes BIPOC, sobrevivientes inmigrantes, sobrevivientes LGBTQ, sobrevivientes con 73 discapacidades y otras comunidades desatendidas que resulten afectadas desproporcionadamente por los desastres, sus efectos y las barreras a la sanación (Ramírez, 2020; Survivors’ Agenda, n.d.; NTF, 2020; Ujima, n.d.). • Proteger fondos que se hayan asignado previamente a los servicios esenciales antes mencionados y garantizar que los recursos existentes no se desvíen a otros espacios en caso de un desastre (IFRC, sin fecha). • Incorporar exenciones explícitas para la búsqueda de espacios seguros o servicios ante incidentes de violencia sexual o de género a la hora de implementar toques de queda, restricciones de viaje u órdenes de confinamiento en casa durante los desastres. Asegurarse de que a los sobrevivientes no se les acose, castigue, multe o se les ponga en mayor riesgo por quebrantar estas órdenes al escapar una situación de abuso o acceder a servicios esenciales (IFRC, n.d.b; Roesch et al., 2020; SAMHSA, n.d.a; ONU Mujeres, sin fecha). • Asegurarse de que las personas puedan acceder a servicios esenciales independientemente de su estatus migratorio y que la búsqueda de servicios no llevará a la detención, deportación o involucramiento de las autoridades de inmigración (Hayes, 2020; IFRC, sin fecha). Proporcionar orientación y recursos para asegurar que las personas y comunidades estén informadas, mediante formatos escritos y verbales en múltiples idiomas, de que hay servicios disponibles para inmigrantes indocumentados. “La definición fundamental de equidad es brindar la mayor cantidad de apoyo a aquellos con la mayor necesidad... Se diferencia de la igualdad, que significa proporcionar los mismos recursos a todos, independientemente de sus necesidades. Uno de los principios fundamentales de la gestión de emergencias es trabajar para estabilizar y sanar a las comunidades ante las perturbaciones ocasionadas por un desastre. Como tal, es importante reconocer el papel que juega la equidad en la capacidad de las comunidades de atenuar, prepararse, responder y recuperarse tras un desastre". — Consejo Asesor Nacional de la FEMA (FEMA, 2020) • Invertir en el acceso equitativo a la tecnología para que todos los residentes de la comunidad puedan acceder a los servicios esenciales por Internet, que a menudo es la única opción disponible en caso de un desastre. Esto pudiera incluir programas de subsidio a la tecnología, puntos de acceso a Internet inalámbrico en espacios públicos, fondos para que las organizaciones de la comunidad distribuyan dispositivos móviles u otras medidas (Evans et al., 2020; Human Rights Watch, 2020; NRC & Common Justice, 2020). Sistemas con consciencia del trauma Los desastres ocasionan un trauma generalizado a las comunidades afectadas. En el caso de la pandemia COVID-19, el mundo ha vivido un nivel de trauma colectivo rara vez visto en la historia del ser humano y que seguirá afectando a la comunidad global durante generaciones. Esto llega en un momento en el que muchas personas, familias y comunidades ya enfrentaban el desconcierto generado por una epidemia de traumas vinculados con la violencia sexual generalizada, la violencia entre 74 Violencia sexual durante desastres parejas íntimas, abuso infantil, abuso de adultos mayores, violencia por odio, violencia estatal, opresiones históricas y otros traumas. La necesidad de contar con prácticas y enfoques con consciencia del trauma en todos los sistemas y aspectos de la sociedad es completamente evidente y de gran urgencia. Los hacedores de política pueden: • Asignar fondos en los paquetes de recuperación y ayuda ante desastres para implementar y expandir los enfoques con consciencia del trauma en las comunidades afectadas (Campaign for Trauma- Informed Policy and Practice [CTIPP], 2020). • Proporcionar apoyo, orientación y oportunidades de financiamiento para que los sistemas locales y estatales puedan integrar prácticas con consciencia del trauma en todos los sectores, incluyendo la vivienda, la salud, educación, aprendizaje infantil y guarderías, policía, inmigración, penitenciarias y tribunales (CTIPP, 2020; Futures Without Violence, 2018; Scattergood Foundation, sin fecha). • Designar o crear una entidad estatal y/o local que apoye esfuerzos relacionados con la implementación de enfoques con consciencia del trauma a través de capacitación y asistencia técnica (CTIPP, 2020; Yatchmenoff, 2015). • Incorporar requisitos de capacitación sobre las prácticas con consciencia del trauma específicas para cada sector en los anuncios de subvenciones y contratos con proveedores de servicios en la comunidad (Futures Without Violence, 2018). Justicia económica Las desigualdades económicas generalizadas contribuyen al riesgo elevado y a la prevalencia de la violencia sexual, impactando desproporcionadamente a personas y comunidades marginadas económicamente. Impulsar la justicia económica puede ayudar a prevenir la violencia sexual antes, durante y después de los desastres. Los hacedores de política pueden: • Implementar y prolongar medidas de ayuda para el pago de viviendas alquiladas o hipotecas, moratorias de desalojos, vales/cupones para vivienda temporal y ayuda para el pago de servicios públicos para prevenir la inseguridad en la vivienda y la posibilidad de quedar sin hogar generada o exacerbada por los desastres (Polaris, 2020a). • Invertir en viviendas seguras y asequibles, así como programas de reubicación rápida para personas e individuos sin hogar, a fin de prevenir la violencia sexual, reducir el trauma y acortar la estadía de las personas en refugios de emergencia o de transición (Survivors’ Agenda, n.d.). • Expandir las protecciones laborales, incluyendo las leyes salariales, estándares de seguridad industrial/ocupacional y las protecciones contra el acoso y la discriminación, a todos los trabajadores, independientemente del tipo de trabajo o estatus migratorio. Esto ayudaría a proteger a la fuerza laboral esencial de trabajadores domésticos, trabajadores agrarios, trabajadores que reciben propinas, trabajadores por encargo y otros que resulten afectados desproporcionadamente por los impactos económicos de los desastres y los riesgos consecuentes de violencia sexual (Lindsay, 2020; Survivors’ Agenda, n.d.; Wolfe et al., 2020). • Asegurarse de que todos los trabajadores reciban un salario digno (Lindsay, 2020; Ramírez, 2020; Survivors’ Agenda, n.d.; Wolfe et al., 2020). 75 • Expandir la licencia pagada por motivos familiares, médicos, por enfermedad y seguridad para que incluya días libres por razones relacionadas a la violencia sexual, violencia entre parejas íntimas, trata de personas y acecho. Esto permite que los sobrevivientes de violencia puedan tomar días libres del trabajo a fin de acceder a servicios esenciales, sanar después del abuso y buscar un espacio seguro (Bleiweis & Ahmed, 2020; Ruíz et al., 2020). • Invertir para aumentar la disponibilidad y accesibilidad de cuidado infantil/guarderías asequibles y de calidad para que los trabajadores, especialmente las mujeres, los de bajo salario y muchos trabajadores esenciales, no tengan que elegir entre seguir ganando un sustento o mantener a sus hijos a salvo, en el contexto de los desastres o en la ausencia de estos (Ramírez, 2020; Survivors’ Agenda, n.d.). • Expandir los beneficios por desempleo y pagos de estímulo económico por emergencia para incluir a personas y familias históricamente excluidas, incluyendo trabajadores por encargo (gig workers), personas en hogares con estatus migratorio mixto, así como inmigrantes residentes y no residentes a quienes se les haya emitido un número individual de contribuyente (ITIN, por sus siglas en inglés) (Bleiweis & Ahmed, 2020; Ramírez, 2020). • Financiar programas de subsidios en efectivo directo para sobrevivientes de violencia sexual y de género y permitir que las organizaciones de servicios a víctimas puedan usar fondos emitidos por el Estado para estos fines, para que los sobrevivientes puedan hacer lo necesario para encontrar un lugar seguro y permanecer allí (Bleiweis & Ahmed, 2020; Doyle et al., 2020; Durrence et al., 2021; Ruíz et al., 2020). Equidad en salud Las desigualdades sistémicas en materia de salud, seguro médico y atención médica ocasionan barreras significativas en el acceso a servicios esenciales de salud física y mental, a la vez que aumentan los factores de riesgo de victimización y violencia sexual, tanto durante un desastre como en cualquier otro momento. Los hacedores de política pueden: • Asegurarse de que todas las pólizas de seguro médico ofrezcan cobertura total de los servicios de salud mental sin copagos, incluyendo servicios y proveedores con consciencia del trauma, con relevancia cultural y afirmativos de las identidades, así como servicios de tratamiento contra el abuso de sustancias y de reducción de daños (Ruíz et al., 2020). • Brindar plena financiación al sistema de Servicios indígenas de salud a fin de garantizar una atención médica adecuada para los pueblos indígenas (Doshi et al., 2020; IDSA & HIVMA, 2020; National Congress of American Indians [NCAI], n.d.; Smith, 2018; Warne & Frizzell, 2014). • Invertir en centros de salud comunitarios, particularmente aquellos en zonas rurales desatendidas y comunidades inmigrantes, a fin de expandir el acceso a la atención médica, incluyendo servicios con consciencia del trauma para los sobrevivientes de violencia sexual (Ramírez, 2020; Survivors’ Agenda, sin fecha). • Exigir que todos los empleadores de personal esencial, incluyendo trabajadores domésticos, agrarios y de la industria de servicios, proporcionen equipos de protección personal y otros recursos necesarios durante una epidemia, pandemia u otro tipo de desastre, y proteger a los trabajadores en todas las industrias contra las represalias por denunciar el incumplimiento de protocolos de seguridad en el lugar de trabajo (Ramírez, 2020). 76 Violencia sexual durante desastres El camino hacia adelante Los desastres pueden estremecer y replantear nuestra comprensión del mundo y nuestro espacio en él. Durante la pandemia COVID-19 y otras catástrofes recientes, hemos visto cómo las políticas, prácticas y prioridades presupuestarias del pasado y el presente han dejado a nuestras comunidades vulnerables ante los desastres y sus devastadores efectos, incluyendo un mayor riesgo de violencia sexual. Estas condiciones presentan una carga que afecta desproporcionadamente a personas Negras, indígenas y poblaciones de color, individuos en situación de inseguridad económica y en la vivienda, inmigrantes con o sin documentos, personas con discapacidades, adultos mayores, jóvenes, personas LGBTQ, mujeres, individuos transgénero y no binarios, así como otras comunidades históricamente marginadas. Los costos en vidas y sustentos son incalculables. Hemos visto que estas mismas condiciones contribuyen al abuso, acoso y agresión sexual generalizados. Quizá lo más importante es que hemos visto que todo esto era cierto antes de estos desastres y que seguirá siendo cierto excepto y hasta que tomemos medidas colectivas, sostenidas y urgentemente necesarias para cambiar la situación. Al mismo tiempo, hemos sido testigos de nuestra inmensa capacidad de resiliencia, innovación y cuidado colectivo en acción. Las personas han enaltecido y se han reconectado con métodos ancestrales de sanación. Los vecindarios han unido fuerzas para compartir ayuda mutua, desde comidas “No podemos regresar a lo mismo de siempre luego de esta experiencia. Debemos implementar lo aprendido en nuestras vidas, nuestra política y en nuestras relaciones, a fin de que, cuando esto vuelva a suceder, independientemente de que sea una pandemia o catástrofe climática, podamos estar totalmente preparados como comunidades. Quizá esto se manifieste a través del voto en noviembre o en el esfuerzo a favor de un sistema Medicare para todos en tu región o estado, o en el trabajo comunitario para establecer jardines y bancos de alimentación, en la incorporación de energía renovable para que no tengamos que depender de una red eléctrica o petróleo o gasolina. Puede que sintamos miedo y una sensación extraña en este momento, pero, nuevamente, cuando se callan las preocupaciones y los temores, son momentos como este los que realmente nos exigen convertirnos en pueblos fuertes, innovadores, con mentalidad holística y resilientes", — NDN Collective (Begay, 2020, p. 18) 77 , la vivienda, el cuidado infantil y más. Los proveedores de servicio han innovado y se han adaptado para cumplir, de manera más holística y accesible, con las crecientes y cambiantes necesidades de las personas que atienden. Los líderes comunitarios han formado nuevas coaliciones, tanto formales como informales, a fin de unir sus recursos y esfuerzos para contener múltiples y profundas crisis, para así reconstruir mejor para el futuro. En todo el país, las personas se han unido para exigir justicia racial, justicia económica y cambios sociales. Hemos visto que todos estamos conectados, que, juntas, las pequeñas acciones pueden tener un enorme impacto y que todos juegan un papel vital en nuestra resiliencia y supervivencia colectiva. El trabajo de lograr una equidad racial y socioeconómica, prevenir la violencia sexual, así como prepararse y recuperarse tras los desastres están entrelazados de manera inseparable. De aquí en adelante, tomemos lo que hemos aprendido y utilicémoslo para ampliar nuestras redes de apoyo, fortalecer los sistemas de atención, impulsar la equidad racial y la justicia social, y garantizar que todas nuestras comunidades estén sanas, seguras y libres de violencia sexual, no solo cuando llegue el próximo desastre, sino hoy y todos los días. “Lo que he visto después de catástrofes anteriores es que muchas personas aspiran ‘volver a casa’ y ‘retornar a la normalidad’, pero algunos encuentran en ese momento un sentido de identidad y de conexión tan significativos que hay algo en su ser y en lo que hicieron durante la crisis que permanece en su esencia humana y se manifiesta durante el resto de su vida. A veces, es algo intangible, como un cambio en las prioridades y hábitos, y un nuevo sentido de poder de decisión; más frecuentemente, es algo sustancial, como una nueva coalición, una nueva red, un nuevo conjunto de prioridades políticas, una nueva carrera política o una decisión de empezar a trabajar en un campo que apoye a la sociedad completa. Incluso aquellos que desean que las cosas vuelvan a la normalidad se dan cuenta a menudo de que han cambiado permanentemente en cuanto a su ser y las cosas que más les importan". — Rebecca Solnit (Solnit, 2020, p. 34) 78 Violencia sexual durante desastres Recursos recomendados (en inglés) Los recursos recomendados en toda la guía se incluyen a continuación para su referencia. Visita la colección de recursos en Internet de NSVRC acerca de la violencia sexual durante desastres para encontrar material adicional dirigido a líderes de organizaciones, proveedores de servicio, organizadores comunitarios y sobrevivientes: https://www.nsvrc.org/sexual-violence-disasters Para conocer más información acerca de cómo abordar los factores de riesgo y prevenir la violencia sexual, visita los siguientes recursos (en inglés): • STOP SV: A Technical Package to Prevent Sexual Violence from the Centers for Disease Control and Prevention: nsvrc.co/STOP_SV • Learning from the Past and Looking to the Future of Intimate Partner Violence and Sexual Violence Prevention from the Centers for Disease Control and Prevention: nsvrc.co/ContinuingTheDialogue • Transforming Communities to Prevent Child Sexual Abuse and Exploitation: A Primary Prevention Approach from Prevention Institute: nsvrc.co/TransformingCommunities • Sexual Violence and the Spectrum of Prevention from the National Sexual Violence Resource Center: nsvrc.co/SpectrumOfPrevention • Engaging Communities in Sexual Violence Prevention from the Texas Association Against Sexual Assault: nsvrc.co/EngagingCommunities • Engaging Bystanders to Prevent Sexual Violence Information Packet from the National Sexual Violence Resource Center: nsvrc.co/EngagingBystanders Para leer recomendaciones y recursos adicionales acerca de la intercesoría en torno a la vivienda para sobrevivientes de violencia sexual, visita (en inglés): • Sexual Violence and Housing Resource Collection from the National Sexual Violence Resource Center: nsvrc.co/SVandHousing • Creating Spaces of Healing: Exploring Housing Advocacy from the Resource Sharing Project: nsvrc.co/CreatingSpaces • Guidance for Using Hotels to Meet Survivors’ Immediate Safety and Housing Needs from the Domestic Violence and Housing Technical Assistance Consortium: nsvrc.co/UsingHotels • Flexible Funding for Domestic Violence and Sexual Assault Survivors from the National Alliance for Safe Housing & Washington State Coalition Against Domestic Violence: nsvrc.co/FlexibleFunding: Para conocer más sobre recomendaciones y recursos relacionados con servicios digitales/en Internet, consulta estos recursos (en inglés) de Tech Safety: • Using Technology to Communicate with Survivors During a Public Health Crisis: nsvrc.co/UsingTechnology 79 • Best Practices When Using Mobile Devices for Advocacy: nsvrc.co/MobileDevices • Digital Services Toolkit: nsvrc.co/DigitalServicesToolkit • Response to the COVID-19 Pandemic: nsvrc.co/COVID19Toolkit Para conocer más información acerca de la planificación de la seguridad en el contexto del COVID-19 y otros desastres, visita (en inglés): • An Advocate’s Guide to Safety Planning During COVID-19 from the Arizona Coalition to End Sexual and Domestic Violence: nsvrc.co/SafetyPlanning • Feeling Safe in Your Body and Mind: A Guide for Survivors of Sexual Violence from the Arizona Coalition to End Sexual and Domestic Violence: nsvrc.co/FeelingSafe • Safety Plan for Sexual Assault Survivors from the North Carolina Coalition Against Sexual Assault: nsvrc.co/SafetyPlanForSurvivors Para consultar recursos adicionales y sugerencias relacionadas con el autocuidado y las destrezas para sobrellevar situaciones, visita (en inglés): • Let’s Get Grounded: A Toolkit for Survivors from the Arizona Coalition to End Sexual and Domestic Violence: nsvrc.co/LetsGetGrounded • Self-Care During COVID-19 from the Arizona Coalition to End Sexual and Domestic Violence: nsvrc.co/SelfCareDuringCOVID19 • A Toolkit for Survivors During COVID-19 from metoo movement: nsvrc.co/ToolkitForSurvivors • Coping Strategies for Complex Trauma Survivors Contending with the Coronavirus (COVID-19) Pandemic from The Foundation Trust: nsvrc.co/CopingStrategies • A Guide for Survivors of Sex Trafficking During COVID-19 from Sanctuary for Families: nsvrc.co/SurvivorsOfTrafficking • Student’s Guide to Radical Healing from the University of Nevada, Las Vegas: nsvrc.co/RadicalHealing El movimiento contra la trata de personas ha desarrollado varios recursos que ofrecen un modelo para centrar el liderazgo de los sobrevivientes dentro de las organizaciones: • Toolkit for Building Survivor-Informed Organizations from the National Human Trafficking Training and Technical Assistance Center: nsvrc.co/SurvivorInformedOrgs • Survivor-Informed Practice: Self-Guided Assessment Tool from the National Human Trafficking Training and Technical Assistance Center: nsvrc.co/SurvivorInformedPractice • Survivor Engagement Resources from Survivor Alliance: nsvrc.co/SurvivorEngagement • Survivor-Centered and Survivor-Led Practices from Youth Collaboratory: nsvrc.co/SurvivorCentered 80 Violencia sexual durante desastres Para aprender mas, consulta el trabajo de estas y otras organizaciones lideradas por personas BIPOC a nivel nacional: • Black Women’s Blueprint: www.blackwomensblueprint.org • DC Rape Crisis Center (DCRCC): www.dcrcc.org • Multicultural Efforts to end Sexual Assault (MESA): www.asec.purdue.edu/mesa • National Organization of Asians and Pacific Islanders Ending Sexual Violence (NAPIESV): www.napiesv.org • National Organization of Sisters of Color Ending Sexual Assault (SCESA): www.sisterslead.org • Visioning B.E.A.R. Circle Intertribal Coalition: www.visioningbear.org • Women of Color Network: www.wocninc.org Para obtener más información y recursos para apoyar el trabajo contra la opresión en las organizaciones, visita (en inglés): • Organization Change from Racial Equity Tools: nsvrc.co/PlanProcessOrgChange • Strategies: Organizational Change Process from Racial Equity Tools: nsvrc.co/StrategiesOrgChange • Operationalizing Racial Justice in Non-Profit Organizations from MP Associates: nsvrc.co/RacialJusticeNonProfit • White Supremacy Culture in Organizations from The Centre for Community Organizations (COCo): nsvrc.co/WhiteSupremacyinOrgs • Anti-Racism Resource Collection from Resource Sharing Project: nsvrc.co/AntiRacismResource • Anti-Oppression from Resource Sharing Project: nsvrc.co/Anti-Oppression • Anti-Racism as Violence Prevention from Futures Without Violence: nsvrc.co/ViolencePrevention • Anti-Racism is Fundamental to Sexual Assault Services from Sexual Assault Demonstration Initiative: nsvrc.co/AntiRacismFundamental • Interrupting Racism & Other Forms of Oppression from Elevate | Uplift: nsvrc.co/InterruptingOppression Para consultar recursos adicionales relacionados con las organizaciones con consciencia del trauma, visita (en inglés): • COVID-19: Considerations for a Trauma Informed Response for Work Settings from Trauma Informed Oregon: nsvrc.co/COVIDTraumaInformed • Supervising During the Pandemic from Workplaces Respond to Domestic & Sexual Violence: nsvrc.co/PandemicSupervising 81 • Leading During Traumatic & Triggering Events from Diversity Equity Inclusiveness Consulting: nsvrc.co/LeadingDuringTriggeringEvents • Building Cultures of Care: A Guide for Sexual Assault Services Programs from Sexual Assault Demonstration Initiative: nsvrc.co/CulturesofCare • NCTSN Trauma-Informed Organizational Assessment from The National Child Traumatic Stress Network: nsvrc.co/TraumaInformedAssessment • Resources for Organizations from Trauma Informed Oregon: nsvrc.co/TIOResources • A Guide to Trauma-Informed Supervision from Pennsylvania Coalition Against Rape: nsvrc.co/TraumaInformedSupervision • Organizational Trauma and Resilience from Resource Sharing Project: nsvrc.co/OrgTraumaResilience • The Vicarious Trauma Toolkit from Office for Victims of Crime: nsvrc.co/VicariousTraumaToolkit Para conocer más información acerca de cómo promover la equidad en las coaliciones comunitarias, visita (en inglés): Flipping the Script: White Privilege and Community Building from MP Associates: nsvrc.co/FlippingTheScript • Fostering Equity: Creating Shared Understanding for Building Community Resilience from Center for Community Resilience: nsvrc.co/FosteringEquity • “Chapter 27: Working Together for Racial Justice and Inclusion” in Community Tool Box from Center for Community Health and Development — University of Kansas: nsvrc.co/WorkingTogetherCommunityToolbox • Para conocer más información acerca de la realización de una evaluación comunitaria, visita (en inglés): • Community Assessment from Ohioline — Ohio State University Extension: nsvrc.co/CommunityAssessment • “Community Assessment” in Vision to Action: Take Charge Too from North Central Regional Center for Rural Development — Iowa State University: nsvrc.co/VisiontoActionCommunityAssessment • “Chapter 3: Assessing Community Needs and Resources” in Community Tool Box from Center for Community Health and Development — University of Kansas: nsvrc.co/AssessingCommunityNeedsCommunityToolbox • Mapping the Assets of Your Community: A Key Component for Building Local Capacity from Southern Rural Development Center: nsvrc.co/MappingYourCommunity 82 Violencia sexual durante desastres Glosario Muchos de los términos clave que hemos empleado en esta guía se definen y abordan a continuación. Nuestra meta es utilizar el lenguaje de manera informativa e inclusiva, con la comprensión de que el lenguaje también puede ser un recurso limitado y opresivo, a veces de forma simultánea. Reconocemos que el lenguaje es un elemento complejo y en constante evolución, y que las palabras tienen diferentes significados para distintas personas, comunidades y culturas. Apoyamos a las personas y comunidades en el uso del lenguaje que elijan para describir sus propias identidades y experiencias. BIPOC BIPOC son siglas en inglés que significan “personas Negras, indígenas y otras poblaciones de color”. Se utiliza ampliamente en este recurso y en algunas comunidades activistas y académicas para reconocer y centrar la violencia específica, el olvido cultural y la opresión sistémica que viven las personas Negras e indígenas en los Estados Unidos. Desastre(s), catástrofe(s) Un desastre es una grave perturbación del funcionamiento de una comunidad o sociedad, que ocasiona pérdidas e impactos humanos, materiales, económicos o medioambientales de gran alcance, que sobrepasan la capacidad de la comunidad o sociedad afectada para resurgir usando sus propios recursos (Estrategia internacional de las Naciones Unidas para la reducción del riesgo de desastres, 2009). Racismo medioambiental El racismo medioambiental es un tipo de racismo sistémico en el cual las políticas y prácticas gubernamentales, corporativas y de otra índole institucional desproporcionadamente exponen a las poblaciones Negras, indígenas y otras comunidades de color a amenazas sanitarias como la contaminación, toxinas y desechos peligrosos donde viven y trabajan estas personas. Epidemia Una epidemia es el incremento inesperado en la cantidad de casos de una enfermedad dentro de una población o región. Traumas históricos Los traumas históricos son “heridas emocionales y psicológicas acumuladas durante toda la vida y entre generaciones, que surgen de grandes traumas colectivos” (Brave Heart-Jordan, 1985). Abuso sexual mediante imágenes El abuso sexual mediante imágenes se refiere a la creación o distribución no consensuada de imágenes o videos sexuales Latinx (latine) En inglés, este recurso utiliza el término “Latinx” (latine, en español) como un término de género neutro y no binario alternativo a las maneras en que la gramática del español ha reforzado el sexismo y la binaria de género. [Nota de la traductora] Las reglas lingüísticas formales del idioma español en cuanto al uso del género no contemplan aún el uso generalizado de la terminación “-e” para indicar el género neutro o no binario; para mantener la congruencia con publicaciones anteriores, la traductora decidió mantener el uso del masculino genérico para incluir a todos los géneros, excepto cuando en el texto se especifican los pronombres de género en inglés (he: él, she: ella, they [singular]: elle o elli]. Es importante destacar que algunas personas pudieran utilizar Latin@, Latine u otros términos que reflejan el idioma de sus comunidades. 83 LGBTQ LGBTQ son siglas que significan “lesbianas, gay, bisexuales, transgénero y queer o que cuestionan su orientación sexual". Se utiliza ampliamente en este recurso como un término extenso para las personas cuya orientación sexual o identidades de género han sido marginadas históricamente. Seducción por Internet La seducción por Internet se refiere a cuando una persona se comunica con un menor de edad por Internet con la intención de cometer un delito sexual, como obtener imágenes sexualmente explícitas, participar en conversaciones sexuales o conocerse en persona para fines sexuales. Explotación sexual de menores por Internet La explotación sexual de menores por Internet incluye el uso de tecnología para captar, coaccionar o chantajear a menores para fines sexuales; la reproducción, observación, creación y/o distribución de imágenes o videos de abuso sexual infantil y la transmisión en vivo de abuso sexual de menores. Pandemia Una pandemia es una epidemia que se ha propagado a múltiples países o continentes. Coerción reproductiva La coerción reproductiva es una conducta con la finalidad de controlar la salud reproductiva de otra persona y, a menudo, incluye el saboteo del uso de anticonceptivos o presionar u obligar a una pareja íntima a iniciar, continuar o interrumpir un embarazo en contra de su voluntad. Trata con fines de explotación sexual La trata con fines de explotación sexual es el delito de utilizar la fuerza, el fraude o métodos de coerción para lograr que una persona participe en actividades sexuales a cambio de algo de valor, como dinero, vivienda o drogas. Extorsión sexual La extorsión sexual ocurre cuando un individuo abusa de su poder o autoridad para coaccionar a la víctima para que le otorgue imágenes, videos o realice actos sexuales. Violencia sexual ”Violencia sexual” es un término amplio que describe cualquier tipo de abuso, acoso o agresión sexual. Esto incluye la trata de personas para fines de explotación sexual, extorsión sexual, coerción reproductiva y contacto o exposición sexual no deseada. Las personas que cometen actos de violencia sexual pueden usar la fuerza, amenazas, manipulación o coerción para cometer estos actos. Frecuentemente conocen y tienen la confianza de las personas que abusan y es posible que victimicen a personas de cualquier edad o género. Sexo por supervivencia El sexo por supervivencia se refiere al intercambio de actos sexuales para satisfacer necesidades básicas, como alimento, techo y ropa sin que sea abiertamente por la fuerza, mediante el fraude o coacción de parte de un traficante. De acuerdo con las leyes federales, esto constituye un tipo de trata con fines de explotación sexual si la persona es menor de edad. 84 Violencia sexual durante desastres Sexo transaccional El sexo transaccional se refiere al intercambio de actos sexuales por obsequios, dinero u otros servicios sin que sea abiertamente por la fuerza, mediante el fraude o coacción de parte de un traficante. De acuerdo con las leyes federales, esto constituye un tipo de trata con fines de explotación sexual si la persona es menor de edad. Trauma vicario El trauma vicario se refiere a los efectos acumulativos sobre la salud física, psicológica y espiritual de una persona luego de haber ser testigo del sufrimiento de otras personas a lo largo del tiempo. Fuentes consultadas (en inglés) AAPI Women Lead. (2020, March 18). Community response to COVID-19 – Ep. 2: Mia Mingus [Video]. https://www.imreadymovement.org/post/community-response-to-covid-19-ep-2-mia- mingus Abdollah, T., & Hughes, T. 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Información acerca del NSVRC El Centro nacional de recursos sobre la violencia sexual [National Sexual Violence Resource Center o NSVRC] es la organización sin fines de lucro líder en la difusión de información y herramientas para prevenir y responder a la violencia sexual. NSVRC transforma datos de investigación y tendencias en mejores prácticas que ayudan a las personas, comunidades y proveedores de servicio a lograr cambios reales y duraderos. 877-739-3895 · resources@nsvrc.org · www.nsvrc.org